El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

jueves, 28 de abril de 2016

Cómo los Garnica entroncaron con la Grandeza de España (1593): la excomunión del doctor Tébar

Doña Juana Valderrama, a quien su marido Hernando de Avilés, había dejado como curadora y tutora de sus hijos Gaspar y María, no estaba dispuesta a que las diligencias del corregidor para anular el matrimonio de su hija con don Jorge de Mendoza dieran su fruto ni mucho menos a que su hijo Gaspar siguiera en la cárcel pública. Por eso, con fecha  25 de octubre encargó su defensa ante el Consejo Real a dos letrados de prestigio de la villa, el doctor Pedro Alonso de Arce y el licenciado Alonso González de Santacruz. El primero, que era un médico de prestigio en la Corte, pronto delegaría su poder en el procurador Baltasar Romero. Al mismo tiempo se recurrió a la jurisdicción eclesiástica del provisor del obispado, doctor Rueda, que mandó le remitieran las actas del matrimonio que obraban en poder del notario de San Clemente, el presbítero Cristóbal de Iranzo. Mientras el corregidor Juan de Benavides y Mendoza seguía inflexible; un mes después de los hechos, tal como atestiguaba el escribano Gaspar Llanos, mantenía encerrado en la cárcel al joven licenciado Gaspar de Garnica.

Don Jorge de Mendoza, era hijo de Iñigo López de Mendoza y natural de la villa de Uclés.
Había conocido a María de Avilés a través de su hermano Gaspar de Garnica, que estudiaba en Alcalá de Henares junto a Jorge de Mendoza. Se había presentado en la villa de San Clemente el 29 de septiembre, pero aún esperaría hasta el cinco de octubre para casarse con doña María de Garnica y Avilés. Los días que transcurrieron entre las dos fechas los aprovechó para obtener mandamiento del juez ordinario del obispado de Cuenca, doctor Rueda, que le autorizara al casamiento. Alegaba don Jorge que no podía esperar a las tres amonestaciones preceptivas, porque sus deudos se opondrían maliciosamente al matrimonio si se alargaban los trámites. Conseguiría la licencia del matrimonio, condicionada a que no cohabitase con la novia hasta no cumplir con las necesarias amonestaciones, relegadas al momento posterior al acto sacramental. El mandamiento del provisor ordenaba al doctor Tébar celebrar el matrimonio, que se aseguró bien de guardar las formas, examinando a los testigos, Antonio de Oma Zapata y Gaspar de Garnica, advirtiendo a los novios de la disparidad de condición social,

que mirase que era noble y generoso, que podía ser uno de los grandes de España y que todas estas calidades le faltaban a la dicha doña María de Avilés

de su libertad para contraer matrimonio y de evitar la cohabitación de momento y asegurándose que la ceremonia matrimonial fuese pública, abriéndose las puertas de la casa de doña Juana Valderrama.

que los matrimonios no se hacen a puerta cerrada sino muy abiertas y que lo sepa Dios y todo el mundo y no solamente los de los aposentos, sino los de la calle y llamen testigos e ansí luego mandó abrir las puertas

Es de destacar la premura con la que el corregidor iniciará las averiguaciones, desde el mismo momento del casamiento; pero también la celeridad, 20 de octubre, con que el Consejo Real pide le sean remitidos los autos del corregidor e inicie informaciones de testigos para saber lo acaecido. Pronto las tomas de declaraciones dejan bien definidos dos bandos en el pueblo. En el primero, se sitúan los Garnica, los Oma y el doctor Tébar, junto a otras figuras menores del momento. En frente, los vecinos principales del pueblo se ven obligados a tomar partido a favor o en contra del cura. El número de enemigos era mayor que el de amigos.

La declaración tomada al doctor Tébar por el corregidor Juan de Benavides fue agria. Intentaba demostrar el corregidor el poco celo religioso del doctor Tébar, que había celebrado el santo sacramento con testigos que eran parientes de la novia y del propio cura, de modo secreto (¿Cuántos testigos pasaron al abrir las puertas?, preguntó con malicia el corregidor) y estando excomulgado. El doctor Tébar se negó a contestar y también a firmar su declaración. No se detendría el corregidor que inició una serie de declaraciones para demostrar que el cura no era quién para celebrar un matrimonio estando excomulgado.

El corregidor tomaría declaración al sacristán de la Iglesia de Santiago, Millán Martínez, que con apenas un mes en el oficio, reconocería saber de la excomunión del cura Tébar. A continuación se consultó en la iglesia la tabla de memorias donde se asentaban los nombres de los excomulgados; allí aparecía el nombre del cura junto a otros vecinos, socios suyos, con la fecha del 25 de septiembre como día de la excomunión. Desde esa fecha tenía prohibido decir misa y administrar los sacramentos. La excomunión por el ordinario de Cuenca tenía su origen en la irregular administración del cura Tébar de la administración de las rentas eclesiásticas, que había dejado de ingresar en el obispado de Cuenca, y la pena se había aplicado también a sus fiadores. Curiosamente, algunos de estos fiadores aparecen también como aliados del cura en el expediente promovido contra su sobrino el licenciado Herriega quince años después. Entre ellos, Francisco Carrera, padre del dicho licenciado, o Miguel Cantero. El escribano del ayuntamiento Martín de la Cámara daría fe

que un hombre de Cuenca abía venido e traya un braço seglar contra el dicho doctor Tébar.

Los testigos, sacristán y socios, reconocerían lo que había negado el cura: el doctor Tébar no sólo no decía misa sino que tenía prohibido acudir a ella.

El corregidor, demostrada la incapacidad del cura para administrar el sacramento del matrimonio, iniciaría su particular cruzada. Esta vez se trataba de acumular testimonios de las personas principales contra el clérigo. No todos declararon contra él.


                                                                                                      (continuará)




AGS. CRC, 434, 7.  El corregidor de San Clemente, Juan de Benavides y Mendoza, contra Jorge de Mendoza, hijo de Iñigo López de Mendoza, y María Garnica Avilés, porque se casaron sin amonestaciones. 1593

martes, 26 de abril de 2016

Cómo los Garnica entroncaron con la Grandeza de España (1593)

Don Jorge de Mendoza, nieto y hermano de Marqués de Mondéjar, joven de 18 años, se presentó un veintinueve de septiembre de 1593 en la villa de San Clemente; seis días después a las nueve de la noche se casaría con María, la hija de Juana de Valderrama, viuda de Hernando de Avilés, que vivía en la ya entonces llamada plazuela de Astudillo, antes que esta familia adquiriera notoriedad en la villa. Provisto de un mandamiento del provisor del obispado de Cuenca que autorizaba su casamiento con la hija de Juana, María de Garnica y Avilés, estaba dispuesto a formalizar en contrato matrimonial lo que sin duda eran auténticos sentimientos de amor hacia la joven María, mezclados de la fogosidad  propia de la edad. La familia del joven, Grandes de España (el grupo nobiliario de mayor prestigio social y acceso a la Corona) era, por supuesto, desconocedora de lo que estaba pasando aquella noche de San Miguel en la lejana villa manchega.

El matrimonio se celebraría, siendo el sacerdote oficiante el doctor Tébar. Don Cristóbal de Tébar es conocido como el inmaculado cura que fundó el Colegio de la Compañía de Jesús en la villa de San Clemente, pero cada vez que nos aproximamos a su figura, nos aparece como un hombre muy comprometido con su tiempo, y con los bienes materiales. Ese día de San Miguel, que casó a los dos jóvenes enamorados, Jorge y María, no se encontraba en la mejor situación en la comunidad eclesiástica. Dicho sin rodeos, el doctor Tébar se encontraba excomulgado por un asunto turbio relacionado con la administración de las rentas eclesiásticas.

Pero la familia Mendoza no estaba dispuesta a aceptar un matrimonio que por la condición de los contrayentes era, en palabras de la época, de gran disparidad:  no era imaginable que un joven emparentado con los Grandes de España casará con la hija de un hombre pechero y llano y una humilde mujer, cuya nobleza no era pareja a su posición social. Además, en el pueblo estaba presente el corregidor don Juan de Benavides y Mendoza, dispuesto a desbaratar tal despropósito matrimonial. Actuando como confidente de los Marqueses de Mondéjar, intentó compaginar su actuación legal para invalidar el matrimonio con el papel de un actor más implicado en este vodevil. Tal como comunicaba el corregidor al Marqués de Mondéjar el día 9 de octubre de 1593, en su apreciación, el matrimonio de los dos jóvenes era una confabulación de curas, emparentados con los Garnica y los Oma:


El día de San Miguel que se contaron 29 del pasado vino a esta villa (de San Clemente) don Jorje de Mendoza, hijo de Yñigo López de Mendoza en compañía de un Gaspar de Garnica, vezino della, el qual a lo que yo he podido alcançar le deuió de engañar y persuadir con sus deudos a que se casase con una hermana suya y para haçerlo ganaron liçençia con secreto del probisor de Cuenca para desposarlo como lo hiçieron sin que se hiçiesen las amonestaçiones que manda el Santo Conçilio y ymagino que ayudaron a este negoçio que tan mal a pareçido en esta tierra: en Cuenca el dotor Martín de Garnica, canónigo, y aquí el dotor Tébar, cura desta villa, y Tristán de Pallarés, clérigo, por ser deudos y amigos

El corregidor ampliaba la trama denunciando a Antonio de Oma Zapata, primo hermano de la viuda Juana de Valderrama, que por entonces vivía en Belmonte, bajo la protección del marqués de Villena. Asimismo informaba que había mandado encerrar con grillos en la cárcel de la villa al principal inductor del matrimonio, Gaspar de Garnica, hermano de María de Garnica, mientras que mantenía en arresto domiciliario a la novia y a su madre. El joven don Jorge de Mendoza quedaba confinado en la casa del corregidor a espera de que se aclarasen los hechos.

A pesar de las diligencias del corregidor, el matrimonio se consolidaría y María de Garnica y Avilés, quedaría convertida en la esposa de don Jorge Mendoza, marqués de Agrópoli desde  1617. Su hermano, Gaspar de Garnica, superando el amargo contratiempo de la prisión, llegaría a ser prior y canónigo de la catedral de Santiago y consultor de la Suprema del Santo Oficio. El doctor Tébar se convertirá en benefactor de la villa con su legado jesuítico y los Oma volverían desde Belmonte a su villa natal de San Clemente para convertirse en una de las principales familias del pueblo.

Pero a nosotros nos interesa el incidente del matrimonio para conocer un  poco más del San Clemente de 1593.

                                                    (continuará)


AGS. CRC, 434, 7.  El corregidor de San Clemente, Juan de Benavides y Mendoza, contra Jorge de Mendoza, hijo de Iñigo López de Mendoza, y María Garnica Avilés, porque se casaron sin amonestaciones. 1593

lunes, 25 de abril de 2016

El legado de los Castillo y las monjas clarisas de San Clemente (1627) - (III)

Doña Elvira Cimbrón no había tenido intención de cumplir con las obligaciones testamentarias de Francisco Mendoza. Desde la muerte de su viuda, Juana Guedeja, había evitado cumplir con el legado de las memorias encomendadas por el difunto. Para defender sus derechos la monjas clarisas habían apoderado al guardián de San Francisco el padre fray Francisco de Quirós para representarlas. Éste denunciará la escasa intención de doña Elvira para legar al convento de las clarisas los bienes de la memoria fundada por Francisco de Mendoza

y aviendo como a veinte años poco más o menos que doña Elvira Zimbrón, patrona de las dichas memorias, gasta y consume la renta y usufruto de la dicha hazienda y por goçar y aprouecharse de ella asta agora ni a querido azer la dicha fundazión aunque por buletos y letras del señor nuncio la an descomulgado

Obligada a hacer la fundación a favor de las clarisas, doña Elvira será presionada por las monjas para que el legado se ajuste a las mandas del testador Francisco de Mendoza, pues denunciaban a la señora

pidiéndoles muchas más condiciones y pedidas de las que el fundador pasó e dexó por su testamento tratando de quedarse y aprouecharse de los réditos de la dicha hazienda cossa que ni la susodicha lo puede hazer con buena conzienzia ni las dichas monxas perdellas siendo suyas

Se referían las monjas, en concreto, a la negativa de doña Elvira a la obligación testamentaria de fundar dos capellanías de clérigos, provistas de las rentas necesarias para sustentar dos capellanes que dijeran misa diaria y administraren los sacramentos, excusándose que dicha condición solo era preceptiva para el caso de fundación de un convento de carmelitas descalzas, cosa que no había tenido efecto. Es llamativo como apoyando las pretensiones de las monjas, expresadas por su procurador el padre guardián fray Francisco de Quirós ya antes, el 22 de agosto, de la donación de doña Elvira, se encontraban dos miembros de una de las ramas familiares de los Castillo, que había mantenido su autonomía de los Pacheco: don Francisco del Castillo Inestrosa y don Diego del Castillo.

Doña Elvira Cimbrón amagó con anular la fundación y agregación de bienes al convento de clarisas, pero el debate sobre las cargas que debía soportar y rentas que debía gozar el convento se alargó durante todo el otoño de 1627, pidiéndose la intercesión del padre fray Juan Bautista Sánchez, ministro provincial de la orden franciscana en la provincia de Cartagena, que abogaría por la aceptación de la donación de bienes en los términos dispuestos por la otorgante por considerar leves los gravámenes y las cargas.

Finalmente las monjas acabarían renunciando a su pretensión de dotarse de dos  capellanes en el capítulo celebrado el 12 de enero de 1628. La renuncia se hacía extensiva a pedir cualquier indemnización por las rentas que de los bienes de la memoria habían cobrado doña Elvira Cimbrón y su marido don Juan Pacheco y Guzmán, el alférez mayor, durante veinte años, y por cuya cobranza existían condenas y penas de excomunión dictadas por el provisor del obispado de Cuenca.

Ese día  doce de enero, reunidas las 28 monjas y presididas por la abadesa doña Ana de Hermosa (que en breve periodo de medio año ha sucedido a otras dos abadesas, María Montoya y María Pacheco),  en la parte de arriba de la reja del locutorio, a campana tañida y en una especie de concejo abierto conventual, deciden aceptar la donación en las condiciones fijadas por doña Elvira Cimbrón. Pero para esa fecha el traspaso de los principales bienes legados por Francisco Mendoza a favor de las clarisas es un hecho irreversible y se han vencido las resistencias en las que han estado involucrados otros actores y que han generado nuevos conflictos judiciales.

Ya el mismo 6 de septiembre de 1627 se había presentado, ante el alcalde mayor, el licenciado Rodrigo de Cantos Royo, el procurador del convento de las clarisas, Amador de Celada, pidiendo la posesión para dicho convento de las casas principales de Francisco de Mendoza, que como ya hemos comentado estaban sitas en la calle que bajaba desde el convento de San Francisco a la calle de la Feria, justo hasta la plazuela llamada de las Almenas, junto a la Torre Vieja. La viuda de Francisco de Mendoza, Juana de Guedeja, conservaba la propiedad de una casa lindante. Pero estas casas ya no eran morada de la viuda, sino que en siete de junio de 1625 las había cedido en arrendamiento y por un período de seis años, a razón de veinte ducados anuales, al joven don Juan Pacheco y Guzmán, señor de Valdosma y Tejada y que en 1626 conseguiría el hábito de Calatrava. Éste no se mostraba muy dispuesto a cederlas a las monjas, alegando que se había gastado alrededor de
1.300 reales en su reparación y construcción de un cuarto de caballeriza, obras que habían corrido a cargo del albañil Pedro de Peñarrubia. Durante todo el otoño, las peticiones y memoriales del licenciado Tribaldos, en nombre de Juan Pacheco, y Juan Ruiz del Castillo, mayordomo del convento, que ha sustituido al procurador Amador de Celada, se suceden ante el alcalde mayor Rodrigo de Cantos. El 16 de diciembre el mayordomo tomaba posesión de las casas en favor de las clarisas, en cumplimiento de un mandamiento del licenciado Cantos; poco después, el 9 de enero al mismo mayordomo Juan Ruiz del Castillo se le hacía entrega de la escritura de juro de 2.100.000 maravedíes de principal. La escritura de juro a un interés del 14 al millar, es decir, un siete por ciento, garantizaba a las clarisas un ingreso de 150.000 maravedíes a cobrar a partes iguales sobre las alcabalas de San Clemente, Albacete, Villanueva de la Jara, Iniesta, Chinchilla y Hellín.

A cambio, doña Elvira Cimbrón vería reconocida, como patrona que era de las memorias y obras pías de don Francisco de Mendoza, la posesión de la capilla familiar en la Iglesia del convento de la Asunción y de la que formalmente se le haría entrega el 12 de enero de 1628 a don Pedro Pacheco, regidor perpetuo de San Clemente, en nombre de doña Elvira. Don Pedro Pacheco haría de la formalidad del acto de toma de posesión de la capilla una calculada interpretación de los gestos para dejar claro que la capilla era un espacio privado de la familia de los Pacheco:

es a saber de la capilla y demás sitio para asiento entierro suyo y de los demás patrones que la suzedieren que es la señalada por el dicho conuento sita en la dicha Yglesia que la dicha capilla es la que está al lado del evangelio la última linde del coro bajo de las dichas monjas y conuento para que en ellos tengan sus entierros los dichos patrones del sitio para asiento de estrado y sillas que los dichos patrones y lo demás de sus suzesores an de tener que se entiende es de espazio y campo que tomare la rexa vaja de aquel lado començando desde la pared del dicho coro vajo como se va a la ventana y rrexa caminando azia el altar mayor todo el güeco que aze el arco de la dicha capilla boluiendo el cuadro azia el pilar y pared de ella donde ponen un listón de madera o piedra en que aga dibisión que esto es la capilla y sitio señalados por las dichas escrituras y el dicho don Pedro Pacheco en el dicho nombre tomó y apreendió la dicha posesión y se dio por puesta y amparado en ella y en señal de tomarlas se paseó por la dicha capilla y sitio a ella anejo e hizo una cruz en una pared de la pared de la dicha capilla y las rayas y señales por dende se a de poner el dicho listón




AGS. CONTADURIA DE MERCEDES (CME). 273, 47. Juro a favor de don Francisco de Mendoza

domingo, 24 de abril de 2016

El legado de los Castillo y las monjas clarisas de San Clemente (1627) - (II)

La cesión de los bienes vinculados a las memorias fundadas por don Francisco de Mendoza en su testamento de 1598 se hizo veintinueve años después por escritura de donación firmada por doña Elvira Cimbrón  a favor del convento de monjas franciscanas clarisas de la Asunción y el padre fray Juan Bautista Sánchez, de la provincia de Cartagena. Dicha escritura se protocolizó ante el escribano Bartolomé de Celada el cinco de septiembre de 1627

ynstituyo, doto, fundo y agrego (doña Elvira Cimbrón) al dicho convento y monjas de nuestra señora de la absunzión desta dicha villa de San Clemente de la orden de San Francisco todos los vienes y hazienda que quedaron por fin y muerte del dicho señor don Francisco de Mendoça mi primo que pertenecen a la dicha agregación que son los siguientes

primeramente una escritura de preuillegio escrita en pergamino pendiente con sello de plomo despachado en toda forma por los señores presidente y contadores de su magestad y su consejo de Hazienda su data en Madrid en xiiii días del mes de abril año del nascimiento de nuestro salbador Jesuchristo de mdxc años refrendada de Jorxe de Olat de Vergara notario mayor del Reyno de Toledo tomada la razón por los contadores de relaziones y maravedís su prinzipal dos quentos y zien mil ympuesto a razón de a xiiii mill el millar que de presente por la nueva pragmática está reduzido a razón de a xx en caueza del dicho señor don Francisco de Mendoça, situado sobre las rentas de las alcaualas y terzias de los partidos del marquesado de Villena, villa de San Clemente y su partido
yten las casas prinzipales y azesoria que están en dicha villa en la calle que va de las almenas de la Torre Vieja al conuento de San Francisco, linde de las cassas de la viuda de Domingo López y tres calles públicas que son las mismas que fueron del dicho señor don Francisco de Mendoça
yten xcv (mil) dcxii maravedís en dinero que fueron adjudicados a la dicha memoria demás del juro de los dichos ii quentos c (mil) maravedís que fue lo que resultó por alcanze líquido por la dicha memoria en las quentas que se tomaron  al doctor don Grauiel Ayllón de Peralta heredero que fue (como sobrino suyo) de doña Juana de Guedexa, muger que fue del dicho señor don Francisco de Mendoça ... a xxiii del mes de jullio del año pasado de i (mil) dcviii
yten se adjudicaron a la dicha memoria y agregazión todos los derechos y aziones que le tocan y pueden tocar y pertenezer por la quenta y partizión que se hizo el dicho año de dcviii por ante el dicho Christóual Aguado escriuano por quanto dellas costa que ay algunas paridas de que se hizo cargo el dicho doctor don Grauiel de Ayllón Peralta heredero de la dicha doña Juana Guedeja que son de mucha considerazión y por la dada que ubo en el descargo de ellas quedó el dinero en la dicha memoria el qual a de seguir el dicho conuento de nuestra señora de la Asunbzión
... los dichos vienes que así se agregan al dicho conuento sobre que se funda esta dotazión y pía memoria están tanvién afectos y obligados a la ynstituzión de dos capellanías de clérigos

Capitulaciones y condiciones de la donación

primeramente es condición que los dichos vienes que ansí ban agregados al dicho conbento de nuestra señora de la absunzión de tal manera an de quedar unidos y agregados a él que en ningún tiempo se puedan vender cambiar trocar ni enaxenar en manera alguna salbo las dichas casas con tanto que lo de ellas procediere se ayan de echar en renta con la del dicho juro y demás hazienda de manera que en todo tiempo coste los vienes que se dan y agregan al dicho conuento

las dichas dos capellanías las quales tengo de poder fundar en las partes y lugares que me pareziere (las capellanías habían sido fundadas para el servicio de las monjas carmelitas descalzas, al  no haberse fundado este convento, doña Elvira no se ve obligada a agregar estas dos capellanías al convento de clarisas)

y es mi inatenzión que el dicho convento de las dichas monjas de nuestra señora de la Absunzión me an de dar en señal de patronazgo sobre que se funda esta pía memoria en la yglesia prinzipal del dicho convento una capilla a el lado del de el evangelio que es la última guerta junto al coro bajo de las dichas monxas con todo el espazio e campo que toma la rexa baja de aquel lado comenzando desde la pared del dicho coro como se va al comulgatorio y del prinzipio de la zdicha rexa a de ir derecho azia el altar mayor que se a de zerrar por la parte de arriua por el prinzipio del pilar de la dicha capilla en donde para que se conozca y está dividido del demás cuerpo de la dicha Yglesia se a de poner un listón de madera o piedra según a mi me pareziere a raíz del suelo y parejo con él y no de otra manera
... porque todo ello a de quedar por asiento nuestro y de los patrones mis suzesores en donde podamos poner estrado almoadas y sillas donde nos sentar sin que para ello nos puedan poner estoruo ni ympedimento alguno
... y tener condición que en la dicha capilla que ansí queda por mía y de los dichos patrones mis suzesores tengo de poner una rexa con sus puertas donde a de aver dos llaves una que tengo de tener yo y otra la avadessa del dicho conuento para la poder abrir las vezes que quisiere usar de confesionario que esté dentro de la dicha capilla dentro de la qual me e de poder enterrar yo y los dichos patrones mis suzesores ... que enzima de la dicha capilla en el lienzo de la pared y dentro de ella en el retablo si le pusiéremos y en qualquiera de ella y ansimismo en la rexa que ai se a de poner en la dicha capilla y en otra qualquiera cosa que por nuestra voluntad hiziéremos para el seruicio de ella yo y los dichos patrones y qualquiera dellos podamos poner un escudo de nuestras armas y de las del dicho fundador las quales no se an de poder tidar quitar ni borrar en tiempo alguno

yten... tengamos derecho a poder presentar y presentemos dos plazas de monxas en el dicho conuento de nuestra señora de la Absunzión que an de ser para dos doncellas de nuestro linaxe ... an de entrar sin docte alguno excepto el ajuar ordinario que an de llebar

yten es condizión que yo ni los dichos patrones mis suzesores podamos vender ni cambiar ni en ninguna manera enajenar este dicho patronazgo en persona alguna y si se vendiere o enajenare por qualquiera de nos la venta que así se hizesen en si ninguna y de ningún valor y efecto porque a de andar agregado y junto yndiuisiblemente con el maiorazgo del señorío de los heredamientos del dicho lugar de Perona y si por qualquier caso la mitad de los dichos heredamientos de que yo soi señora por mí i como sucesora del señor Francisco del Castillo Ynistrosa mi señor y padre se dividiere entre mis herederos o en otro alguno de ellos o por otra causa se enaxenaren a de quedar el dicho patronazgo junto y agregado sin que se pueda dividir ni apartar la mitad del señorío de los dichos heredamientos de dicho lugar de Perona y al subzesor y maiorazgo dellos según que lo deja ynstituido el dicho señor don Francisco de Mendoça de buena memoria

yten ... el dicho convento le an de dezir en él por el ánima del dicho don Francisco de Mendoça en cada un año dos missas cantadas la primera con su noturno y oficio el día de su muerte y fallecimiento, la otra en el día de su infraotaba de nuestro seráfico padre San Francisco ...

En San Clemente a v días del mes de setiembre de i (mil) dcxxvii años, testigos don Rodrigo Pacheco de Guzmán (hijo del difunto alférez mayor Juan Pacheco de Guzmán y Elvira Cimbrón), Christóual Ángel de Olibares familiar y notario del Santo Oficio, Cosme Ciruelo y Salas, Juan Ruiz y Francisco Moreno, vecinos desta dicha villa y lo firmo la señora otorgante a quien yo el escriuano doy fee que conozco doña Elvira Castillo Ynestrosa y Zimbrón, ante mí Bartolomé Zelada


La donación de los bienes del difunto don Francisco de Mendoza sería aceptada por la monjas clarisas del convento de la Asunción el día siguiente, seis de septiembre, entre los testigos de la aceptación estaba el presbítero Antonio García de Tébar, sobrino del doctor Tébar




AGS. CONTADURIA DE MERCEDES (CME). 273, 47. Juro a favor de don Francisco de Mendoza

sábado, 23 de abril de 2016

El legado de los Castillo y las monjas clarisas de San Clemente (1627)- (I)

El convento de las monjas franciscanas clarisas, llamado de la Asunción, de San Clemente era el refugio preferido por las grandes familias de la villa para sus hijas. Por la misma razón, sus monjas, a pesar de su condición de  discretas, traducían los conflictos de intereses entre los grupos familiares sanclementinos. En la panoplia de apellidos de las monjas que vivían en el convento no faltaba ninguno de los grandes linajes y la presencia de alguno foráneo. Basta ver la relación de monjas que nos da alguna escritura de septiembre de 1627:  doña Isabel de Montoya, abadesa, doña Ana y doña María Pacheco, doña Gabriela Villasinda, doña Inés de Montoya, doña Inés Lasso, doña Francisca Vázquez de Haro. doña Bárbara de los Ángeles, doña María del Catillo, doña Catalina y doña Inés de Hermosa, doña Catalina de Santacruz, doña María de Haro,  doña María y doña Ana de Buedo, doña Ana de Ortega, doña María de Rosillo, doña María y doña Beatriz de Nieva, doña María de Tébar o doña Guiomar de Busto. Apellidos que apenas si dejan hueco a otros más comunes como doña Ana Gallego, doña María de Contreras, doña Ana de Olivares o Ana de Pontones.

La muerte del alférez mayor de la villa, don Francisco Pacheco Guzmán, hacia 1625 (sin que podamos concretar la fecha exacta) debió dejar a su viuda doña Elvira Cimbrón o Castillo e Inestrosa, en una posición muy débil dentro del juego de intereses y rivalidades sanclementinos. El primogénito del matrimonio, don Rodrigo, había desaparecido de la primera línea de la política de San Clemente; su matrimonio con una prima del duque del Infantado le había alejado de la villa. Otra rama de los Pacheco parece ocupar el espacio, no sólo político sino también la casa familiar, dejado por el desaparecido alférez mayor, pero el joven de su mismo nombre, don Juan Pacheco y Guzmán, señor de Valdosma y Tejada, es una sombra de aquel. A pesar que, desde 1626, ostenta el título de caballero de Alcántara y que ese mismo año intentará impresionar a la villa con grandes fiestas para la octava del Corpus, las desmesuradas celebraciones de dos años después por don Rodrigo de Ortega para la misma fiesta mostrarán cuánto había cambiado la relación de poder en San Clemente.

Nuestra protagonista es doña Elvira Castillo e Inestrosa y Cimbrón, aunque lo normal es que siempre nos aparezca como doña Elvira Cimbrón sin más, olvidando el apellido de Castillo, quizás como una imposición propia o de su marido Juan Pacheco y Guzmán, que no quería resucitar las viejas polémicas inquisitoriales sobre su origen converso que los hermanos Hernando, Francisco y Alonso Castillo habían sido víctimas a mediados del quinientos con motivo de su pleito de hidalguía en la Chancillería de Granada.

De Hernando del Castillo y su descendencia poco sabemos y su protagonismo desaparece de la vida de San Clemente después de su omnipresencia en los años que giran hacia 1550. Si podemos dar continuidad a los otros dos hermanos, que heredarán los bienes vinculados familiares y por azares matrimoniales trasladarán la herencia a los Pacheco. Alonso del Castillo casará con Juana de Mendoza, de cuya unión nacerá Francisco de Mendoza, regidor perpetuo de San Clemente, y que fallecerá en 1598; casado con doña Juana Guedeja y Peralta, procedente de una familia que dará funcionarios del más alto rango en la Corte y los Consejos, después que el licenciado Agustín de Guedeja abandone la casa familiar en San Clemente para ocupar un bien remunerado oficio de relator en el Consejo y Cámara de su Majestad.

Francisco del Castillo e Inestrosa casará con una Cimbrón de Ávila. La sucesión será femenina, con dos hijas, María y Elvira. Pero la fortuna hará que toda la herencia familiar recaiga en Elvira. Al incremento del patrimonio de doña Elvira Cimbrón, contribuyó en gran medida el legado de su primo hermano Francisco de Mendoza y Castillo. Cuando Francisco de Mendoza muere en Madrid deja como principal beneficiaria de su testamento, escriturado en Madrid el 13 de octubre de 1598, a su prima Elvira. Ésta que ya poseía la mitad del término de Perona, agregará la otra mitad cedida por su primo. Con el término de Perona heredaría el pleito con la villa de San Clemente sobre la jurisdicción de este lugar

mando la mitad que tengo y poseo con los términos y casas con lo demás anejo y con la jurisdicción del dicho lugar que trato pleyto con la villa de San Clemente, con la jurisdicción de la mi prima y sus herederos lo ayan y tengan y posean juntamente con la otra mitad del dicho lugar que es de la dicha doña Elvira Zimbrén, sin que en ningún tiempo se puedan diuidir ni enajenar sino siempre suzeda en todo el dicho lugar los nombrados por la dicha señora Elvira Zimbrón en su mitad pues con el fauor de Dios serán los propios que yo nombrare por ser como somos hijos de dos hermanos

El testamento nombraba como albacea a doña Elvira, y la posesión de Perona se supeditaba a algunas cargas, entre las que figuraban la obligatoriedad de algunas misas, por el alma de Francisco Mendoza, en la capilla que los abuelos, Alonso del Castillo y María de Inestrosa, habían fundado para la familia en el Monasterio de Nuestra Señora de Gracia de San Francisco: la misa mayor del domingo, por su memoria, la misa del sábado por su madre Juana de Mendoza y una misa los viernes por su hermano mayor el licenciado don Ginés del Castillo y Mendoza. La cesión de bienes a doña Elvira tenía como reserva la condición que seguiría disponiendo de ellos, como usufructuaria y mientras viviera, la viuda de Francisco Mendoza, doña Juana de Guedeja y Peralta (su muerte debió acaecer en 1608).

Como albacea testamentaria, doña Elvira adquiría el ya citado compromiso de fundar un convento de monjas carmelitas descalzas, en la villa de San Clemente, al que cedía sus casas principales y un juro de 150.000 maravedíes de renta anual, con condición de que dos monjas profesas fueran necesariamente de la familia y se reservara una capilla para el enterramiento de su los patrones familiares de dicha fundación. En caso de que no pudiera llevarse tal fundación, los bienes se agregarían a las clarisas.

El traspaso efectivo de la memoria para la fundación conventual no se haría efectivo hasta 1627, hasta entonces, disfrutaría de ellos, casas principales de morada en el pueblo y renta de 150.000 maravedíes, doña Elvira Cimbrón y su marido el alférez mayor Juan Pacheco y Guzmán. En la persona de la mujer, se acumulaban los títulos, aunque con unos derechos jurisdiccionales negados y pleiteados por la villa de San Clemente, de señora de las villas de Valera de Abajo y de la Losa y de los heredamientos de los lugares de Perona y Sotuélamos. De la primera herencia recibida de su padre indirectamente por la muerte de su hermana María, doña Elvira recibía la mitad de Perona restante.


AGS. CONTADURIA DE MERCEDES (CME). 273, 47. Juro a favor de don Francisco de Mendoza

jueves, 21 de abril de 2016

La malograda primera fundación del convento de carmelitas descalzas de San Clemente (1598)

Es conocida la historia de la fundación del convento de monjas carmelitas descalzas de San Clemente. La comunidad religiosa de Valera fundada por Ana de San Agustín se acabaría mudando a San Clemente en 1617, buscando una población de mayor número de vecinos que los escasos trescientos de Valera, pues al fin y al cabo la propia supervivencia del convento dependía de las limosnas. Pero es desconocido que veinte años antes hubo un intento de fundación de un convento de monjas de carmelitas descalzas. Su benefactor era Francisco de Mendoza y así lo dejó legado en su testamento proveyendo para su sostén un juro situado sobre las alcabalas del Marquesado de Villena y sus casas principales en San Clemente. La herencia malograda acabaría agregándose en 1627, por donación de doña Elvira Cimbrón, heredera de su primo hermano don Francisco Mendoza, al convento de franciscanas clarisas de la Asunción, donde profesaban las hijas de los principales señores del pueblo. La riqueza de este convento no dejaba de ser una afrenta para las humildes carmelitas descalzas venidas de Valera, alojadas, después de estar temporalmente en una morada cedida por don Alonso de Oropesa, en las casas que en la calle de la Herroyuela les había cedido Melchor Tébar, tal vez el hermano del doctor Cristóbal Tébar  y también el hermano pequeño de los Tébar, que había acudido a América a petición de su hermano Diego. Nuestra duda, que hoy no podemos contestar, es hasta qué punto en la decisión de abandonar Valera por las monjas carmelitas se pudiera esconder una rivalidad entre los Tébar y doña Elvira Cimbrón que, no hemos de olvidar, era señora de Valera. Así el éxito de los Tébar se corresponde con el fracaso de los Castillo en su intento de fundación del Carmelo en San Clemente.

Don Francisco de Mendoza, hijo de don Alonso Castillo y Juana  de Mendoza y esposo de doña Juana Guedeja y Peralta, y de cuya riqueza y linaje tendremos ocasión de hablar, había legado por su testamento de 13 de octubre de 1598 entre sus obras pías su deseo y también los medios materiales para la fundación de un convento de monjas carmelitas descalzas en San Clemente:

es que mando que en la dicha villa de San Clemente se funde e ynstituya un monesterio de monjas de la orden de carmelitas descalzas, el qual ha de estar en las mismas casas principales que tengo en la dicha villa de San Clemente y quiero que de los dichos mis vienes y hazienda se fabriquen e rrepare en las dichas mis cassas lo que fuere necesario para la comunidad del dicho convento e lo demás de mi hazienda sea para que la dicha renta de ella se tenga en el dicho monesterio dos capellanes que digan cada día missa, uno de ellos por mi ánima e por mi yntenzión y se dé de limosna lo nezesario para ornamento y cossas de la sacristía y lo que restare sirua la cantidad que por dar e para sustento de las monjas que a de aver en el dicho monesterio del qual a de ser patrono el señor de Perona (en aquel momento, Juan Pacheco de Guzmán, casado con Elvira Cimbrón) que por tiempo fuere perpetuamente para siempre xamás y cometo a la dicha doña Elvira Cimbrón mi prima a quien mando el dicho mandado haga de persona y a sus suzesores y qualquiera de ellos que obre la fundazión del dicho monesterio e perpetuidad dél agan y ordenen las escrituras  y cláusulas e firmezas que fueren nezessarias y ellos quien para más seguridad y perpetuydad  que yo se lo remito y an de poner clausal que perpetuamente para siempre en el dicho monesterio de carmelitas descalzas an de tener reciuidas dos monjas de mi linaxe la una de parte de mi padre y la otra de mi madre y no la abiendo sus ambas sea del un linaje o del linaje que fuere el señor de Perona  para de coro sin docte que siempre a de aver el dicho número de las dichas dos monjas y como fueren bacando las an de ir rezibiendo nombradas por el señor de Perona por manera que siempre continuamente an de tener en el dicho monesterio las dichas dos monxas de mi linaje de padre y madre o del linaje del señor de Perona

En el testamento se incluía una cláusula que sería determinante en el legado de Francisco Mendoza y que determinaría que doña Elvira Cimbrón en 1627, como patrona de las obras pías y memorias fundadas por su primo, decidiera dar una finalidad distinta al legado

y si la dicha orden de carmelitas descalzas no quisieran fundar el dicho monesterio para en tal caso quiero y mando que la dicha mi hazienda se dé al monesterio y convento de monjas de nuestra señora de la Absunzión de la orden de Santa Ysauel de la dicha villa de San Clemente para que sea obligado el dicho monesterio y convento a cumplir lo mismo que el dicho convento de carmelitas a de tener ... y si el dicho monesterio de nuestra señora de la Asunbzión de la orden de Santa Ysauel no quisieran pestar ni pasar por lo de suso referido quiero y mando que en los dichos mis vienes y hazienda suzeda el ospital del señor San Sebastián de la dicha villa de San Clemente para que tengan los dichos capellanes que siempre el uno dellos cada día diga missa por mi ánima e yntenzión administre sacramentos a los pobres y lo demás se gaste en camas y curar pobres naturales que se an de curar en el dicho ospital

Conocemos también donde estaban situadas las casas principales de don Francisco de Mendoza y que ahora cedía para la fundación del convento

las casas principales y acesoria que están en esta dicha villa en la calle que va desde las almenas de la torre vieja al convento de San Francisco, linde de las cassas de la viuda de Domingo López y tres calles públicas que son las mismas que fueron del dicho señor don Francisco de Mendoça

Así el primer fracaso de la fundación de las carmelitas descalzas de San Clemente iría en beneficio de las franciscanas clarisas (el tercero en discordia era el hospital de San Sebastián). Eso ocurriría ya en septiembre de 1627. Pero la agregación de los bienes de las memorias fundadas por Francisco de Mendoza al convento de clarisas, no era un acto voluntario de su patrona, la viuda Elvira Cimbrón. Durante más de veinte años, doña Elvira, en vida de su marido, había gastado en beneficio propio la hacienda legada para fines religiosos de Francisco Mendoza. Muerto su marido, Juan Pacheco y Guzmán, alférez mayor de San Clemente, la viuda se vio asediada y acosada por las denuncias, que llevarían a su excomunión. Obligada por la presión se vería forzada a entregar el legado piadoso a las monjas clarisas. Es más, quizás el traslado de las carmelitas descalzas de Valera a San Clemente en 1617 fuera una decisión motivada por la propia presión ejercida por familias rivales, como los Origüela, sobre doña Elvira Castillo e Inestrosa y Cimbrón, que era su nombre completo, y su marido entonces con vida, para cumplir con el mandato testamentario de don Francisco Mendoza. ¿Acaso no se había visto obligado unos pocos años antes el doctor Tébar a ceder su fortuna para la fundación de un Colegio de la Compañía de Jesús, tras una campaña acusatoria de sus enemigos que ponían en duda la limpieza de su sangre? De modo más claro, la donación de doña Elvira Cimbrón ante el escribano Bartolomé de Celada vino precedida de una petición ante la justicia ordinaria de las monjas clarisas que exigía el traspaso forzoso de los bienes vinculados a las memorias.



AGS. CONTADURIA DE MERCEDES (CME). 273, 47. Juro a favor de don Francisco de Mendoza

Un primer morador de Casas de Fernando Alonso (1637)

Este es uno de los documentos más antiguos, conservados en el Archivo Municipal de San Clemente, donde aparece el nombre del pueblo de Casas de Fernando Alonso. Sin duda, escudriñando, se encontraran otros más antiguos.

Aquí reproducimos un mandamiento ejecutivo contra Lorenzo de Andújar, deudor del cura de San Clemente, Juan Gregorio Santos, fechado en 13 de julio de 1637.



Don Alonso Yáñez de Mendoza, corregidor de la uilla de San Clemente e las demás de su partido por su magestad, mando a qualquiera de los alguaziles mayores deste partido o tenientes del mayor desta uilla o qualquier hagáis entrego y execución en la persona y uienes de Lorenzo de Andúxar, vezino desta uilla, morador en las casas de Hernando Alonso, por quantía de zinquenta rreales que el suso dicho deue por escritura de obligazión y de rresta de mayor suma de plaço pasado que ante mí presentó don Grabiel de Cauallón Rramírez con asistenzia de procurador del número desta uilla y en uirtud de poder que tiene el licenciado don Juan Gregorio Santos, cura de las parroquias della y juro la deuda en forma serle deuida el dicho don Juan Gregorio Santos y no pagada , la qual haced y por más las costas en bienes muebles e por su efecto en rrayzes con fiança de saneamiento y conforme a derecho y lo cumplid pena del ynterés y costas de la parte; fecho en San Clemente en treze de julio de mill y seiscientos y treinta y siete años

    Don Alonso Yáñez (rúbrica)


AMSC. CORREGIMIENTO. Leg. 64/75. Mandamiento ejecutivo contra Lorenzo Andujar. 1637. Acompaña escritura de obligación

miércoles, 20 de abril de 2016

Martín Rosillo Cano: las memorias de la capilla de Santa Ana (II)


Martín Rosillo Cano añoraba su villa natal de San Clemente, pero también deseaba que su memoria y recuerdo perseveraran en su pueblo y, en especial en la capilla familiar de Santa Ana, para ello dispondrá que allí se coloque una figura devocional de San Martín y diversos objetos y ornamentos religiosos para dar mayor brillo y ornato a la capilla de los Rosillos; tampoco se olvidó en su testamento de sus familiares:

Ansimismo el dicho licenciado Martín Rosillo mandó se impusiesen otros dos mil pesos para que los cumplimientos que resultasen fuesen para el tal el patrón= más se remitiesen otros tres mil y setecientos y cinquenta pesos todo ello horro de costas y se distribuyesen en la forma siguiente = quinientos pesos para una imagen de San Martín obispo de bulto estofado y dorado que se pusiese en la capilla de los Rosillos, un cáliz dorado con su patena y un ornamento, casulla, dalmáticas, frontal y manteles= cien pesos para alcançar el jubileo y altar priuillegiado= ducientos y cinquenta pesos para mil misas reçadas y se digan en el señor San Francisco de San Clemente quinientas; otras quinientas el padre Mº  fray Martín de Zaluide su sobrino de la orden de Santo Domingo y en falta suia se digan todas en San Francisco= iten manda se den ducientos pesos a doña María Rosillo hija del dicho difunto y por su muerte se le digan de misas en San Francisco de San Clemente= yten se den trecientos pesos al dicho padre fray Martín de Zaluide para libros= iten se den mil pesos a doña Catalina Çaluide Rosillo sobrino del dicho difunto y por muerte de ellas a sus herederos= iten trezientos pesos a don Fernando Rosillo hijo de Fernando Rosillo= y otros trezientos pesos a su madre doña Isauel Manuel y por su muerte a sus herederos= iten se den a Blas Cano de Buedo seiscientos pesos, los quinientos para él y los ciento para su hermana y siendo muerto el dicho Blas Cano lo ayan sus erederos: y los cien pesos de su hermana se digan las misas para su ánima y las de sus padres

Las dos memorias constituidas en la capilla de los Rosillos sufragarían sus obligaciones con las constitución de diversos censos instituidos por su patrón Juan Cano Manuel, por entonces alcalde ordinario del estado de los hidalgos en la villa de Lezuza:
  • Un censo contra el licenciado Carretero y el licenciado Matías Carretero y a Isabel Gómez del Abad, vecinos del Bonillo, de 700 ducados y réditos de 12.825 mrs.
  • Un censo contra Pablo el Rubio, vecino del Bonillo, de 5.000 reales y réditos de 250 reales
  • Un censo contra don Gabriel de Encinas y doña Ana Gabaldón, vecinos de la villa de la Roda, de 4.400 reales y réditos de 200 reales.
  • Un censo contra Juan de Aragón Mejía y Joaquín de Aragón y sus mujeres Juana Y Catalina Díaz, vecinos de la Roda, de 7.700 reales y réditos de 13.090 mrs.
  • Un censo contra Bartolomé Jiménez de Contreras y Juana Gómez su mujer y Sebastián Jiménez Cisneros y María de las Casas su mujer, vecinos de la Roda, de 2.200 reales y de réditos 3740 mrs.
  • Un censo contra Diego Vázquez y Catalina Sánchez su mujer, vecinos del Bonillo, de 3.000 reales y 5.000 mrs. de  réditos.
  • Un censo contra Pedro Morcillo y Eufemia Muñoz, vecinos del Bonillo, de 3.300 reales y 5.610 mrs, de réditos.
  • Un censo contra Juan Martínez de la Iglesia y su mujer doña Teresa, vecinos del Bonillo, de 12.000 reales y 20.400 mrs. de réditos
  • Un censo contra Pedro Rubio y su mujer doña Ana de la Hoz, vecinos del Bonillo, de 4.400 reales y 220 reales de réditos.
  • Un censo contra Pascual López Moreno y Juan López Moreno, vecinos de la Roda, de 1.400 reales y 70 reales de réditos.
  • Una carta de pago a favor de doña Catalina Rosillo, vecina de San Clemente, de 9.000 reales
  • Una carta de pago a favor de Mariana Rosillo monja profesa francisca en San Clemente de 1.800 reales
  • Una carta de pago a favor de Bartolomé de Atienza, síndico del convento de San Francisco de San Clemente, de 1800 reales por el pago de 1.200 misas y otra carta de pago de 1.125 reales a favor del mismo Bartolomé de Atienza por 500 misas.
  • Una carta de pago a favor del padre fray Blas Cano, prior del convento de San Agustín de Castillo de Garcimuñoz, de 900 reales por las misas a favor del alma de don Antonio Cano.
  • Dos cartas de pago a favor del padre maestro fray Martín de Zalbide, prior del convento de predicadores del convento de Jaén, de 2.400 reales y 1.000 reales por el pago, en el último caso, por el pago de 500 misas.
  • Dos cartas de pago a favor del presbítero Melchor Cano Manuel y su hermana doña Luisa Cano de 1328 reales cada una 
Las dos memorias fundadas en la capilla de Santa Ana pervivirían en el siglo XVIII y darían a lugar pleitos por la posesión del patronato. Así el pleito entre Tomás Cano de Buedo con otros interesados por el patronato de dichas memorias el año de 1678.


Archivo General de Indias, CONTRATACION, 398B, N. 1, R. 7. Bienes de difuntos: Martín Rosillo Cano. 1639-1643

lunes, 18 de abril de 2016

Martin Rosillo Cano: las memorias de la capilla de Santa Ana de la Iglesia de Santiago

El licenciado Martín Rosillo Cano era de los pocos sanclementinos que podía jactarse de pertenecer a la nobleza más rancia, pues era descendiente del capitán Juan López Rosillo, conocido durante las guerras de la Beltraneja e Isabel la Católica como el reductor del Marquesado.
Pero como tantos otros había escogido el camino de las Indias, tal vez llevado por su vocación religiosa o simplemente obligado por las circunstancias. Otros familiares le acompañarían en la aventura americana y a ellos encargará como albaceas su última voluntad.

El presbítero Martín Rosillo Cano, natural de San Clemente, había fallecido en el Puerto de la Magdalena de Pisco, en el Perú, en 1631, donde había ejercido como cura y comisario del Santo Oficio. Dejara una fortuna de 15.850 pesos de a ocho reales (128.757 reales), que destinará a la dotación

 de dos memorias de misas rrezadas para que por vía de patronadgo de legos se sigan seis misas rrezadas cada semana con su rresponso por su alma y la de sus padres, ermanos, sobrinos, parientes, bienhechores y se an de seruir para siempre jamas en la Yglesia Mayor de la dicha villa (de San Clemente) en la parte y lugar que el difunto lo ordena (en la capilla de Santa Ana de la familia de los Rosillos) y para los demás, efetos, limosnas y obras pías que el dicho difunto ordena por cláusula de su testamento

Además se añadían otras trece misas anuales, una por la festividad de cada apóstol y otra por el día de San Martín, dejando señalada una renta anual de cuatrocientos pesos.

La fundación de capellanías era algo corriente en la época, a través de ellas, el testamentario segregaba la totalidad o parte de su patrimonio para formar con ellos un vínculo destinado a la manutención de un clérigo, obligado por ello a decir un cierto número de misas por su alma o las de otros familiares y cumplir con ciertas obras pías. El patronato de estas capellanías recaía en algún familiar del difunto, nombrado patrón en el testamento, con facultad para nombrar capellán. Dentro de las capellanías se distinguían dos tipos: las eclesiásticas, integradas como beneficios en el patrimonio de la iglesia, y las memorias de misas o patronatos de legos. A este último tipo pertenecía la fundada por Martín Rosillo en la capilla familiar de Santa Ana, pero también otras como la fundada por Tristán Pallarés en la capilla de San José.

Martín Rosillo Cano nombraría de las dos capellanías fundadas vía testamentaria como patrones a don Fernando Rosillo Manuel y, en caso de muerte, le sucedería Fernando Rosillo Ramírez; como tercero en la sucesión aparecía Blas Cano de Buedo, vecino de Lezuza. Los tres morirían antes de recibir la herencia. Para ejecutar su última voluntad nombraba como albaceas a varios familiares, que también habían emigrado a Indias, los licenciados Alonso Rosillo, Francisco Rosillo y Juan López de Torres.

El derecho de sucesión en el patronato sería exigido en 1639, que es cuando se depositaría en la caja de difuntos de la Casa de Contratación de Sevilla, por Juan Cano Manuel, hijo de Blas Cano. Como fiadoras se presentaban las dos viudas de los dos primeros patrones: Catalina Rosillo Zalbide y Luisa Cano Manuel, cumpliendo la voluntad testamentaria de Martín que obligaba a depositar fianza que garantizase que el dinero legado, antes de ser entregado (y que por entonces ascendía a 16.500 pesos de plata) se daría en censo a personas legas, llanas y abonadas.

Se hizo una información de testigos para certificar que ambas viudas eran personas abonadas. Gracias a ello, conocemos el montante de la hacienda de las viudas, a caballo entre San Clemente y Lezuza, pero también las alianzas que se forjaban en torno a los Rosillo:

como la dicha doña catalina rrosillo çalbide y doña luisa cano manuel mis fiadoras son abonadas en más cantidad de treinta mill ducados, que tienen en casas, viñas, cebadales, heredades, censos, güertas, ganados y o menaxes de casas muy considerables

Más llamativo eran los principales de la villa de San Clemente que acudieron con testigos para certificar la riqueza de las dos viudas: el regidor don Lope de Vera y Alarcón, depositario de la villa, don Rodrigo de Ortega, señor de Villar de Cantos y regidor perpetuo, don Pedro Ortega Montoya, don José Francisco Rosillo Ramírez y Arteaga, alcalde de la hermandad por los hijosdalgo. Era la manifestación política del poder económico logrado a través de la fundación de un mayorazgo por la unión matrimonial, una generación antes, de los antecesores don Rodrigo de Ortega y doña Ana Rosillo.

Los cuatro testigos mencionados reiteraron, ante el alcalde ordinario de San Clemente Juan Rosillo, la calidad de personas abonadas de Catalina Rosillo Zalbide, viuda de Fernando Rosillo Remírez, y de Luisa Cano Manuel, viuda de Fernando Rosillo Manuel. Pero además José Rosillo Remírez y Arteaga, un joven de 21 años, que detentaba el cargo de alcalde de la hermandad, y don Rodrigo Ortega, segundo señor de Villar de Cantos, alguacil mayor de Vara del Rey y regidor perpetuo de San Clemente, pusieron por escrito su propio patrimonio como garantía de ambas viudas. Rodrigo Ortega el mayor, contaba por entonces 46 años, y estaba entrando en el cénit de su posición social, consiguiendo para su hijo dos años después, en 1641, el hábito de caballero de la Orden de Santiago.


Archivo General de Indias, CONTRATACION, 398B, N. 1, R. 7. Bienes de difuntos: Martín Rosillo Cano. 1639-1643

domingo, 17 de abril de 2016

Los Marqueses de Valdeguerrero





Palacio Marqueses de Valdeguerrero en Vara del Rey
Presentamos la genealogía de los Marqueses de Valdeguerrero, procedente de la colección Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia. Un linaje de orígenes medievales, de la época de Alfonso VIII, y ligado a uno de los conquistadores de Alcaraz (aunque el antecesor de la familia, Juan Guerrero Soto, lo sitúa más de un siglo después, cuando es armado caballero por Alfonso onceno en 1330)









Pedro Martínez Guerrero, caballero de Alcaraz, cabeza de bando que se entiende, fue hijo de Juan Guerrero de Soto, a quien don Alfonso XI armó caballero el día de su coronación en Burgos año 1330 y era de uno de los conquistadores de Alcaraz en tiempo de don Alfonso VIII, casó con Catalina Cano, hija de Juan Cano, comendador de Carrizosa y Miraflor

     -1. Juan Martínez Guerrero, a quien Enrique IV envío a Alcaraz año 1451 a graves negocios

    -2. Pedro Martínez Guerrero, casó con Catalina Ruiz, señora de la Torre de Alvar Ruiz, hija de Alvar Ruiz de Córdoba y Catalina Sánchez Ballesteros
           -Juan Martínez Guerrero casó con María de Villena Santacruz, hija del capitán Juan Santacruz
               -1. Agustín Guerrero casó con Inés de Mesa, hija de Hernando de Avilés y de María de Molina y nieta de Alonso Fernández de Córdoba, comendador de Segura, y de Leonor de Avilés su 2ª mujer
                   -Francisco Guerrero de Luna casó con doña Francisca de Sandoval, hija de Antonia de Sandoval Negrete y de doña Antonia Becerra
                           -Don Rafael Guerrero de Sandoval, caballero de Calatrava
                           -Don Germán murió sirviendo en Flandes
                           -Don Gabriel Guerrero de Luna, casó con doña Catalina de Esquivel y Guzmán, alcalde de hijosdalgo en Granada, y de doña Inés de Guzmán de la Serna
                                 -Don Gabriel Guerrero de Sandoval, caballero de Santiago, casó con doña María de la Torre
                                          -Don Gabriel Francisco Guerrero, caballero de Santiago, casó en Beas con doña .... Godínez        
                                -Doña Inés Bernarda casó con don Alonso de Noguerol
                                -Don Agustín Guerrero de Guzmán, caballero y gobernador de Alcántara, corregidor de Guadix, casó con doña Ana Agustina de Carcamo
                                          -Don Gabriel Guerrero de Luna I marqués de Valdeguerrero, caballero de Santiago del Consejo de Guerra, casó 1º con doña Juana de Chiriboga, 2º con doña Juana de la Cerda sin sucesión
                                         -Don Agustín murió sobre Olivenza
                                         -Don Gaspar, sacerdote
                                         -Don Gerónimo, jesuita
                                         -Doña Petronila y doña Agustina, monjas de Santisp. de Alcaraz
                                         -Doña Catalina Félix Guerrero, casó con don Rodrigo de Ortega, caballero de Santiago, señor de Villar de Cantos
                                                      -Don Gabriel de Ortega Guerrero, II marqués de Valdeguerrero, Gentil Hombre de la cámara, gobernador de Aranjuez casó 1º con doña María Josepha Zambrana, 2º con doña  María Magdalena de Riaño
                                                                 -Doña Catalina Félix Ortega, IV marquesa de Valdeguerrero, casó con su tío Don Vicente de Sandoval (sigue línea sucesoria, al no tener hijos don Francisco Javier Ortega Riaño, III Marqués de Valdeguerrero, hijo de Gabriel Ortega y María Magdalena Riaño)
                                                      -Doña Agustina de Ortega, 2ª mujer de don Francisco de Sandoval, suegro de su hermano
                                                                 -Don Vicente de Sandoval, caballero de Calatrava, casó con doña ... de Ortega su sobrina y prima hermana
                                                                 -Don Sancho, caballero de Calatrava
                                                      -Doña Manuela casó en San Clemente con don Juan Francisco Pacheco y Solís, señor de Valdosma y Tejada
                                                                 -Doña Francisca Pacheco casó en 1717 con don Joseph de Castro, caballero de Santiago


                           -Doña Ana María casó con don Francisco de Sandoval
                  -Don Fernando Guerrero
                  -Doña María Guerrero casó con Alonso Guerrero Becerra
              -2. Francisco Guerrero, alférez mayor de Alcaraz
                  -Doña Catalina Guerrero casó con ... Zambrana
                          -Don Pedro Guerrero Zambrana, caballero de Santiago caballero de Santiago, page, gentil del .... procurador cortes de Murcia, casó con doña Gerónima Guerrero, hija de Don Antonio Guerrero Becerra y de doña Visola Girón
                              -Don Pedro Zambrana, caballero de Calatrava, procurador de Cortes de Murcia, murió sin sucesión
                              -Don Antonio Zambrana casó con doña María Abat Catalán
                                   -Doña María Gerónima Zambrana, 1ª mujer de don Francisco de Sandoval, caballero de Santiago, hijo de don Sancho y de doña Petra  de Bedoya y nieto de doña Ana María Guerrero
                                              -Doña María Josefa Zambrana, II Marquesa de Valdeguerrero   
              
    -3. Fernán Cano Guerrero casó Teresa Díaz de Bustamante
          -Oliva Guerrero casó con Sancho Ballesteros
              -Doña Sancha Ballesteros casó con Gil Rodríguez Noguerol
                   -Gil Rodríguez Noguerol comendador de Alcalá la Real casó con Doña Luisa Guerrero, hija de Alonso Guerrero Becerra, contino de Carlos V y de doña Francisca de Luna y Córdoba
                         -Don Alonso Noguerol casó con doña Luisa de Ludueña sin sucesión
                         -Don Pedro Noguerol Guerrero casó con doña Francisca Guerrero su prima hermana, hija de Alonso Guerrero Becerra y de doña María Guerrero y con doña Luisa de Córdoba, hija de Alonso Fernández de Córdoba, oidor de Valladolid, y doña Luisa de ...
                             -Don Pedro Noguerol, oidor de Granada, murió sin sucesión
                             -Don Cristóbal Noguerol , caballero de San Juan
                             -Don Alonso Noguerol casó con doña Luisa Bernarda de Guzmán su prima hija de don Gabriel Guerrero
                                   -Don Gabriel caballero de San Juan
                                   -Don Pedro Noguerol murió sin casar
                                   -Doña Francisca casó en Villatobas con don Esteban de la Torre sin sucesión



Real Academia de la Historia — Signatura: 9/310, fº 176. — Signatura antigua: D-35, fº 176.  Tabla genealógica de la familia Guerrero, vecina de Alcaraz, marqueses de Valdeguerrero. Manuscrito. Empieza en Juan Guerrero de Soto, conquistador de Alcaraz (Albacete), a quien armó caballero el rey Alfonso XI cuando su coronación, en 1330. Termina en su octavo nieto Gabriel de Ortega y Guerrero, II marqués de Valdeguerrero. Tiene escudo de armas.Referencias: Índice de la Colección Salazar y Castro, 28245
Pertenece a la Colección Salazar y Castro de la RAH

sábado, 16 de abril de 2016

Pacheco de El Pedernoso

Diego Pacheco, hermano de Juan señor de Minaya, casó con doña María de Toledo

     - Fernando Pacheco de Avilés el viejo, casó con doña Aldonza de Alcalá, litigó

         -Don Diego de Pacheco de Avilés casó con doña Ana Girón

               -Don Fernando Pacheco y Avilés casó con doña María Pacheco de Ayala

                    - Don Diego Pacheco y Avilés con doña Guiomar de Solís y Manrique

                         -1. Don Lope Pacheco, natural de Belmonte, vecino del Pedernoso, casó con doña Marina Núñez del Águila, natural de Toledo
                                  - Doña Constanza casó con don Diego
                        -2. Don Francisco Pacheco, natural y vecino del Pedernoso casó con doña Blanca Milán y Aragón, natural de Valencia, hija de don Juan Alonso, Marqués de Albaida
                                  -Don Diego Pacheco Milán y Aragón casó con su prima hermana doña Constanza
                                              -Don Francisco Pacheco Milán y Aragón, natural de Belmonte, vivió en El Pedernoso, caballero de Calatrava, año 1663, casó con doña Francisca Pacheco de Ribera, natural de San Clemente, hija de don Juan Pacheco de Guzmán y de doña Francisca de Ribera
                                                       -Don Juan Francisco Pacheco de Guzmán, señor de las villas de Valdosma y Tejadacasó con doña Manuela Gertrudis de Ortega y Guerrero, hermana del 2º Marqués de Valdeguerrero, hija de don Rodrigo de Ortega, señor de Villar de Cantos y de la jurisdicción de Vara de Rey (natural y su hija de San Clemente) y de doña Catalina Felíx Guerrero y Carcamo, natural de Alcaraz
                                                             -Doña Francisca Ignacia Pacheco natural de San Clemente a quien en 29 julio 1717se aprobaron la pruebas para casar con don Joseph de Castro, caballero de Santiago
                                                                         -Doña... de Castro de cuyo parto murió su madre



Real Academia de la Historia — Signatura: 9/310, fº 164 v. — Signatura antigua: D-35, fº 164 v. Tabla genealógica de la familia Pacheco, vecina de El Pedernoso. [Manuscrito]

Los Salazar de El Pedernoso

Francisco de Salazar casó con Doña María Pacheco
     -1. Doña Beatriz
     -2. Francisco de Salazar vecino del Pedernoso, casó 1º con doña Leonor de Acuña, el testamento 22 de noviembre de 1510, arch. de Cifuentes
                     
                     -Luis de Salazar, vecino del Pedernoso, universal heredero de su padre y de su madre. Y a quenta del dote della le cedió su padre en El Pedernoso 16 de septiembre 1509 ante Asensio Madrid, escribano público las heredades que tenía en Almonescer y si estaban obligadas en alguna debda prometió como caballero ombre fijodalgo que los pagaría, era casado Luis con doña Guiomar Carrillo y su padre ofrece pagarle 40.000 mrs. que había tomado de su dote. Este Luis de Salazar, en Villarejo de Fuentes, 12 enero 1514, ante Juan Muñoz de Vadellos, escribano público de la dicha villa, vende a Juan Velázquez vecino della por 25.000 mrs. las casas que tenía en Almonescer y las heredades de su término lo qual hubo de su padre como su universal heredero.
     -3. N. ... de Salazar

                  -Diego Pacheco, vecino de Villanueva de Alcardete, en Belmonte a 29 de abril 1495, ante Fernán Sánchez de Alcaraz se sacó traslado al señor Juan Pacheco, señor de Minaya y el señor Diego Pacheco, alcalde de Belmonte, vendió por 14.000 mrs. a Francisco de Salazar su tío, hijo de los señores Francisco de Salazar y doña María Pacheco, sus abuelos, todos los bienes raíces que los dichos sus abuelos heredó en el Marquesado de Villena, Orden de Santiago, Obispado de Cuenca y Priorato de Uclés, excepto la heredad de la Moraleja, que retuvo para su poderla vender sin requerir primero al dicho su tío por si la quisiese por el tanto, casó con Juana de Ayala; arch. de Cifuentes



Real Academia de la Historia — Signatura: 9/307, fº 189 v. Los folios 190 a 197 v. están en blanco. — Signatura antigua: D-32, fº 189 v. Los folios 190 a 197 v. están en blanco.  Noticias de algunos señores de la familia de Salazar, señores de El Pedernoso. [Manuscrito]

Los Herreros de San Clemente, una familia de origen segoviano



 El linaje de los Herreros, que tanta fortuna y significación tendrían en San Clemente es de origen segoviano, concretamente, toman su apellido del lugar denominado Herreros o Ferreros de la Tierra Segoviana (el lugar sería abandonado en el siglo XV, para dar lugar a un nuevo pueblo, Otero de los Herreros). Con capilla propia en la Iglesia Mayor de Santiago, la de San Antón, sería también lugar de enterramiento de algunos miembros de la familia. El árbol que presentamos se centra más en la línea sucesoria de la rama de los Herreros de Madrid y obvia la de San Clemente. No obstante, la primera rama, hasta Francisco de los Herreros, fiscal de Hacienda, mantuvo una relación muy directa con la villa de San Clemente, donde sería enterrado. Para completar datos es fundamental el artículo que sobre los Herreros hemos escrito con anterioridad. Hemos respetado las lagunas del texto original.

Escudo de armas de los Herreros





Juan Sánchez, regidor de Segovia, por Alfonso XI, caso con María Sánchez de Heredia

   -Alonso Sánchez de Herreros, vecino de Herreros, vecino de Segovia, casó con Elvira González

      -Alonso Sánchez de Herreros, vecino del lugar de Herreros, murió año 1476, casó con Eva López

           -Miguel Sánchez de Herreros, que casó con Teresa López Macacho, fundaron en la Iglesia Mayor de San Clemente, la capilla de San Antón.
                 
                  -1. Antonio Francisco de los Herreros casó con Juana López de Monteagudo

                              -Doña María casó con Hernán González Pacheco (casa de los Haro)
                              -Doña Isabel casó con Diego Pacheco  (casa de los Pacheco)
                              -Doña Teresa casó con Antonio Ruiz de Villamediana (casa de los Villamediana)
                 -2. Francisco  de los Herreros

                             -Francisco de los Herreros, vecino de San Clemente

                                     -Francisco Herreros

                                     -Gerónimo Carrasco Herreros

                                           -Don Francisco de los Herreros que murió fiscal del Consejo de Hacienda, casó con doña Luisa Solozarno

                                                   -1. Don Alonso de los Herreros, caballero de la orden de Santiago, regidor de Cuenca, oficial mayor de la secretaría de Guerra, murió repentinamente en Madrid a principios de 1687, casado con doña Elena Cantarero y Chaves.
                                                              -Doña Baltasara, casada con don Rodrigo Calderón de Vargas y Trejo, 3º conde de la Oliva, señor de Grimaldo
                                                              -Doña Elena de los Herreros, casó con don Diego Ignacio de Solórzano, su primo caballero de la orden de Santiago, caballero de la Reina.
                                                              -Don Pedro de los Herreros, caballero de Santiago, oficial de Guerra, casó con doña Antonia del Pinar
                                                   -2. Don Francisco de los Herreros, caballero de Santiago, ayuda de cámara del Rey y Consr. veedor de la Cámara  de la Reina doña Mariana, murió en Madrid año de 85, casado con doña Andrea de Tapia
                                                             -Don Agustín de los Herreros caballero de la orden de Santiago, casó en 18 de septiembre de 83 con doña Ana María de Cervantes, hija de don Pedro de Cervantes, alcalde de obras y bosques, y de doña Ana María de Castroverde, sin sucesión, casó de nuevo con doña... Tinoco, hija de Pedro Tinoco, caballero de Santiago y doña ... Spínola 
                                                  -3. Don Iñigo de los Herreros clérigo
                                                  -4. Don Rodrigo de los Herreros, caballero de Santiago, capitán de caballos en Flandes, general de batalla de los ejércitos del emperador año 1686
                                                  -5. Don Antonio
                                                  -6. Doña Gerónima, monja de Santa Clara
                                                  -7. Doña María, monja francisca en San Clemente, tuvo despachadas las pruebas para camra. de las Calatravas de Madrid.
                                                 -8. Doña Isabel
                                                 -9. Ana casó con D. ... conde de Villa  Rosada
                                                             -Don Fernando
                                                             -Otros
         

                 -3. María López de los Herreros casó con Hernán Vázquez de Haro

                -4. Bernardino de Herreros casó con Inés de Alarcón

                -5. Sancho López de Herreros



Real Academia de la Historia — Signatura: 9/301, fº 195. — Signatura antigua: D-26, fº 195. Tabla genealógica de la familia de los Herreros. [Manuscrito]

Ortega de San Clemente, desde el siglo XVII: hacia los Valdeguerrero

Continuamos con una serie de genealogías, de fácil acceso, sacadas de la Colección Salazar y Castro de la Real Academia de la Historia. En este caso con los Ortega y su secuencia, a partir de la fundación del mayorazgo por Rodrigo de Ortega y Ana Rosillo, I señores de Villar de Cantos y Vara de Rey, y la posterior continuidad de la familia en los Marqueses de Valdeguerrero, y su entronque con los apellidos Guerrero, Pacheco y Sandoval.


Don Rodrigo de Ortega, vecino de San Clemente, casó con doña Ana Rosillo, hija de Fernando Rosillo Vara de Rey, y de María Saiz Gabaldón, hija de Jorge López Gabaldón y de María Collado.

     -Don Rodrigo de Ortega casó en San Clemente con doña Inés de Ortega

         -Don Rodrigo de Ortega García, señor de Villar de Cantos, caballero de Santiago, casó con doña Catalina Félix Guerrero, hermana de don Gabriel Guerrero de Luna, caballero de Santiago, 1º Marqués de Valdeguerrero, del Consejo de Guerra

           -1. Don Gabriel de Ortega Guerrero, 2º Marqués de Valdeguerrero, Gobernador de Aranjuez, casó con doña María Josefa Zambrana,  muerto en 1728

          -2. Doña Manuela casó con don Juan Francisco Pacheco y Solís, señor de Valdeosma y Tejada

         -3.Doña Agustina casó con don Francisco de Sandoval, caballero de Santiago



Real Academia de la Historia — Signatura: 9/310, fº 172 v. — Signatura antigua: D-35, fº 172 v. Tabla genealógica de la familia de Ortega, vecina de San Clemente. Manuscrito