El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

sábado, 15 de octubre de 2016

Descripción de Sisante por un corregidor desagradecido (siglo XVIII)

Sisante era a mediados del siglo XVIII una villa próspera. En 1635*, se había eximido de Vara de Rey y conseguido el título de villa; ahora con sus 900 vecinos la supera demográficamente y como centro administrativo. Contaba ya con un corregidor cuya jurisdicción se extendía a Vara de Rey, Casas Benítez, Casas de Guijarro y Pozo Amargo. No veía tal prosperidad el corregidor recién nombrado que le dedicó las coplas satíricas que reproducimos a continuación. 

Ayuntamiento de Sisante
El corregimiento de Sisante era un corregimiento menor, punto de partida para la carrera administrativa de cualquier burócrata, pero, poca cosa sin duda, para el ambicioso autor de estas coplas. Describe la villa como un pueblo de casas de poco porte (pues casas de Nacimiento he visto de mayor talla), que dan poca prestancia al pueblo (la tal villa debe ser subterránea). En algún momento, llega a compararlo con una zahúrda. Tal corregidor debió llegar en un primer momento del establecimiento del corregimiento, previamente a la construcción de edificios civiles de mayor porte, como las casas de diferentes familias hidalgas o como el ayuntamiento, finalizado en 1789.


***

Relación que hizo un correxidor al recivimiento que le hizo la villa de Sisante en tierra de la Mancha, la que embió á un amigo á la Corte, pintando todo lo acaecido en el día de su entrada

LLegue Señor, y aquí empieza, 
lo que aquí nunca se acaba,
llegué, y al llegar aquí, 
ö quién aquí no llegara!

LLegué á ver no ya en ydea
la ynsula Barataria
ó fue un lunes por la noche,
ó un día por la mañana.


Día de calamidad, 
día de ira, y de ravia,
y también fue de miseria
al servirme la vianda.

Salieron a recivirme
de la gente más hidalga,
en mal concertadas tropas
figuras extrahordinarias.

Eran los dos comisarios
dos extremos, dos fantasmas,
uno estítico, otro obeso,
aquél Quijote, éste Panza.

Con más de mil cortesías,
gestos, y medias palabras
me saludan, y es sin duda,
que conocieron mi ravia.

Ö quién pudiera pintarte
la marcialidad, la gracia, 
y el maridage, que hacían
las pelucas, y las polaynas.

Yo me imagine en Madrid,
y dije al mirar sus fachas,
víspera es de San Joseph,
si las señas no me engañan.

Y tal vez tantos Judas juntos, 
recelé alguna desgracia, 
temiendo ya me vendían
al tiempo, que me compraban.

Bamos dijeron al coche,
y esta es la primer palabra,
que parieron con acierto,
y hablaron con elegancia.

Fui a tomarlo, y reparo, 
que sin estribos, me aguarda,
que porque no los perdiera, 
quisieron no los hallara.

En fin ocuparle pude
porque una mano me alargan,
que esto de suvir sin hombre
ni aún es posible en la Mancha.

Para haver de dibujarle, 
pincel, y colores faltan,
con que si pintarle, quiero,
me hallo con solo la tabla.

Pero al fin ello es preciso,
y aunque la historia sea larga,
yo me resuelbo á pintarlo,
porque le hace mucha falta.

La caxa era transparente
por idea extraordinaria
con fueros de locutorio
y privilegios de jaula.

Por tradiciones antiguas
se save estubo forrada,
ó en cordellate manchego,
ó en terciopelo de olanda.

Pues aunque en esta disputa,
son las opiniones barias,
nadie lo ha visto, y el tiempo,
todo lo vino á hacer tablas.

Esto es por dentro, y por fuera
aún es cosa más extraña, 
baya un poquito de juego, 
pero no entiendas, que es chanza.

En anteojo de puño,
sirvió el vidrio edades largas, 
y aún creo le recortaron,
quando á el coche los trasladan.

Las ruedas grandes son verdes,
las chicas son encarnadas, 
la una vara es algo rucia,
y la otra tira á parda.

Y en fin, para no cansarte
con pintura tan pesada,
solo el estar vien herrado,
es lo que tiene de gracia.

Empezó a marchar la tropa,
con una invención extraña,
pues quedaron los trompetas
conmigo á la retaguardia.

Yba el cochero á pescante,
y es un primor ver qual manda,
á dos mulas galeotas, 
un comitre con abarcas.

Ya hemos llegado, dixeron:
y yo que a Velén guzgaba, 
pues casas de Nacimiento
he visto de mayor talla.

En fin Señor, la tal villa
deve ser subterránea, 
y si yo consigo el verla,
doy palabra de pintarla.

Entre estas y otras llegamos
á la puerta de mi casa,
alaja digna de un Rey,
pues sobre negra, es enana.

Al entrar Dios nos asista,
discurrí, que comulgaba,
pues se me vino á la boca,
lo de mi povre morada.

Por fin, y aún por fin, y muerto
en la Zaurda me zampan,
y acabado ya el entierro, 
cada qual se fué á su casa.

Esta señor es mi Historia,
y la más fiera desgracia,
que probó en sus aventuras
Don Quijote de la Mancha.


BNE. Ms/10912. Papeles Curiosos manuscritos. Tomo 27.  siglo XVIII. fols. 27 vº a 32 rº

*Insistimos en el año 1635 como fecha de consecución del título de villa de Sisante y su exención de Vara de Rey. Es la que nos da Tomás López; además, expedientes del año 1636 ya aparece con el título de villa.

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