El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

sábado, 25 de febrero de 2017

El convento de los frailes o de Nuestra Señora de Gracia de San Clemente

Iglesia de San Francisco (web del Ayuntamiento, http://www.sanclemente.es/)
Los días seis y siete de julio de 1971 el padre franciscano Juan Messeguer se pasa por San Clemente, visitará el llamado convento de los frailes, ocupado por los padres carmelitas, que no tardarían en abandonarlo. Ha estudiado la documentación existente en el Archivo Histórico Nacional, que hace referencia a los años de la Guerra de la Independencia y los previos a la desamortización y exclaustración en 1835. Será coincidiendo con estos años de la década de los treinta del siglo XIX, cuando se produzca el primer abandono del monasterio, ocupado desde su fundación en 1503 por los frailes franciscanos. De la importancia del convento da fe el número de religiosos, que osciló entre treinta y cuarenta. Aunque hubo momentos que se pasó de esa cifra, de tal manera que en el capítulo de la orden, celebrado en Villanueva de los Infantes el 17 de mayo de 1760, se asignaron al convento de San Clemente un máximo de 35 moradores, de los que veinticinco serían sacerdotes, tres coristas, cinco hermanos y dos donados.

Integrado primero en la custodia de Murcia (división menor a la de la provincia en la organización monacal), acabaría integrado en la provincia de Cartagena, sucesora de la custodia, una vez emancipada de la provincia franciscana de Castilla.  Alonso del Castillo recibiría de una congregación capitular de la custodia de Murcia las escrituras que le reconocían el patronazgo de la capilla mayor de la Iglesia del convento. Tal decisión pronto sería rechazada por el concejo de San Clemente, que reduciría los derechos de Alonso del Castillo al ochavo de la capilla mayor, y reconocería el derecho de patronazgo al concejo de la villa. Es decir, a los principales de la villa, que marginados de las capillas que unas pocas familias poseían en la iglesia mayor de Santiago, veían reconocido en la de San Francisco el derecho a un lugar de enterramiento, privilegio de asiento en las celebraciones religiosas y lugar donde se preservara su memoria.

El convento de San Francisco se construyó sobre un solar cedido por don Alonso del Castillo, pero su construcción solo fue posible por las aportaciones, o limosnas, de los vecinos de San Clemente. Ahora en 1515, doce años después de su fundación, el concejo de la villa de San Clemente, en pleitos con don Alonso del Castillo por los molinos y Perona, se arrogará ante el provincial y custodio franciscano el derecho de patronato sobre el convento, haciéndoles rectificar la concesión anterior a favor de don Alonso del Castillo. El convento que se ha iniciado a construir una década antes, se ha erigido gracias a las aportaciones monetarias de los vecinos de la villa. En el momento de las disputas estaba finalizada la cabecera de la iglesia, de inconfundible estilo gótico; es de presuponer que en este momento se edifica el cuerpo restante de la iglesia con un estilo ya de ruptura con las viejas tradiciones, ruptura que también se manifiesta en el claustro. Las rupturas de estilo coinciden con el gobierno municipal de un patriciado urbano que se erige en el principal impulsor del desarrollo económico de la villa, triunfante sobre los intentos de dominio señorial de los Castillo o los Pacheco, señores de Minaya. Esta minoría de principales enriquecida amenazará con paralizar las obras del monasterio: en acertada expresión dirán que su fe religiosa se resfriaba. Ese resfriarse nos muestra a una nueva élite dirigente, incrédula en su fe, que veía en los edificios que por esta fecha se levantaban, ya fueran civiles o religiosos, el símbolo de su triunfo personal. Consciente de su poder, amenazó al capítulo de frailes franciscanos de Murcia con detener las obras y dejar inacabado el convento.

Licencia de 1563 para establecer un estudio de Gramática (AMSC. AYUNTAMIENTO)

El convento, ejemplo del contrapoder pechero a las familias hidalgas, que habían elegido la iglesia de Santiago y las capillas destinadas para ello como lugar de sepultura, se convirtió durante tres siglos en centro de estudios de gramática, donde se formarían los hijos de las familias principales sanclementinas. La licencia par la concesión del estudio de gramática se concedió por carta real de 1563, viniendo a dotar la villa de un centro regular de estudios, completando la licencia real, obtenida en 1494, para dotar al pueblo y su comarca de un bachiller de gramática. Los estudios de gramática, tal como constataba el padre Ortega en 1740, se ampliarían a estudios de arte, o filosofía, y teología moral. Nos cuenta el padre Messeguer que en el convento de Nuestra Señora de Gracia recibió formación religiosa y científica el franciscano irlandés Patricio O'Hely. Aquí estudió filosofía durante tres años, entre 1560 y 1570, martirizado en su tierra natal el 22 de agosto de 1578.


Portada con el cordón franciscano (http://sanclemente.webcindario.com)
El padre Messeguer nos da una visión del convento en 1971, tal como lo encontró en en su visita, todavía ocupado por los padres carmelitas. Antes, da fe del estado de abandono que ha sufrido este convento a lo largo de la historia. Así, recogía el  testimonio del padre Ortega en 1740, que recriminaba a la Marquesa de Valera, sucesora en el patronato del ochavo de Alonso del Castillo, que anduviera en pleito con los frailes y descuidara sus obligaciones cristianas para ayudar a la conservación del edificio. Las disputas estériles hoy continúan, sin que aprendamos nada del pasado, mientras el edificio languidece. Dejamos pues las palabras del padre Messeguer en el recuerdo de su visita de julio de 1971
Del edificio queda el claustro central, grande; si no mal recuerdo, cuadrado o casi, con dos aljibes y sendos brocales modernamente retocados. Le adornan bellas columnas, sobre las que se apoyan arcos -¿escarzanos?- embutidos en obra de ladrillería, quizás en el siglo XVIII. Del resto del convento se conservan pequeñas partes aprovechadas por los actuales moradores que han construido un convento nuevo. Si el antiguo ya estaba sumamente deteriorado en 1740, no estaría mejor ciento sesenta años después (momento de la ocupación por los pp. carmelitas). La iglesia dedicada a Santa María de Gracia, se conserva en su ser primitivo con retoques inevitables que el tiempo impone. Portada gótica, blasonada con el cordón franciscano ciñendo el arco de entrada, según costumbre bastante extendida en la época
Claustro (foto José García Sacristán)

El documento que abajo presentamos fue cedido por el cura don Diego Torrente Pérez al padre Juan Messeguer durante su visita el seis y siete de julio de 1971. que transcribió el documento y lo publicó en la revista franciscana ARCHIVO IBERO-AMERICANO. Reproducimos esta transcripción con el fin de darla a conocer. Completa la que el propio Diego Torrente público en sus Documentos para la Historia de San Clemente. En ambos casos la base es el documento existente en el Archivo Histórico de San Clemente. Nos quedará la duda sobre cómo fue el encuentro entre el padre Messeguer y don Diego Torrente. Para el primero su visita al convento de San Clemente era una escala más en su estudio del franciscanismo; trató mal la hospitalidad del cura sanclementino, del que solo parecía interesarle la información que atesoraba y ese desprecio se plasmó en que citó mal su apellido a pie de página (Torres por Torrente). El cura sanclementino era ávido y supo aprovechar la visita del murciano para ampliar sus conocimientos, tener acceso a los estudios del padre Ortega o captar lo que el franciscano le contaba sobre el libro de cuentas que de 1812 a 1835 de dicho monasterio existe aun hoy en el Archivo Histórico Nacional. No le contó el franciscano al sanclementino cómo, durante la ocupación napoleónica del pueblo, los frailes ocultaron sus ahorros, dos mil doscientos reales, entre las tumbas de sus muertos y lo ávidos que fueron los franceses por encontrarlos.
Primeramente dos mil doscientos reales que se llevaron los franceses del panteón de los religiosos donde los encerraron con toda cautela el P. Guardián y Fr, Gerónimo Fernández, quien se quedó con la llabe de la cueba que era su entrada
Desconocemos si ambos religiosos compartían el conocimiento del padre Tomás, que tras la exclaustración de los frailes se hizo cargo de la iglesia, ayudando a su preservación. Este cura decimonónico era  especialmente querido en el pueblo, donde todos le llamaban el padre Tomasito. Los franciscanos tuvieron la posibilidad de volver a San Clemente en 1878, tras la restauración de la provincia de Cartagena, pero no aceptaron. Su lugar lo ocuparon en 1899 los padres carmelitas.

A uno y otro, franciscano y cura, se les escapó, creemos el verdadero valor histórico del documento que ambos leyeron y transcribieron: el pueblo estaba viviendo su edad de oro, su despertar. Comenzaba un primer impulso que tenía su reflejo en una primera implosión arquitectónica, que pronto abandonaría las trazas góticas de la cabecera de la iglesia gótica para internarse por los caminos del Renacimiento. Decían las Relaciones Topográficas, sesenta años después, que la construcción del convento de Nuestra Señora de Gracia (y posteriormente el de las clarisas) solo había sido posible en un momento de la historia de la villa con más población y posibilidades. La apreciación era incierta, pues el San Clemente de 1515 tenía la tercera parte de población del de 1575. Sin embargo, los sanclementinos de 1515 tenían una fuerza de voluntad y determinación que era ajena a sus paisanos de sesenta años después.



Yn nomine Domine, amen

A todos los que el presunto trasunto vieren e oyeren, yo,  fray Pedro de Molins, custodio de la custodia de Murçia de la orden de San Françisco de la observançia, vos notifico e hago saber cómo vi e diligentemente examiné unas cartas de la donaçión fecha al conçejo de la villa de San Clemente, del patronadgo del monesteryo que nuevamente se edifica en la dha villa, para freyres de la dicha orden, so ynvocaçión de Sancta Marya de Graçia otorgadas en el capítulo e congregaçión, fecha por el muy rreverendo padre fray Juan de Marquina, vicaryo provinçial de la dicha horden de la provinçia de Castilla, en uno con otros frayres e religiosos de la dha horden en el monesteryo del señor San Françisco extra muros de la çibdad de Murçia, el día e fiesta de la Conçebçión de nra Señora la Virgen María, escriptas en pergamino, e firmadas del nombre del dho muy reverendo padre provinçial e del custodio de la dha custodia, que por entonçes hera, e de los nonbres de otros religiosos difynidores de las cosas tocantes al dho capítulo, e selladas con el sello de la dha provinçia, e con otro sello de la dha custodia, no rraydas ni chançeladas ni en parte alguna de ellas sospechosas, mas caresçentes de todo viçio e error, según que por ellas propia façie, paresçía; el thenor de las quales es éste que se sigue:

Nos, fray Juan de Marquina, vicaryo provinçial sobre los frayres menores de la observançia de la provinçia de Castilla e fray Alvaro de Santisso, custodio de la custodia de Murçia, e fray Pedro Molins, electo en custodio de la dha custodia e difynidor con los otros difynidores desta nra capitular custodia e congregaçión, fecha en el convento de San Françisco de la çibdad de Murçia, en la fiesta de la Conçebçión de nra Señora, de año de (1515) años,
visto que vos, el honrrado conçejo de la villa de San Clemente, movidos por zelo del serviçio de Dios e devoçión a nra sagrada horden, fundastes en la dha villa, con vras propias lymosnas, el monesterio de Sancta Marya de Graçia, para que fuese morada de frayres de nra horden, la qual obra avéys continuado e continuays,
e allí mesmo, oyda la informaçión que por el discreto del dho monesterio nos fué fecha diziendo que vos, los suso dhos, os aclamavades e deziades padeçer agravio en esto que syendo fundado e edificado el dho monesterio a vras espensas, hizyesen a ninguna persona particular patrón dél, y que esto deziades, porque sabiades que en otra congregaçión o congregaçiones capitulares desta nra custodia avyan seydo conçedidas çiertas letras del señor Alonso del Castillo, vezino de la dha villa, las quales que savían que le hizieron patrón de la capilla mayor del dho monesteryo,
e que a esta cabsa se rresfriava a vosotros la devoçión que a la dicha casa thenés, e gana de acabar el edifiçio en ella començado, e que protestavades que, si el patronado sobredho no fuese a todos común, de çesar de hazer lymosnas para la dha obra,
lo qual thenemos por muy çierto ser e pasar ansy como nos fue dho, e relatado por el dho discreto, porque muchos de vos, prinçipales del pueblo, hizieron la mesma ynformaçión e protestaçión al uno de nos los suso dhos;
por ende, acatando a vra devoçión e justiçia que thenés, vyendo que, sobre las conçesiones del patronado susodho, no fue bien consultado ni por quien las procuró fecha devida ynformaçión, e se dixo que el dho Alonso del Castillo aver dado todo el sitio e solar para el dho monesteryo y ser prinçipal fundador e ayudador a la obra suso dha, lo qual pareçe por verdad no ser ansy como dho es,
nos, los susodhos, husando de la abtoridad apostólica a nos cometida para defynir, determinar e consultar en las cosas e negoçios de nro capítulo, dezimos que no obstante qualesquier letras que en contrario paresçieren conçedidas en nros capítulos, hazemos patrón del dicho monesteryo a vos el dho conçejo de la villa de San Clemeynte, para que cada uno de vos podáys elegir sepoltura e asyento do quiera que ovyere lugar, dentro e fuera de la capilla mayor, a donde por el guardián del monesterio os fuere señalado,
excebto el ochavo de la dha capilla, de la una esquina a la otra, el qual damos e señalamos al dho señor Alonso del Castillo para su enterramiento.
En testimonio de lo qual, damos esta carta firmada de nros nombres, e sellada con el sellode la dicha probinçia, fecha en el dho convento de Murçia, en nra capitular e custodial congregaçión, día mes e año susodhos.
Fray Juan de Marquina, vicaryo provinçial, fray Alvaro de Santisso, fray Pedro Molins, custodyo, fray Pedro de Ayala, fray Antonio del Puerto, fray Gonzalo de Soto.

Las quales dhas letras, por mi diligentemente vistas e examinadas por parte del dho conçejo de la dha villa de Sant Clemeynte me fue pedido las mandase trasladar e les mandase dar dellas trasunto o trasuntos, uno o dos e más, en pública forma para guarda del derecho del dho conçejo,
e yo visto el dho pedimento, e vistas las dhas letras de donaçión, e examinadas como es, aquéllos mandé trasladar, y en pública forma de trasunto tornar poe el notaryo ynfrascripto,
el qual dho trasunto e trasuntos quiero e es mi voluntad que sea dada e atribuyda entera fee, como sy las mesmas letras originales paresçieren,
a lo qual ynterpongo la abtoridad de la dha orden e decreto, para que valan e sean firmes en todo tienpo e lugar e para mayor corroboraçión del dho trasunto le mande sellar con el sello de la dha custodia, e le firme de mi nonbre
que fue fecho y pasó lo susodho en el dho monesteryo de San Françisco, a 15 días del mes de dizienbre, año de 1515 años.
A lo qual fueron presentes por testigos, para ello llamados e rrogados, Alonso de Alvaçete, e Françisco de Sabahún, vezinos de la dha çibdad de Murçia. Frater Petrus Molins custos.
Yo Alonso Balacana, escrivano y notaryo público por la abtoridad apostólica, que presente fui ante el dho rreverendo padre custodyio, en uno con los dhos testigos, e todo lo susodho, e a cada una cosa e parte dello, e asy lo vy, e oy, e non corresçila, e de mandamiento del dho custodyo este dho trasunto de mano de otro escrypto saqué, y en esta pública forma lo torné, e de mi signo acostunbrado, en uno con el sello de la dha custodia pendiente e firma del dho custodio, lo signé en fee de testimonio de verdad, rrogado e rrequerydo.


MESSEGUER FERNÁNDEZ, Juan, O.F.M.: "El convento de S. Francisco de S. Clemente. Fundación y últimos años de existencia" en Archivo Ibero-Americano, pp. 461-473. Año XXXVI, Octubre-diciembre, nº 144. 1976

ADENDA

Hoy es 30 de julio de 2018, el vetusto convento de los frailes nos sigue presentando ese aspecto destartalado que amenaza ruina, pero quién sabe si en su abandono ha despertado las conciencias o simplemente se ha convertido en testigo del pasado que ha recordado a los sanclementinos su historia. Hoy nace la esperanza de su recuperación. Por supuesto habrá disputas y corrillos en la plaza y calles del pueblo sobre qué hacer con el viejo edificio. Más allá de las opiniones encontradas el convento de Nuestra Señora de Gracia habrá ganado una batalla más, que no será la última. En los próximos dos años recuperará su esplendor de antaño.

Cuando los restauradores recuperen cada uno de sus muros, cuando se enfrenten a su claustro oculto por los vanos tapiados, no deben olvidar una cosa. El convento de Nuestra Señora de Gracia es un convento del pueblo. El pueblo lo levantó con sus limosnas. La iglesia de Santiago era la iglesia principal, pero desde hace quinientos años la misa mayor dominical se celebraba en la iglesia de los franciscanos. La plaza mayor era el lugar de confrontaciones públicas y cierre de negocios, pero nuestro convento, y su olvidado claustro era el escondido sitio de los encuentros deseados y de las confidencias ocultas. La iglesia de Santiago era el lugar de las homilías y las deslumbrantes octavas del corpus, pero el convento de los frailes era tribuna del sermón heterodoxo y del verbo libre. La iglesia de Santiago era el lugar de enterramiento de las grandes familias que querían subyugar al pueblo. El convento de los frailes era sitio de descanso eterno de quiénes en el pueblo dudaban de todo o habían llegado a él sin nada. Alonso Castillo, el hombre del marqués de Villena, en la villa tuvo que claudicar ante unos sanclementinos que no aceptaban más señores. Pretendía todo el convento y tuvo que quedarse con un ochavo. Martín Ruiz de Villamediana vino de Tierra de Campos como mercader, en San Clemente se forjó su riqueza, su fama y su hidalguía, pero en su hora final solo buscó el regazo de paz de una capilla del convento de los frailes por sepultura. Sabía que su memoria sería olvidada, por eso, creó un convento de clarisas. Dentro de poco, cuando se descubra la belleza cegada y callada de los arcos del convento de los frailes, empezaremos a desear ver el inaccesible claustro de las clarisas. Entonces comprenderemos el verdadero espíritu sanclementino: los edificios, incluso los religiosos se hacían a la medida del hombre. Aquí, llegó Vandelvira dispuesto a hacer una cúpula en la iglesia de Santiago que deslumbrará a todos, incluso a Dios. Dicen que desdeñó de su idea, porque Rodrigo Pacheco vio desaparecer su capilla de San Antonio. Pero no es verdad, los sanclementinos no querían que nada apagara el espacio abierto de su plaza.

Porque los sanclementinos son amantes, a pesar de lo que se diga, de los espacios abiertos. Y si un espacio era símbolo de esa apertura, ese era el convento de los frailes. Cuando en 1517 Luis Sánchez de Origüela fue quemado por sus ideas luteranas, pues que era su pensamiento sino avanzado protestantismo de quien creía que el hombre en su soledad solo necesita de su fe para hablar con Dios y cuando maldecía esas imágenes en los que veía ídolos. Él que, al igual que el resto de los sanclementinos solo se amaba a sí mismo. Para qué necesitaban los sanclementinos la iglesia de Santiago si con sus manos ya estaban levantando otra. Se lo hicieron pagar y su infame memoria se conservó en el sambenito que colgaba entrando por la puerta de Santiago. Los Origüela dieron la espalda a su iglesia y a su cementerio aledaño y se fueron al convento de Nuestra Señora de Gracia. En él, levantaron su capilla de enterramiento. Les siguieron otros como los Ortega y los ya consabidos Villamedianas. Todos creían en lo mismo: el futuro se lo labra uno mismo y la memoria que ha de llegar a nuestra muerte no se labra en mármol, sino en el recuerdo que dejamos en nuestros vecinos. Se intentó hacer de los frailes unos comparsas, pues ellos daban el crédito y la buena fama en el siglo XVI. Pero los sanclementinos sabían que ni filas de franciscanos detrás de los ataúdes ni kilos de cera fundidos ganaban el Paraíso. Por eso hacia 1650, un vecino desafió a todo el pueblo: cambió su deseo de ser enterrado en el convento de los frailes por una simple fosa cavada en la puerta sur de la iglesia de Santiago. Envuelto en una estera, debía ser pisoteado por todo el mundo, para a todos recordarles que era un hombre, a pesar de la arrogancia con que se presentaba en vida.

De gestos estaba llena la vida de San Clemente, y de esos gestos se valió fray Julián de Arenas, el prior del convento de Nuestra Señora de Gracia, cuando con valentía expuso sus ideas heterodoxas. Fue repudiado y condenado, pero nos enseño una verdad: el valor del silencio, a imitación de Cristo, es preciso guardar silencio para que la verdad se abra camino. Su silencio era el de la resignación de todo un pueblo, pero también el símbolo del escepticismo del que nace el libre pensamiento. Es ese silencio, guardado durante siglos, el que hace del convento de Nuestra Señora de Gracia el símbolo de todo un pueblo y de cada uno de los vecinos de la vieja villa de San Clemente.


4 comentarios:

  1. Cuesta trabajo pensar que se puede dejar hundir una joya de tal calibre, tal vez por lo que dices, porque es obra de los pecheros frente a los poderosos.

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  2. Y lo peor y más triste de todo es que, casi 50 años después de la visita del padre Messeguer, el convento sigue abandonado a su suerte y ni los sanclementinos ni los turistas podemos disfrutar de esta joya.

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  3. No podemos disfrutar de esta joya y de alguna más. El olvido en el que permanece el convento de Nuestra Señora de Gracia es paralelo al estudio del Renacimiento en esta zona

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  4. Estupendo artículo. Al parecer hasta el mismo parrillano Fray Pedro Simón, autor de las Noticias historiales de las conquistas en tierra firme, texto esencial para el conocimiento de la colonización de Colombia y Venezuela, estuvo estudiando en este estupendo convento donde se formó y fruto de dicha educación pasó a América donde escribió sus tres maravillosos libros.
    Angel.

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