El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

sábado, 2 de septiembre de 2017

El ascenso al poder local de los Clemente en Villanueva de la Jara

En las noches de verano, los hombres de Villanueva de la Jara se sentaban en torno a las escaleras del rollo, por entonces situado en la plaza, para contar sus confidencias. Allí se reunían también los vecinos principales de la villa, tal como hicieron un 26 de julio de 1561, pero aquella noche la charla amistosa acabó sangrientamente. La víctima fue Ginés Rubio, que en el pasado había ocupado diversos oficios en el concejo de Villanueva y que, además, poseía el oficio de familiar del Santo Oficio de la Inquisición, desde hacía una semana. Su título había sido expedido el 19 de julio por los Inquisidores de Cuenca. Esa noche del veintiséis, una de tantas veladas, acabó repentinamente en una agresión aparentemente injustificada, al menos ese era el planteamiento de Ginés
que en veynte y seys de julio próximo pasado ya que quería anochecer, estando yo salbo y seguro y en buena conbersación y sentado en las gradas del rollo de la dicha villa con los dichos Tomás Clemente y Hernando Cañabate y con otros veçinos de la dicha villa, estando rrecostado y teniendo el braço derecho echado en la segunda grada, por detrás el dicho Tomás Clemente y syn me hablar ni deçir cosa alguna con diliberaçión y acuerdo y fabor del dicho Cañabate y de los otros sus consortes desenbaynó de su espada y me dio una gran cuchillada ençima del codo del dicho braço por la parte de adentro que me rronpió el cuero y la carne y gran parte del hueso y me cortó los nierbos del gobierno de dicho braço
Ginés Rubio quedó malherido, mientras que con su mano derecha intentaba desenvainar su espada, pero no podía, pues tenía su brazo desjarretado. Su agresor se refugió en la iglesia de la Asunción, de donde, con la ayuda de algunos familiares, y en especial de Agustín Valera, hijo de un regidor, escapó de la justicia ordinaria de Villanueva de la Jara. La huida de la iglesia se había producido ante los ojos de un presente y temeroso Ginés Rubio, que de nuevo sufrió las amenazas de muerte de los fugitivos, mientras escapaban entre blasfemias. El impotente Ginés Rubio acudió ante el Consejo Real en busca de justicia, pues reconocía que los Clemente, ricos, poderosos y propietarios de varias regidurías perpetuas, andaban libres bien por la Roda bien por Albacete, cuando no en su pueblo natal, con la complicidad de un gobernador del Marquesado de Villena, que incluso permanecía pasivo cuando tenía ante sus ojos a Tomás Clemente en la villa de San Clemente, lugar de residencia de dicho gobernador.

Ginés Rubio era hombre instruido de treinta años, su carrera, que estaba a punto de comenzar, como oficial del concejo, familiar del Santo Oficio y la hacienda acumulada, debía mucho a su profesión de escribano del número y de concejo de la villa de Villanueva. Los derechos cobrados en cada una de sus escrituras y la proximidad al poder como escribano del concejo le habían procurado pingües beneficios y capacidad de influencia en el pueblo. Ahora, manco, se veía imposibilitado para ejercer su oficio en un futuro incierto, al que unía un presente ruinoso: la enfermedad le había costado doscientos ducados en curaciones, a los que había que sumar los dos mil ducados de pérdidas por su inactividad. La desgracia de Ginés era personal, pero mostraba de forma cruenta los cambios en el poder local de Villanueva de la Jara. Familias como los Ruipérez o Monteagudo estaban inmersos en un declinar irreversible. El vacío dejado será ocupado por los Clemente, no sin una travesía de más de una década de disputas.

Tomás Clemente era hombre poderoso y rico; emparentados, él y su mujer, con las familias principales del pueblo. Su hermano era el alguacil mayor de Villanueva de la Jara y su sobrino uno de los dos alcaldes; tres regidores perpetuos, sobrinos suyos, le eran afines, a los que había que sumar otro regidor más, familiar de su mujer. Pero sus amistades iban más allá de los límites de la villa; entre las cuales destacaban la poderosa familia de los Villanueva de Albacete y don Rodrigo Pacheco, señor de Minaya. E incluso se acusaba de gozar el favor del gobernador del Marquesado. Su posición privilegiada le llevaba a comportarse en el pueblo con soberbia y poco temor de la justicia, arreglando las disputas con otros vecinos con espada en la mano.

El periplo del huido Tomás Clemente nos da una idea de la influencia regional de su familia: La Roda, Albacete (donde jugaba con el alcalde ordinario a la pelota), Minaya, Las Pedroñeras, Las Mesas, San Clemente y la propia Villanueva de la Jara. Es decir, salvo Minaya, todas ellas villas bajo la justicia de realengo. Tomás Clemente iba acompañado de otros hombres armados para hacerse respetar. Algunos vecinos de Villanueva, como Agustín Valera, hijo de un regidor del mismo nombre, y Hernando Cañavate, pero otros eran vecinos de Albacete, de las familias de los carrascos y los villanuevas, personas principales y poderosas que tienen de hazienda de a quarenta y a cinquenta y a sesenta mill ducados . Señalar la amistad de Rodrigo Pacheco, hijo de Francisco el cojo, señor de Minaya, y regidor de San Clemente, con gran influencia sobre el gobernador Francisco Osorio de Cisneros (1). La formación de bandos tenían así un carácter comarcal y se traducían en todo tipo de fechorías que quedaban impunes, pues las justicias locales estaban en sus manos. El gobernador era incapaz de imponer su voluntad.

Nerín (Huesca), casa solar de los Clemente
A mediados de siglo, la Mancha de Montearagón, tierra de oportunidades en la primera mitad del siglo, se estaba conformado como un conjunto de villas que en su gobierno tendían a presentarse como pequeñas repúblicas de patricios. Pero hasta conformarse como tales, se pasó por un periodo de luchas de baja intensidad, aunque cruentas, entre ligas banderizas, más semejantes a unas acciones desmedidas de malhechores que a otra cosa. Se revivía la lucha de bandos de finales del cuatrocientos, pero si entonces el resultado fue un equilibrio social y gobiernos locales democráticos necesarios para la conquista de la tierra inculta y el despegue económico de la primera mitad del quinientos, ahora, en la segunda mitad del siglo, se desata una lucha encarnizada por la propiedad de la tierra, los ganados y el control del poder local. ¿Acaso se mantuvo impasible el poder central ante las disputas? No, pero su capacidad de acción estaba muy limitada: negada la primera instancia judicial, la sustanciación de los pleitos se hacía ante las justicias locales, simples testaferros de las oligarquías locales. Se intentó la creación de una escribanía de provincia, ante quien pasaran los autos incoados por el gobernador del Marquesado o su alcalde mayor en primera instancia, pero la oposición de los ricos de las villas hizo naufragar el intento. Así, la única defensa frente a las tropelías era pedir la intervención de jueces de comisión, pero la fijación de plazos en sus actuación, dejaban los pleitos inacabados. Además, las comisiones solían recaer en los alcaldes mayores ( por delegación del gobernador), incapaces de liberarse de las redes clientelares. Es demostrativo de este hecho cómo Ginés Rubio pide la intervención de un juez de comisión en su pleito, pero solicita que no sean el gobernador ni el alcalde mayor de San Clemente, a los que acusa de parcialidad, sino de licenciado Bonifaz, residente en Chinchilla, con fama de justo y de sentenciar a los bandos albaceteños, aliados, por otra parte, de los clementes.

Tomás Clemente es el prototipo de estos malhechores. Los epítetos que le definen por sus convecinos son los de hombre rico y poderoso y, en boca de los más atrevidos, facineroso, mal acondicionado y malhechor. Algún testigo le llegó a llamar señor de vasallos. Sumaba a la agresión a Ginés Rubio, muchas otras. Antes ya había agredido a otros vecinos de la villa, con bofetadas y espadazos, como Francisco Martínez, Francisco García de Cañavate, Francisco de Heras, Francisco García o Juan Pardo, agredidos en la plaza ante la presencia de los alcaldes o en sus domicilios; humillante debió ser la paliza de bofetadas y patadas que recibió el citado Juan Pardo en la puerta de su casa, en el llamado mesón del Ovejero, a manos de Tomás Clemente y de otros cuatro matones. Al clérigo Amaro López lo había matado una estocada en el juego de pelota, que estaba junto a la plaza; soltaba a sus afines de la cárcel o simplemente a una alcahueta condenada a azotes. Se tomaba la justicia por su mano, así cuando sus ganados entraron en los azafranales de Juan Sancho, al que hubiera matado si no fuera porque el buen hombre se defendió pedradas y contó con la ayuda del alguacil Francisco Gallardo, que resultó malherido; en otra ocasión, quedándose con el carro y mula de un vecino llamado Alonso Hernández. Se oponía abiertamente a los mandamientos del alcalde Bartolomé Pardo, no siendo de su gusto los corrales que se levantaban, para unos toros, o se enfrentaba a pedradas con los alguaciles o intervenía en los matrimonios, negándole a su hermano, el bachiller Clemente, el matrimonio con María, la hija del regidor Benito García, desflorada y deshonrada, sacando al bachiller de la casa del regidor arrastras el dia de la celebración del casamiento.

La perseverancia de Ginés Rubio consiguió meter en la cárcel a Tomás Clemente. Poco antes de la Navidad del año 1561, Tomás Clemente ya estaba libre, paseándose por Albacete, donde contaba con la protección de carrascos (2) y villanuevas; montado a caballo, se hacía visible y lucía unas calças amarillas y unas chinelas calçadas. Varios vecinos del lugar de Madrigueras acusaban de estas connivencias, pero consideraban cómplices asimismo al gobernador del Marquesado y a su alcalde mayor de Chinchilla, que residían buena parte del año en Albacete. El gobernador delegaba la comisión recibida del Consejo Real para actuar contra Tomás Clemente en su alcalde mayor, pero en el de San Clemente no en el de Chinchilla. Y el alcalde mayor de San Clemente parecía ocupado en asuntos de la villa de El Provencio sobre el asesinato de un tal Montiel. Incansable, Ginés Rubio presentó en San Clemente nuevo pedimento al alcalde ordinario de esta villa Antón Montoya, a través de su procurador Diego de Iniesta. Ahora las acusaciones iban directamente contra la justicia del Marquesado y la inacción intencionada del alcalde mayor licenciado Noguerol de Sandoval, que dejaba pasar el tiempo, y el término de treinta días, de la comisión recibida, pues en sus palabras, no tenía mucha gana de entender en el dicho negoçio. Ginés Rubio, hombre sapiente en leyes de desahogada hacienda, apuntaba alto, directamente al gobernador. A las acusaciones de prevaricación de la justicia real, sumaba insinuaciones veladas de altercados y violencias en Villanueva de la Jara.

Las disputas banderizas y la lucha por el control del poder local estaban en el trasfondo de los sucesos. Hasta el punto, que se temía que el incidente de Ginés Rubio diera lugar a rrebueltas y grandes quistiones mayores entre los deudos y parientes. Los Clemente tenían enfrente a otras familias poderosas de abolengo en la villa como los Monteagudo y los Ruipérez, ahora unidos matrimonialmente. El temor de que el asunto se fuera de las manos, llevó a mediados de enero de 1562 a actuar contra Tomás Clemente, que fue encarcelado con grillos en la prisión de Chinchilla. La orden de prisión de 8 de enero contra Tomás Clemente, que se presentó voluntariamente, vino del licenciado Madrid, alcalde mayor en Chinchilla. Pero Ginés Rubio seguía pidiendo la intervención de un juez de corte. Mientras Tomás Clemente iniciaba su defensa: ¿Cuál era su delito, si el manco de Ginés se pasaba el día jugando a la pelota y a los bolos? Eso si no estaba con sus negocios de escribano en Casasimarro.

La defensa de Tomás, preso en Chinchilla, la llevaría su hermano el bachiller. De la información de testigos presentada ante el alcalde ordinario de Albacete, Antón Martínez del Peral, se desprende que la familia Clemente había intentado arreglar el asunto de Ginés Rubio como en otras ocasiones, con un concierto entre partes, que finalizaba en una compensación económica y que garantizaba a Tomás Clemente la impunidad en sus actuaciones. Esa era la fórmula que intentaba el suegro de Ginés, Bartolomé González, pero otros actores, entre ellos Ginés, no querían componendas y buscaban acabar con Tomás y el resto de los clementes. El juego de Bartolomé González se movía en los equilibrios por el reparto de poder entre familias, el mismo era regidor perpetuo, oficio que había pasado a su hijo, junto al de letrado y asesor del concejo. Creyendo manejar la situación era presa de ella, pues su yerno Ginés o su enemigo Tomás Clemente defendían posturas irreconciliables. La formación de bandos tenían por fin la eliminación del contrario.

Mientras en Villanueva de la Jara, en ausencia de Tomás Clemente, el poder estaba en manos de sus enemigos. El origen del acuchillamiento de Ginés Rubio estaba en unas palabras descomedidas contra Tomás Clemente, que afectaban a su honor, aunque la verdadera causa hemos de suponer que radicaba en el nombramiento de Ginés como familiar de la Inquisición el 19 de julio. El título no sería aceptado en el ayuntamiento de Villanueva de la Jara hasta octubre, ya con un Tomás Clemente huido. Para entonces, el gobierno de la villa estaba en manos de alcaldes próximos a Ginés y su suegro.

Las diferencias entre familias en la villa de Villanueva de la Jara venían de lejos. El primero de los clementes que llegó al pueblo se llamaba Antón y venía como hidalgo y guerrero. Decía proceder del valle de Vió en Huesca, pero pronto cambió las armas por las tierras y los ganados. Y también por los estudios, pues su hijo (si tal es el que recibe a la emperatriz Isabel) es conocido como el bachiller y se intitula letrado del concejo de la villa, oficio del que sin duda sería apartado nuestro protagonista el licenciado Tomás, en beneficio de su enemigo Bartolomé González.

Antón Clemente había llegado a Cuenca en tiempos de los Reyes Católicos, acompañando desde Aragón a Francisco Fernández de Heredia, participando con éste en la toma del Marquesado de Moya. Casado en Villanueva de la Jara, tendría por hijo al bachiller Clemente y por nieto a nuestro protagonista Tomás, regidor perpetuo de Villanueva y alférez mayor de La Roda. En el amplio desarrollo económico que vivió Villanueva de la Jara y sus aldeas, que triplicaron su población en el primer tercio del siglo XVI, los Clemente serían grandes beneficiados, pero también otras familias como los Monteagudo y los Ruipérez. Estas dos últimas familias estaban emparentadas matrimonialmente. Pedro Monteagudo, regidor de la villa, estaba casado con Benita, la hermana de Joaquín Ruipérez, que nos aparece como alcalde en 1564 y casado con María Sánchez Monteagudo, la hermana de Pedro Monteagudo. La relación de monteagudos y ruipéreces con los clementes por el control del poder en Villanueva de la Jara se fundaba en un equilibrio entre estas familias, pero el nombramiento de Ginés Rubio como familiar del Santo Oficio fue vista, por su proximidad a los Monteagudo, como una pérdida de poder por los clementes, que vieron revestido de una jurisdicción especial a un personaje que controlaba la escribanía del ayuntamiento, la otra escribanía estaba en poder de Pedro Monteagudo, y que era cuñado del letrado de la villa. La apuesta de Ginés Rubio y Bartolomé González por acabar con Tomás Clemente fue muy dura y estuvieron a punto de conseguir su objetivo. La lucha tenía su sentido, hacendados y ganaderos trataba de evitar el acceso al poder local de una minoría de letrados y escribanos enriquecidos a la sombra del poder y que demandaban ahora su autonomía. Al poder ya no solo se accedía por estar encuadrado en un bando, sino por la capacidad de compra de cualquiera de las regidurías perpetuas establecidas apenas hacía veinte años. Hacia 1564 los clementes están apartados de hecho del gobierno de la villa y continuarán estándolo durante una década. Pero la lucha por el poder continuaba latente, hacia mediados de siglo los pleitos se acumulan esta vez contra los enemigos de los clementes, que sin duda no eran ajenos a estos hechos. Pedro Monteagudo se ve envuelto en un pleito con los Saulí genoveses (Pedro Monteagudo y los genoveses) y Ginés Rubio, que ahora es procurador de la villa, verá discutida su jurisdicción privativa como familiar del Santo Oficio.

Es en este momento, de luchas fratricidas entre las familias de Villanueva de la Jara, cuando sus aldeas de Tarazona y Quintanar se separan, aprovechando la debilidad de la villa madre. Mientras Tomás Clemente parece desaparecido de la primera escena política, pero se está convirtiendo en benefactor de la orden franciscana que se intenta establecer en la villa. La consagración del convento se hace el 8 de octubre de 1564, con el tiempo los Clemente conseguirán el patronazgo de las capillas mayores del crucero, lugar de enterramiento familiar. Será el franciscanismo lo que una a monteagudos y clementes. Pero la relación de Pedro Monteagudo con el monacato viene de la desgracia. Tanto Pedro Monteagudo como María quedan viudos en torno a 1575, deciden apartarse del mundo y dedicar su vida y hacienda a la fundación de un convento de clarisas en la villa, donde ingresa María sus dos hijas y las cuatro hijas de Pedro (el mismo se hace franciscano). Libre de enemigos, Tomás Clemente ya nos aparece en la primera línea política en diciembre de 1575, junto a un Agustín Valera o un Cañavate. Previamente, con motivo de los intentos de fundación de una cofradía de nobles en 1572, Tomás Clemente ya ha conseguido colocar como oficiales a algunos de sus allegados, como oficiales del ayuntamiento, que ya dispone de una composición más equilibrada. Tomás Clemente, de perseguido se convierte en perseguidor, la víctima será Ginés Rubio, que ve cómo se rescata contra él un asunto de antaño acaecido en el lugar de Madrigueras y que le enfrenta a la villa de Alarcón (Ginés Rubio y el asunto de Madrigueras), y tiene que aguantar el deshonor de ver estuprada a su hija.

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(1) La figura de Rodrigo Pacheco y su influencia en la villa de San Clemente está por estudiar. A este hombre cabe imputar que no se llevase adelante el proyecto de Andrés de Vandelvira en la iglesia de San Clemente y su apuesta ante el gobernador por un espacio público en la Plaza Mayor presidido por el edificio consistorial.

(2) Tomás Clemente contará con la protección de los hermanos Carrasco, Pedro y Pablo. El segundo lo vemos como prestamista de la villa de San Clemente en los años setenta.


Informaciones de testigos en Villanueva de la Jara, octubre de 1561

Pedro García, alcalde ante quien pasa la información de testigos
Pedro Monteagudo,
Bachiller Pardo
Benito García
Alonso Sánchez Carretero
Gaspar Martínez
Nicolás Alonso, alguacil.
Pedro Gómez hidalgo
Diego Pardo
Juan García, el viejo

Información de testigos en Madrigueras, diciembre de 1561

Baltasar Martínez, alcalde de Madrigueras
Hernando Alonso, morador en Tarazona
Juan Manzano, morador Madrigueras
Francisco García, morador Madrigueras

Información de testigos en Albacete, enero de 1562 (favorable a Tomás Clemente)

Esteban de Aroca, vecino de Villanueva, primo hermano de la madre de Tomás Clemente, 29 años
Benito Pérez, vecino de Villanueva de la Jara. 23 años
Pablo Carrasco, vecino de Albacete, 25 años, familia lejana de los Clemente

Genealogía de los Clemente Aróstegui

Antonio Clemente Aróstegui, casado con Josefa de Herrera y Antequera, natural de Cuenca,  y sus hijos José Antonio y Manuel Fernando son aceptados como vecinos de Cuenca, en su condición de hidalgos, 30 de marzo de 1751

Partida Bautismo: 14 de febrero de 1721,  Antonio Clemente Aróstegui, hijo de José Clemente Aróstegui y Quiteria Salomarde, natural de Buenache de Alarcón, en Villanueva de la Jara

Partida Bautismo: 31 de enero de 1686,  José Clemente Aróstegui, hijo de Pedro Clemente Aróstegui  e Isabel Cañavate

Partida Bautismo: 30 de enero 1654,  Pedro Clemente Aróstegui, en Villanueva de la Jara, hijo de don Pedro Clemente Aróstegui y doña Josefa Monteagudo, de oficios labradores

Matrimonio: 3 de junio de 1646,  de Pedro Clemente Aróstegui, vecino de Villanueva e hijo de Pedro Clemente y Ana de Tébar, y Josefa Monteagudo, hija de Alonso Garrido Cebrián y doña Catalina Clemente, vecinos de la villa de Tarazona


Los Clemente, patrones del convento de San Francisco de Villanueva de la Jara. Se constituieron en esta Iglesia del Convento de Ntro. Padre San Francisco y capillas que en su crucero hay de San Julián Obispo de Cuenca y de Santo Tomás Apóstol, afectas las primeras al vínculo fundado por el licenciado don Dionisio Clemente y la segunda el que dotó el licenciado don Thomás Clemente... Antonio Clemente de Aróstegui, patrón de las dichas capillas, en las quales hay quatro retablos de madera dorada. Dos en la dicha de Sto. Thomas, que el uno es de Santa Silveria, y otros dos en la de San Julián, que el otro es el del Ángel de la Guarda, y reconocidos todos, se vio que el estremo de los citados retablos de San Julián y Sto. Thomás está puesto el escudo de armas de la nobleza de la casa de estos señores clementes, con esta forma: a mano derecha del dicho escudo, ay una esquadra bajo della una pera, y sobre esta dos estrellas y a la izquierda un pino con dos ardas en su tronco y dos perros siguiéndolas, cuyo escudo está cubierto por un morrión mirando a la derecha. Asimismo se reconoció que en el altar de Sta. Silveria está una urna dorada con cristales y dentro los huesos de dicha Santa (regalo de Benedicto XIV a Alfonso Clemente, embajador en Nápoles)
AHN. OM CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 1980. p. 283-285
Escudo de los Clemente en la calle Alfonso VIII de Cuenca
Genealogía de los Clemente

I.- Guillén Clemente, como poseedor del lugar de Nerín, en las montañas de Jaca, en el valle de Vio. El rey Pedro IV lo declara noble infanzón, caballero hijodalgo de sangre, de solar conocido, por cédula de 25 de febrero de 1360, confirmada en 1629 por la Real Audiencia de Aragón. Murió el 25 de julio de 1406

II.- Jaime Clemente, caballero de la orden militar de Santiago, testó el 4 de diciembre d e1452

III.- Pedro Clemente

IV.- Antón Clemente, capitán de la gente armada que acompañó a don Francisco Fernández de Heredia para tomar posesión del Marquesado de Moya. Casó en Villanueva de la Jara

V.-  ... Clemente

VI.- Tomás Clemente, natural y regidor de Villanueva de la Jara, alférez mayor de la Roda, fundó la capilla de Santo Tomás en el convento de San Francisco. Casó con Ana de Tébar

VII.- Andrés Clemente y de Tébar. Casó con María Aróstegui (hija de Pedro de Aróstegui

VIII.- Pedro Clemente de Aróstegui, bautizado en 1580, regidor y del Santo Oficio de Cuenca. Testó y murio el 9 de julio de 1622. Casó en 1608 con Ana de Tébar

IX.- Pedro Clemente de Aróstegui y Tébar, bautizado el 17 de noviembre de 1618, del Santo Oficio de Cuenca. Murió el 1 de febrero de 1657. Casó con su prima hermana Josefa (Monteagudo) Garrido y Clemente de Aróstegui, natural de Tarazona

X.- Pedro Clemente de Aróstegui y Garrido , bautizado el 2 de julio de 1653. Casó el 12 de diciembre de 1679 con Isabel Cañavate de la Cueva.

XI.- José Clemente Aróstegui, casado con Quiteria Salomarde

XII.- Antonio Clemente Aróstegui


Fuente: Revista Hidalguía, Año XXVII, Mayo Agosto 1979, nº 154-155. José ESCOBAR BRIZ: "Familias nobles conquenses", pp. 512-514

LINAJE

Don Fernando (VI)... por quanto por parte de vos, don Joseph Clemente de Aróstegui me ha sido hecha relación sois natural y vecino de la villa de Villanueva de la Jara, regidor alphérez maior perpetuo de ella que por la genealojía que justifican plenamente los ynstrumentos que havéis presentado sois lexítimo descendiente por línea recta de barón de Guillén Clemente vuestro noveno abuelo, natural que fue de Nerín en el valle de Evio (valle de Viómontañas de Jaca del Reino de Aragón, cuia casa solar de tiempo ymmemorial a estado y permanece en el referido lugar que como posehedor que hera de ella el dicho Guillén Clemente, el señor rey don Pedro el quarto de Aragón después de haver hecho su salvo y provanza de ynfanzonía, le declaró por novle ynfazón cavallero hijodalgo de sangre por cédula de veinte y cinco de febrero de mill y trescientos y sesenta que se confirmó en el año de mill y seiscientos y veinte y nueve por la audiencia de Aragón con ocasión del pleito que siguió don Francisco Luis Clemente como descendiente del dicho Guillén Clemente por haversele yntentado inquietar en la posesión en que estava y obtuvo sentencia que ejecutorió de manutenzión en propiedad que siendo (como es) tan antiguada y notoria vuestra novleza así por haverse mantenido en la devida e inalteravle posesión vuestros abuelos como por lo ylustrado que han estado y están sus descendientes obteniendo empleos de los más distingidos en el real servicio de los señores reies mis antecesores y mío acreditando su lealtad y esclarecida sangre por la que fueron y han sido premiados con ávitos de otros onores, ocurrió que con motivo de haver venido a Castilla Antón Clemente vuestro sexto abuelo (hijo de Pedro Clemente quien lo fue Jaime Clemente cavallero de la orden de Santiago) sirviendo de capitán de la jente de la armada que vino de Aragón a Castilla (en compañía de don Francisco Fernández de Heredia a quien dieron los poderes los señores Reyes Católicos para tomar la posesión del Marquesado de Moya) se avecindó y casó en la dicha villa de Villanueva de la Xara, desde cuio tiempo se ha mantenido y mantiene en ella su descendencia y familia haviendo sido tratados como personas de distinguida y conocida calidad por lo que trajeron y han contrahido sus respectivos matrimonios con otras de iguales y honoríficas clase y ovtenido los primeros empleos y encargos de la república y autenticando los Ylustres y antiguos Patronatos y otras fundaciones que hicieron y oi posehéis en la dicha villa vos y vuestros parientes , que en el archivo de mi Audiencia de Zaragoza consta que en el pleito que siguió Martín Clemente (quien tanvién obtuvo a su favor sentencia en propiedad) se articuló y provó que con motivo de la peste que por vno de los años de mill y quinientos, padeció aquella tierra y haverse quemado el archivo que havía en dicho lugar con el quinque livris de la parrochial perecieron todas las decisorias, escripturas y documentos que havía en favor de los Clementes....
...declaro a vos el expresado don Joseph Clemente de Aróstegui  a vuestros hijos, nietos y descendientes por cavalleros hijosdalgo notorios de sangre casa y solar conocido, como descendiente lexítimo que havéis provado ser de el mencionado Guillén Clemente vuestro noveno abuelo que lo fue y gozó en dicho lugar de Nerín
(Declaratoria de hidalguía concedida por Fernando VI a favor de José Clemente de Aróstegui. Buen Retiro, 14 de marzo de 1747)

ESCUDO DE ARMAS

... pasaron a las casas de la hauitación de don Joseph Clemente de Aróstegui vezino de esta dicha villa que están sitas en la calle mayor de ella y habiéndole encontrado le hizimos sauer nuestra comisión y preguntamos por el escudo de armas que tiene en su casa y en las capillas que posehe en la Yglesia del Combento de nuestro Señor San Francisco de esta villa que acredita su nobleza  a que respondió estaba prompto y nos conduxo a el zaguán de dicha casa y encima de su puerta se halla un escudo pintado en lienzo al parezer de pintura antigua que contiene por quarteles en el de la derecha un pino en campo de oro, dos perros al tronco y dos ardas (ardillas) encima, a el lado izquierdo dos estrellas vaxo una pera que divide una esquadra en campo de plata y encima un morrión ... y él usaba en las capillas propias que tiene en la dicha Yglesia de San Francisco ... pasamos a la Yglesia del citado combento y reconozimos barios escudos con las mismas insignias en las dos capillas del crucero de dicha Yglesia puestas en los frontales bordados en candeleros de plata y demás ornamentos de altares las quales capillas declaró ser de los bínculos y Mayorazgos de sus ascendientes y que oy posehía en nombre de don Pedro Clemente de Aróstegui, obispo de Osma, su hermano mayor (Villanueva de la Jara, 17 de febrero de 1758)


FUENTE. AHN. ÓRDENES MILITARES. CABALLEROS DE SANTIAGO. Exp. 330. Instrumento fehaciente nº 40

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AGS, CRC, 493, 15.  Ginés Rubio contra Tomás Clemente y consortes, por apuñalamiento. 1561-1562

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