El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

domingo, 8 de abril de 2018

Sobre los Haro y la presencia del marqués de Villena en la villa de San Clemente



Los Haro se habían establecido en San Clemente con Francisco de Haro, al que los mayores vecinos de ochenta años recordaban vagamente, como persona llegada desde Ocaña con su mujer Leonor del Trigo; se le suponía hidalgo, pero no había constancia particular de este hecho, aunque a la familia se le reconocía tener mucho favor de don Juan Pacheco, maestre de Santiago y I marqués de Villena. Es en el San Clemente, señorío de Juan Pacheco, en el que se asientan los Haro y bajo cuya protección consolidan una importante hacienda de bienes raíces. A pesar, de testimonios exculpatorios de hidalgos como Alonso de Palacios, que decía que los hidalgos de San Clemente no habían participado en la guerra del Marquesado, resulta poco creíble que los Haro se hubieran mantenido al margen de la guerra. Otra cosa sería dudar de su fidelidad al marqués.

Pero con los Haro ocurre lo mismo que con otros hidalgos que llegan a la llanura manchega en el siglo XV, se desconoce todo de ellos. Quizás llegados fruto de la necesidad o de la oportunidad, siempre ocultaron sus orígenes. El caso de Francisco de Haro es paradigmático. Se desconocía tanto de él, que algún testigo incongruentemente decía que había fallecido hacía 110 años, es decir poco después de 1420, antes de nacer su hijo Diego de Haro.

El sojuzgamiento de San Clemente bajo los Pacheco no era mal recordada por los ancianos o el recuerdo que había dejado en sus herederos al menos no era rechazable. En aquella época se establecieron hidalgos al servicio del marqués (que en la pechera San Clemente debieron renunciar a su hidalguía). Junto a los Haro, lo hicieron los Origuela, Ludeñas o Pachecos de Minaya. La llegada de esta élite fue acompañada de personas de todas partes en búsqueda de oportunidades. Nos han quedado algunos de sus nombres: Pedro, venido de Palomares, aldea de Huete, Juan López de Palomera, llegado desde Cañada del Hoyo, Alonso de Esteban López o los hermanos Ángel y Alonso Crespo. El caso de Alonso García es paradigmático de estos hombres errantes en busca de trabajo. Llegado hacia 1473 a la villa de San Clemente desde la Alberca, distante dos leguas, se había empleado como muchos otros a jornal en el campo. Alternando la residencia entre San Clemente y la Alberca, terminada la guerra se casó para volverse a la Alberca, pero tras un primer intento, regresó definitivamente a San Clemente en el cambio de siglo para establecerse como pastor. Como pastor estuvo al servicio de Hernán Vázquez de Haro y del suegro de éste, Miguel Sánchez de los Herreros. Hernán Vázquez de Haro, a diferencia de su padre Diego, que tenía heredad en Villar de Cantos, se había decidido por las ovejas para incrementar su hacienda familiar. Diego era un militar al servicio de los Pacheco, recompensado con tierras; Hernán era un hacendado ocupado de sus negocios. El oficio militar de Diego de Haro nos los recuerda el pastor Alonso García
que en tienpo de Diego de Haro la villa fue del marqués de Villena que hera maestre de Santyago que se dezía don Juan Pacheco que con el dicho maestre lo vyo venir a guerras que se ofresçían en el Rreyno e yva con quatro o çinco escuderos como cavallero prinçipal porque entonçes byvía con el dicho marqués de Villena hijo del maestre  de Santiago que no sabe sy llevaba acostamiento del que lo seguía como a señor en lo que le mandava
Este carácter trashumante de Alonso García nos muestra las propias vicisitudes y evolución de la villa de San Clemente en su reafirmación como pueblo en un contexto de dificultades bélicas. El pueblo, que apenas contaba con 130 casas, cuando pasa en 1445 a manos de Juan Pacheco, vivió una época, bajo su sojuzgamiento, de desarrollo y crecimiento demográfico, pero la peste que se desató en la villa y la guerra inmediatamente posterior (a pesar de que el enfrentamiento no fue tan enconado como en Villanueva o Iniesta) dejaron a la villa exhausta. La época de yugo de los Pacheco fue de desarrollo hasta la guerra, pero es de temer que de conflictos y tensiones. Ya desde 1445 la villa se guardó de excluir a los hidalgos, criados del marqués, del gobierno de la villa, pero tuvo que ver como los criados del de Villena, se asentaban en la villa: Origüelas, Castillos, Haros o Pachecos fueron recibidos con el recelo que se puede esperar hacia unos extranjeros. Una nueva élite que se superponía a la república de labriegos que para entonces era la villa. Hubo que esperar a la década de los noventa para la recuperación, interrumpida brevemente por la crisis alimentaria y pestífera a la muerte de la Reina Isabel. Solo entonces llegaría el despegue definitivo. De la vida de Alonso García se deduce que el impulso prmigenio de San Clemente vino de los pastores, que ocuparon el espacio dejado por unos campos arruinados por la guerra. El empujón definitivo lo daría la elección y predilección de las viñas como cultivo agrario.

Pocos testimonios nos ayudan a conocer la villa de San Clemente en la segunda mitad del siglo XV como el de Isabel la Rubia. Esta anciana de 85 años, había nacido hacia 1445 en Osa de la Vega. Con doce o trece años se había desplazado a San Clemente o, más bien como ella narraba la trajeron allí al servicio de la marquesa de Villena
que es natural de la Osa a nueve leguas e syendo de hedad de doze o treze años la truxeron a San Clemente en poder e casa de la marquesa de Villena con quien bivió por tienpo de nueve años e la casó después que fue de hedad de veynte años e después que la truxeron unos rregidores de la Osa a casa de la marquesa syendo de la dicha hedad de los dichos doze o treze años hasta agora a la contynua a sydo vezina y estado casada e bivda e moça en poder de la dicha marquesa en la dicha vylla de San Clemente... eçebto que andando en serviçio de la dicha marquesa fue al Castillo de Garçimuñoz e a otros lugares de la comarca pero la más rresydía en San Clemente
Así, María Portocarrero, mujer de Juan Pacheco, marqués de Villena y maestre de Santiago, tomó por residencia habitual la villa de San Clemente. Alejada de Belmonte prefería una villa abierta y de labradores. Solo de este modo se entiende la fijación de su morada en la villa de San Clemente de numerosas personas, hidalgas y pecheras, desde mediados de siglo. El hecho no es baladí, pues estamos ante la razón histórica por la que San Clemente alcanzó el prestigio que le permitiera décadas después ser la principal villa de la región. Por la casa de María Portocarrero se dejaba ver Francisco de Haro, aunque su residencia era Ocaña, y junto a la casa de María Portocarrero estableció su propia morada el hijo de Francisco, Diego de Haro. Así lo contaba Isabel la Rubia:

ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Pleito de hidalguía de Hernán Vázquez de Haro. 1531-1532. (Signatura antigua: 303- 381-15) Imagen 981

que al tienpo esta testiga fue criada de la marquesa de Vyllena e la dicha marquesa byvía çerca de las casas del dicho Diego de Haro y que esta testigo traya en los braços a don Juan Pacheco que después fue  marqués de Vyllena  e se yba con él por las calles e parava por la calle del dicho Diego de Haro e a vezes entrava en su casa
 Es evidente que Isabel la Rubia difícilmente podía llevar en sus brazos al maestre de Santiago, Juan Pacheco, que por entonces era un hombre hecho y derecho, pero tal vez estemos en un lapsus en la memoria de la anciana, que en sus años de mocedad a quien realmente llevara en brazos era a don Diego López Pacheco, II marqués de Villena. Si es así, podríamos aseverar que el nacimiento del II marqués de Villena, objeto de divergencias entre historiadores, sería en la segunda mitad de la década de 1450, una vez canonizado el matrimonio entre sus padres. La impericia de Diego López Pacheco, un adolescente a la muerte de su padre Juan Pacheco en 1474, explicaría muchas de sus desafortunadas acciones en unos momentos claves de la Historia de España.

Pedro Palomares el viejo trabajaba como jornalero para Diego de Haro. Había llegado a San Clemente hacia 1460, procedente de Palomares, aldea de Huete. Por esas mismas fechas había llegado a San Clemente Diego de Haro, donde había vivido hasta su muerte entre 1480 y 1485, con sesenta años. Juan Diente se acordaba de haber cavado su sepultura. La razón de su llegada era su matrimonio con Urraca Ludueña, procedente de Chinchilla, que cuando casó con Diego era viuda del comendador Juan de la Panda (que algún testigo decía haber sido muerto). Diego de Haro tenía dos hermanas: Una de nombre desconocido, que casó con caballero de la Alberca, un tal Villoria, que se tenía por pariente del maestre Juan Pacheco, y otra de nombre Blanca. Un tal Juan de Haro, que era señor de Villar del Saz y luego fue corregidor de Alcaraz, era primo hermano de Diego de Haro. Diego de Haro formaba parte de la baja nobleza al servicio del Marqués de Villena, don Juan Pacheco. Fue su capitán, asistente o guarda suyo en la villa de Castillo de Garcimuñoz .A decir de Alvar Ruiz del Castillo, escribano de la villa de San Clemente desde 1490,
conosçió al dicho Diego de Haro çinco o seys años asy viéndolo en el Castillo de Garcimuñoz  syendo guarda del Castillo de Garcimuñoz que hera cargo más que alcaide que hera sobre todos los que en él estaban
Diego de Haro, que pasaba gran parte de sus días, en su residencia de Villar de Cantos (donde tenía sus propiedades, tal como nos recordaba Alonso de Rebe, o el Robe, que cavaba sus viñas y sembraba sus panes), acudía a los llamamientos del maestre de Santiago con sus escuderos, participando en guerras como las de Fuenterrabía. Conocemos el nombre de algunos de estos escuderos: Martín de Parada, Pedro Tercero, Pedro de Games y Alonso Álvarez de Rebe. Durante las guerras del Marquesado tuvo una participación muy activa al servicio del marqués de Villena
que quando la vylla hera del marqués Vyllena contra el señor Rrey los hidalgos que en la dicha vylla avya  yvan a llamamiento del dicho marqués de Vyllena y entre ellos yva e fue el dicho Diego de Haro y el tienpo que el dicho Diego de Haro byvió el dicho marqués le dio cargos de corregidor en su tierra e le trató como a su criado e persona favoresçida
Una de las personas que mejor podía dar fe de la hidalguía de Diego de Haro era Juan Rosillo, el hijo de Juan López Rosillo, el libertador del Marquesado de Villena, enemigo declarado del marqués de Villena. Juan López Rosillo había fallecido hacia 1510 con ochenta años de edad. Era un contemporáneo de Juan Pacheco. Era una generación que sabía valorar las cualidades de sus enemigos. Francisco de Haro era considerado como un gran caballero e persona de mucha estyma e valor en Ocaña. En esta villa había nacido Diego de Haro, hacia la década de los treinta del cuatrocientos, de la generación de Juan Pacheco y de Juan López Rosillo.

Nos queda la duda, por la imprecisión de los testimonios, pero creemos que Diego de Haro mutó su fidelidad a favor de la Corona, una vez muerto el marqués de Villena y participó a favor de Isabel en la batalla de Toro durante la guerra de sucesión castellana. No solo él, los vecinos de San Clemente lucharon en Toro a favor de la reina Isabel
vydo como el señor don Enrrique de gloriosa memoria (quiere decir Isabel) tratava e trata guerras en este Rreyno con el Rrey de Portugal e quando fue la guerra de Toro los hidalgos e algunos labradores de la dicha villa de San Clemente fueron a la dicha guerra por llamamiento del dicho señor don Enrrique y este testigo los vydo yr a ella saliendo como salieron de la dicha villa con sus armas e cavallos y entre ellos vydo que heran Diego de Haro e quatro de a cavallo con él que heran sus escuderos que se dezían Martín de Parada e Juan de Vuedo (?) e Pedro Terçero e Pedro de Games y después los vyo venir de allá
Diego tuvo dos hijos: Hernán Vázquez de Haro y Francisco de Haro, que ya había fallecido en 1531, dejando un hijo llamado Pedro, vecino de Alcaraz. Hernán Vázquez de Haro había cumplido con sus obligaciones militares como hidalgo, en el cerco de Salses, atacada en 1503 por los franceses. Aunque Hernán, a diferencia de otros hidalgos de la villa, había excusado sus deberes, mandando a un  sustituto
dixo que puede aver veynte ocho años poco más o menos que este testigo vydo que los fidalgos que ovo en la dicha villa de San Clemente fueron llamados por mandamyento de los Rreyes Católicos para yr a la guerra de Salsas que entonçes tenía çercada el Rey de Françia e de los pecheros fueron muchos peones que tanbién fueron los escuderos de acostamiento que ay en la dicha villa
Hernán, de niño había huido de la villa de San Clemente, azotada por la peste, tal como contaba Alonso de Palacios, hidalgo de Vara de Rey. Estaríamos hablando de los años anteriores a la guerra del Marquesado, en torno al primer quinquenio de la década de los setenta
que de antes rresidió en Vala de Rrey donde conoció al dicho Hernán Vázquez de Haro e en otros lugares de la comarca syendo niño andando su padre fuyendo de la pestilençia de San Clemente 
A Vara de Rey, y a casa de un clérigo llamado Martín López Palacios,  volvería Hernán Vázquez de Haro a aprender a leer (el estudio de gramática de San Clemente es de 1495). Hacia  1490, quando no hera ganada Granada, Hernán, que contaba por entonces con una veintena de años, había casado con María, una de las hijas de los hombres más ricos de San Clemente: Miguel Sánchez de los Herreros. Del matrimonio nacieron tres hijas. Una de ellas se casó con el señor de Minaya y las otras dos con caballeros, entre ellos, un hidalgo de Campillo de Altobuey, llamado Pedro de Jaraba. El hermano de Diego de Haro, Pedro, con una tal Urraca de Alcaraz, tenida por una de las mujeres más ricas de esta ciudad. Pero el reconocimiento de la riqueza no venía acompañada de la hidalguía en la pechera San Clemente. Por eso, Hernán al igual que otros hidalgos habían tenido que acudir a la Chancillería de Granada para demostrar su naturaleza noble, al no disponer de ejecutorias, ante una villa que les había exigido en 1531, que exhibieran esos títulos. Hasta entonces los hidalgos se habían dotado de otros títulos o actos positivos de dudoso valor para el concejo sanclementino: la creación de un ayuntamiento de cuatro electores para el nombramiento en la iglesia de Santiago de alcalde de la hermandad; la confección de un padrón propio donde se anotaban los hidalgos para un reparto diferenciado del cobro de la alcabala, y la expedición de albalaes para la reducción del precio de la carne y pescado, libre de impuestos. El repartimiento de la alcabala se había convertido en todo un símbolo político. Impuesto universal que debían pagar todos, pero los hidalgos se negaban a inscribirse con los padrones de los pecheros. En un principio, los nombres de los pecheros eran leídos en los repartimientos de la Iglesia de Santiago Apóstol. En el primer tercio del siglo XVI, con la construcción de un edificio civil para las reuniones del concejo, dos representantes de los hidalgos se reunían en una sala del ayuntamiento con los cogedores de alcabalas donde elaboraban una lista propia para el reparto diferenciado de la alcabala. Mediado el siglo, los padrones incluían a unos y otros. San Clemente no quería tener padrones de hidalgos.

La lista de los que se pretendían hidalgos en 1531 era larga: Hernán Vázquez de Haro, el bachiller Francisco de Resa, Francisco de Hermosa, Diego y Felipe, hijos de Diego de Valera, Jerónimo de Montoya, Baltasar Granero, mosén Cifre, Alonso de la Serna, Hernando de Melgar, Juan Hernández de Pareja, Diego de Resa, Alberto de las Muelas, Juan de Ybarbuena vizcaíno, Pedro de Arta vizcaíno, Pedro de Oma vizcaíno, Pedro Gómez Hidalgo, Martín Ruiz y Juan Ruiz, hijos de Machín vizcaíno. Muchos de los citados eran canteros vascos; otros hidalgos en su lugar de origen, pero que no se habían preocupado de obtener ejecutoria de hidalguía en su lugar de residencia. Gracias a este macroproceso hoy tenemos varios pleitos que nos ayudan a conocer un poco más de la historia de San Clemente.

Hernán Vázquez de Haro obtendría sentencia favorable, declarando su hidalguía, de la Chancillería de Granada el 22 de abril de 1532.



Relación de testigos presentados por Hernán Vázquez de Haro

Pedro Palomares el viejo, pechero, 85 años
Juan Diente, sepulturero de 80 años
Alonso de Chinchilla, hombre pechero, 65 años
Francisco Rosillo, hombre pechero, 67 años, procurador síndico de la villa en años anteriores y alcalde de la hermandad por los pecheros (junto a Hernán Vázquez de Haro por los hidalgos)
Juan López de Palomera, hombre pechero, 70 años o más. Llegado a San Clemente desde Cañada del Hoyo, con dos años y medio de edad.
Alonso de Palacios, hombre hijodalgo, 72 años, vecino de San Clemente desde hace 44 años, antes morador de Vala de Rey. Conoce a Diego de Haro y Hernán, cuando este era un niño y huía de la pestilencia que azotó a San Clemente (antes de las guerras del Marquesado)
Alonso de Esteban López, vecino pechero, 66 o 67 años.
Alonso García de la Alberca, el pastor, 73 o 74 años
Alvar Ruiz del Castillo, hombre pechero, escribano, natural de Castillo de Garcimuñoz y vecino de San Clemente (ca. 1490). 75 años
Cecilia López, mujer de Gil Hernández de Alfaro, alcalde ordinario que fue, difunto, mujer pechera, 66 años
Teresa de Bonjorna, mujer que fue de García de Bonjorne, mujer pechera, 75 años, natural de Santa María del Campo Rus, vecina de San Clemente desde 1570, donde había llegado en compañía de sus padres
Urraca Méndez de Ludueña, mujer hijodalga que fue de Antón Granero, hidalgo; 60 años, prima hermana de Urraca Ludueña, mujer de Diego de Haro, e hija de Sancho de Ludueña, comendador de la Mota. Natural y vecina de San Clemente, estuvo ausente de San Clemente y residió con su marido en Alarcón durante 17 o 18 años. Un hijo del matrimonio fue alcalde de la hermandad por los hidalgos en San Clemente
Mencía López de Mendoza, mujer de Sebastián Navarro, hijadalgo que se dijo ser, de 70 años. Nieta de Diego Montoya
Mari López, viuda, mujer que fue de Antón Sánchez de la Fuente, 70 años
Elvira de Córdoba, mujer que fue de Suero Pallarés, hijadalgo que dijo ser y mujer de tal, 65 años
Isabel la Rubia, pechera, viuda de Juan Chinchilla, 85 años, criada de María Portocarrero, marquesa de Villena
García Martínez Ángel, alcalde ordinario de San Clemente, pechero, 65 años, hijo de Cristóbal Ángel, regidor y alcalde
Juan Rosillo, hijodalgo, 70 años, primo hermano de Hernán Vázquez de Haro, natural de San Clemente. Con diecinueve años se había casado en Chinchilla, donde se había ido a vivir, hasta que con poco más de treinta años se volvió a San Clemente
Alonso López de Rebe, trabajador, pechero, 84 años

Vecinos de Castillo de Garcimuñoz y Vara de Rey

Pero López, alcalde ordinario de Vara de Rey
Diego de Arnedo, hidalgo de Vara de Rey, de 85 a 90 años, natural de Honrubia, llegado con cuarenta años a casarse en Vara de Rey
Juan de Peralta, alcalde ordinario de Castillo de Garcimuñoz
Ortega del Castillo, libre de pechos, hidalgo de 74 años, tiene casada una hija con Sancho López de los Herreros en San Clemente
Álvaro de Villanueva, vecino de Alarcón y natural de Vara de Rey, 65 años, con catorce o quince años se pone al servicio de Diego del Castillo, alcaide de Alarcón. Es sobrino de Diego y Alonso de Montoya, vecinos de Vara de Rey
Tristán de Molina, vecino del Castillo de Garcimuñoz, comendador de la Orden de Santiago, 80 años



ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Pleito de hidalguía de Hernán Vázquez de Haro. 1531-1532. (Signatura antigua: 303- 381-15)


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