El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)

lunes, 16 de abril de 2018

Villar de Cantos y el origen de los Ortega

En la executoria de Diego de Ortega, padre del dicho Pedro de Montoya Ortega, hay un escudo que tiene por armas cuatro campos, y en el campo de la mano derecha en lo más alto hay una espada, y en el otro de la mano izquierda una cruz colorada y en el de abaxo de la mano derecha hay cuatro panelas, digo cinco panelas, y en el otro vienen cuatro Oes grandes (Relaciones topográficas de Felipe II de la villa de El Cañavate)

Los Ortega pasaron el siglo XVI cambiando de residencia, entre Vara de Rey, San Clemente, Cañavate y Villar de Cantos, de donde  era originaria la familia y mantenía casas y tierras.  Rodrigo de Ortega el rico se había casado  por primera vez con María Martínez, hija de Miguel Jareño, vecino de Cañavate. Casó varias veces más, pues la desgracia le hizo enviudar, la segunda con Isabel de Perona, vecina de San Clemente. Fue entonces cuando se avecindó en San Clemente y moró casa en sus aldea de Villar de Cantos. La tercera vez, con una hija de Alonso Moreno, morador de Vara de Rey; la cuarta y última, con una vecina de la Alberca, del linaje de los Villodre. Pasaba el mayor tiempo en su casa de Villar de Cantos, lugar de San Clemente por aquel entonces, donde concentraba sus heredades. En su casa de Villar de Cantos falleció.

Rodrigo de Ortega era hijo de Gabriel de Ruy Saez de Ortega y de Elvira Sánchez, vecina de Cañavate. La casa solar de los Ortega estaba en Villar de Cantos. Lo sabía bien Miguel Saiz Gallego, que de pequeño se había criado en la aldea de Villar de Cantos. Su memoria alcanzaba hasta los años posteriores a la guerra del Marquesado. Recordaba al padre de Rodrigo de Ortega el rico, Gabriel de Ruy Sáez de Ortega el mozo, pero también a su abuelo Ruy Saez de Ortega el viejo, aunque dudaba del nombre si Juan o si Diego. Seguramente su nombre era Juan. Lo que sí recordaba  a la perfección era el reparto de la herencia de Ruy Saez de Ortega el mozo, muerto hacia 1505, entre sus dos hijos: Rodrigo de Ortega, apodado el rico, que se debió llevar la mayor parte y heredamientos en Villar de Cantos, junto a otras heredades de Vara de Rey y San Clemente, y una hija que desconocemos, casada con Alonso de Luz, vecino de Villalgordo del Marquesado
y el dicho Rrodrigo de Hortega como hijo lygytimo auía heredado sus vienes y hazienda y los heredamientos que tenía en el dicho lugar de Villar de Cantos e auían rrepartido y devidido y lo vido este testigo partir y devidir entre el dicho Rrodrigo de Hortega e Alonso de Luz vezino de la dicha villa de San Clemente su cuñado casado con hermana del dicho Rrodrigo de Hortega  hija de los susodichos (Ruy Sáez de Ortega el mozo y su mujer Elvira Sáez) y para hazer la dicha partición de los vienes este testigo con un carro truxo al dicho Alonso de Luz del lugar de Villargordo a la dicha villa de San Clemente
Así la hija marchó a Villalgordo del Marquesado, mientras el heredero Rodrigo sentaba vecindad en Cañavate, lindante de sus heredamientos de  Villar de Cantos, al casar con la hija de Miguel Jareño. Del matrimonio nacería Diego de Ortega, que a su vez, casaría con Isabel de Araque, hija de Pedro de Montoya, vecino de Vara de Rey. De un segundo matrimonio de Rodrigo, con Isabel de Perona, nacería Rodrigo de Ortega el mozo, que fijaría su residencia en el solar de Villar de Cantos. Rodrigo el mozo había elegido mantener su hacienda antes que su hidalguía. Su nieto del mismo nombre sería con el tiempo, en 1626, I señor de Villar de Cantos.

Villar de Cantos era aldea antigua del alfoz de Alarcón, que en el villazgo de 1445 había caído bajo la jurisdicción de San Clemente. En el cambio de siglo era una pequeña aldea de apenas siete u ocho vecinos. En ella habían establecido su casa solar tres familias hidalgas que serían protagonistas de la historia de la comarca en los siglos siguientes: ortegas, haros y montoyas
que en el dicho lugar de Villar de Cantos auía tres hijosdalgo conviene a saver Diego de Haro e Alonso de Montoya y el dicho Juan de Rrui Sáez y Diego de Rrui Sáez de Hortega visabuelo del que litigaba
La hacienda de los Ortega permaneció en Villar de Cantos, pero tanto Rodrigo como su hijo Diego, habido del primer matrimonio según unos testigos y del segundo matrimonio con Isabel de Perona, según otros, iniciaron una vida trashumante, consecuencia de los cuatro matrimonios del padre Rodrigo. En Vara de Rey, donde Rodrigo casó con la hija de Alonso Moreno, permanecieron padre e hijo quince años. Allí, Diego entabló amistad con dos hermanos, parientes de la familia, también hidalgos: Juan Alonso y Hernando Alonso (¿estaremos ante el fundador de Casas de Fernando Alonso?). Pero si hubo una población que Rodrigo rehuyó como residencia fue la villa de San Clemente. Allí había intentado fijar su residencia, pero el concejo de San Clemente lo empadronó como pechero, iniciándose un pleito entre ambas partes, que creemos es el ya conocido de 1512, en el que se vieron inmersos una docena de hidalgos sanclementinos.

Por nuestro testigo Miguel Saiz de Gallego conocemos los enemigos sanclementinos de Rodrigo Ortega. Era un grupo de principales que copaban los cargos de regidores y alcaldes de la villa, liderados por la segunda generación de los hermanos origüelas, Pedro y Alonso; a los que se sumaban Juan López Tendero y Alonso López de Perona. Especialmente fue enconado el conflicto con este último, con quien había emparentado con su segunda mujer, hija de Juan López de Perona. Rodrigo que se negaba a pechar, defendiendo su condición hidalga, decidió marchar y refugiarse en sus casas de Villar de Cantos y avecindarse en Cañavate. En la defensa de su hidalguía, Rodrigo mantenía la posición de su padre Gabriel. Un hombre que se paseaba hacia 1500 por las calles de San Clemente con un sombrero, símbolo de distinción, para envidia de sus adversarios, y que había ido hasta la Chancillería de Valladolid para obtener ejecutoria de hidalguía, o así lo contaba Pedro Rodríguez, según recordaba de las palabras de su padre, del mismo nombre y conocido nuestro, muerto en 1489. Y es que los Ortega eran odiados tanto por su nobleza como, mucho más, por su riqueza. Todos los testigos reconocían la inmensa hacienda que acumulaban en la aldea de Villar de Cantos, a decir de algunos, alquería de su propiedad. Aunque sabemos que otras familias como los Haro o los Olivares disponían allí de extensas propiedades

Su hidalguía era reconocida por todos. Hernando de Olivares, recordaba como su padre Juan, que vivía en Villar de Cantos, le había dicho que los Ortega venían de muy buen solar. Su riqueza se centraba en las heredades de Villar de Cantos y Casablanca. Si Rodrigo Ortega el viejo se mantuvo fiel al hogar familiar, muriendo hacia 1540 en la casa de Villar de Cantos, su hijo Diego acabó, tras pasar quince años en Vara de Rey, por afincarse en Cañavate con su mujer Isabel de Araque o Montoya. En Villar de Cantos quedó el hijo segundón, Rodrigo el mozo, que mantendría la hacienda familiar; casado con Catalina de Olivares, tendría tres hijos: Francisco, Gabriel y Diego. Los herederos de Diego*, el hijo mayor de Rodrigo el viejo, migrarían hasta Santa María del Campo, donde se establecería otra de las ramas familiares con su nieto Diego de Ortega Montoya . Rodrigo de Ortega el viejo tuvo otras tres hijas: una casada con el alcaide de Hellín, otra con un Alarcón y la última con un Villodre, todos ellos hidalgos.

Rodrigo Ortega el viejo había muerto en Villar de Cantos, pero su cuerpo había sido enterrado en el monasterio franciscano de Santa María de Gracia; una de sus capillas se convertiría en el panteón familiar.

Hacia 1527 los hidalgos obtienen sentencia favorable en El Cañavate para entrar en los oficios de alcaldes, hasta entonces reservados a los pecheros. Sentencias similares se dieron en otros lugares, hasta que en 1539, fueron los hidalgos de San Clemente los que vieron reconocido el derecho a entrar en suertes para la elección de alcaldes y alguacil. Los impedimentos que podía tener Diego de Ortega para acceder a los oficios concejiles se vieron borrados, por lo que hizo valer sus derechos a la hidalguía. En la primera mitad de los cuarenta iniciará pleito para ver reconocida su hidalguía con el concejo de Cañavate; obtendría sentencia favorable el 23 de diciembre de 1547. La sentencia debió ser ratificada en grado de revista en diecisiete de marzo de 1567. La ejecutoria tiene fecha de ocho de julio del mismo año.


*Diego de Ortega tendría dos hijos: Diego de Ortega que permanecería en Cañavate y Francisco de Ortega, cuyo hijo Diego de Ortega Montoya se trasladaría a Santa María del Campo Rus



ANEXO: testigos de la probanza 1545

Pedro de Lomas, alcalde ordinario, por los hijosdalgo de Cañavate, 70 años
Martín López, vecino de Cañavate, 57 años
Miguel Sáiz Gallego, vecino de Vara de Rey, 75 años
Pedro Rodríguez, vecino de San Clemente, 74 años
Hernando de Olivares, hombre pechero, de sesenta años
Miguel López de Benito López, sesenta años, vecino de Vara de Rey
Alonso de Olivares, vecino de San Clemente, 68 años, hijo de Juan de Olivares, que murió en la guerra de Granada hacia 1488, y nieto de Juan Sánchez de Barriga
Nuño de Abengozar, hidalgo de 69 años
Miguel López Cantero, hombre pechero, vecino de San Clemente, 60 años (año 1561)

ARCHIVO DE LA CHANCILLERIA DE GRANADA. Hidalguías. Ejecutoria de Hidalguía de Diego de Ortega, vecino de El Cañavate. 1667, Signatura antigua. 304-530-1

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