El corregimiento de las diecisiete villas (fotografía: Jesús Pinedo)


Imagen del poder municipal

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EL CORREGIMIENTO DE LAS DIECISIETE VILLAS EN LA EDAD MODERNA (foto: Jesús Pinedo)
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miércoles, 16 de agosto de 2023

ANTÓN GORRI DE ESCORZA

 Antón Gorri de Escorza emplaza al concejo de San Clemente ante la Chancillería de Granada para que reconozca su condición hidalga

(En la tradición de canteros vascos)

20 de agosto de 1561


ACHGR, HIDALGUÍAS, sign. ant. 304-587-118

martes, 14 de febrero de 2023

Cavareda, Juan de (vecino de La Alberca)

 El dos de junio de 1532, el teniente de alguacil de La Alberca Alonso López de Víllora, junto al jurado Francisco de Chaves, procedían a embargar una azuela a Juan de Cavareda por negarse al reparto de pechos en su persona, como hidalgo que era.

Juan de Cavareda era hijo de Martín de Cavareda y nieto de Juan de Llasuso, todos ellos del lugar de Cavareda. Cavareda estaba en el valle de Arcentales. El abuelo Juan de Llasuso casócon María de Llasuso. Su hijo Martín de Cavareda casó con Catalina de Alisedo.


ACHGR, HIDALGUÍAS, 304-571-5

Concejo de La Alberca de 12 de octubre de 1539

Pedro de Montoya y Juan Gallego, alcaldes ordinarios

Cristóbal Martínez alguacil

Gil López Gallego, Antonio Rosillo, García Martínez de Andrés Martínez, regidores

Seis diputados: Francisco Martínez Grande, Peresteban,, Sancho Sánchez, Pedro Sánchez de Rus, Alonso de Cuenca, Francisco López,

sábado, 24 de diciembre de 2022

Sobre los canteros vascos

 UNA BREVE RELACIÓN DE CANTEROS VASCOS O A LA BÚSQUEDA DE LOS AUTORES DE LA IGLESIA FRANCISCANA DE NUESTRA SEÑORA DE GRACIA DE SAN CLEMENTE

Mota del Cuervo era lugar de asentamiento de canteros. Hemos hablado de Pedro López de Chavarrieta y los canteros procedentes del valle de Ispaster. La casa de Urneta (actual Urnieta) era dependiente del lugar de Lequerica, donde había ocho casas solariegas más e incluida en la anteiglesia de Nava Ruiz (hoy Nabarniz), salieron varios maestros canteros hacia la Mancha de Aragón. En Mota del Cuervo se asentó Machín de Lequerica (o Martín Sanchez de Urneta) y un primo de Fernando Uribarri. Este Fernando de Uribarri había ido hasta Mota del Cuervo, hacia 1510, para visitar a un primo suyo que vivía allí, y que coincidió en el tiempo con Machín de Lequerica. Machín Lequerica, como hemos dicho, sabemos que labró piedra tanto en Mota del Cuervo como en San Clemente, donde moriría, tal vez en la década de 1520 o en la década de 1530, ¿quizás en el ejercicio de su oficio en Santa María de Gracia?. Otras de las casas solariegas de Lequerica era la de los Arteaga, de donde salió hacia Calahorra Juan de Arteaga a labrar la piedra y la de los Zabala, de donde salió el maestro cantero Pedro de Zabala, que fue a ejercer el oficio en Vélez, donde era conocido por Veléndez, y los últimos de los que tenemos datos son los hermanos canteros, Oma (aunque los testigos de la época integran la casa de Oma en la anteiglesia de Cortezubi), Pedro y Martín, el primero actúa en San Clemente y el segundo en Belmonte.
En cualquier casa hubo lo que hoy llamaríamos un efecto llamada o de contagio; a la salida de los primeros canteros siguieron los de sus vecinos. Así lo demuestra la proximidad de las anteiglesias de Nabarniz, Kortezubi e Ispaster. Tal vez los primeros que salieran de tierras vascas, fueron los Oma. Nuestra hipótesis es que perfeccionaron su formación de canteros en la catedral de Burgos (en fin, todo es cuestión e datar un documento, que solo conozco por la comunicación de una técnica de archivo, pero que creo que es anterior cien años a lo que se me dice, pues hablamos de una copia posterior). Los Oma, como tantos otros, participarían en la fase final de la guerra de Granada, como soldados, y acabada la guerra, en 1492, los vemos en esa década obrando en la iglesia de Jumilla, para pasar a tierras de Alarcón posteriormente y asentarse, en el caso de Pedro, en San Clemente.
Una segunda ola se produce hacia 1500-1508, posiblemente coincidiendo con el cataclismo y desestructuración de la peste de ese año, que coincidiría con la llegada a Mota del Cuervo de varios canteros desde las feligresías de Ispaster, los Chavarrieta, y Nabarniz, los Urneta de Lequerica y los Uribarri también de Lequerica, que probablemente se trasladaran luego a Granada a trabajar con Siloé (El único maestro cantero que hemos localizado con el apellido Uribarri es Sancho Huribarri que labra piezas para la catedral de Granada en 1531). En relación con este segundo momento, vemos la llegada a la Mancha de la familia Albiz (Pedro de Albiz de la mano de su tío Juan, que no hermano), que trabajan en Alarcón y La Roda, antes de asentarse en Cuenca, dada la proximidad a Ispaster y Nabarniz, de Mendata y la casa de Albiz, en la comarca de Busturia. También de esta zona viene otra saga de canteros que interviene en el sur de Cuenca desde comienzos de siglo: son los Legarra, que llegaron por estas fechas con Sancho de Legarra (posiblemente sea su hijo el que nos aparece mediado el siglo obrando en la iglesia de Santiago de San Clemente), que venía acompañado de un hijo de Juan Ruiz de Guizaburuaga; ambos eran procedentes de Aulestia. Las poblaciones de esta comarca estaban sometidas al fuero de Busturia, a la justicia del alcalde de Garnica y participaban en las Juntas Generales de Vizcaya.
Una tercera ola de canteros llega desde el valle de Errezil (o Regil o Arregil), algo más distante del núcleo anterior. El primero que llega es Domingo de Arregil, que había perfeccionado el oficio en tierras de Navarra y Logroño. Domingo había llegado con Juan de Iraola y habían labrado la piedra en Barchín del Hoyo. Serían el reclamo para la llegada de otros canteros que luego adquieren notoriedad en otros lugares de Cuenca como maese Hereceta, el más conocido Pedro de Loyde o Loidi y los hijos de los citados Arregil o Iraola.

sábado, 2 de noviembre de 2019

Canteros vascos en tierras de Cuenca


De Errezil, en la provincia de Guipúzcoa, un lugar repartido de caseríos, apartados los unos de los otros, por entonces, habían salido varios canteros vascos hacia tierras de Cuenca a comienzos del quinientos. Maestre Pedro de Hereceta era uno de ellos, natural de Errezil, reconocía haber trabajado en el condado de Buendía en el periodo que va de 1525 a 1535, aunque antes lo había hecho en el Marquesado de Villena. En esta última tierra había coincidido con otro cantero de su pueblo: Domingo de Arregil o Regil, apellido tomado de la vasquización del lugar de origen. Domingo de Arregil, había salido con quince años de su tierra para recalar primero en la ciudad de Cuenca y luego asentarse en Barchín del Hoyo, donde había casado con Juana Gómez hacia 1517. Domingo de Arregil había nacido hacia 1490 y muerto de mediana edad, poco después de 1530. Era hijo de Juan Martín de Tejería, con casa solar en Errezil, y de Marina de Zarma. 

De la actividad cantera de Domingo Arregil sabemos pocas cosas; una de ellas es que había formado compañía con otro cantero de su lugar de origen Pedro de Loyde. Juntos habían trabajado por el sur de Cuenca; a comienzos de la década de los treinta, poco después de la muerte de Domingo de Arregil, parece que la actividad de Pedro de Loyde, el citado maese Hereceta o el hijo de Domingo de Arregil, del mismo nombre, se había trasladado al condado de Buendía. Arregil y Loyde personificaban dos formas de vida; si Arregil había roto con su tierra de origen y se había asentado en Barchín, Loyde anduvo yendo y viniendo, durante treinta años, desde Guipúzcoa a tierras de Cuenca para ejercer su oficio de cantero en diversas obras. Un caso similar al de Pedro de Loyde, trabajando a temporadas en los pueblos del Marquesado de Villena era el de Martín de Iraola o el de Rafael de Regil, que alternaba las estancias como cantero en el convento de Uclés con otras de descanso en su tierra natal de Errezil.

Creemos que estos canteros vasco nacían con el don natural para el ejercicio del oficio, pero no es así. Domingo de Arregil, tras dejar la casa de su padre a comienzos del quinientos con quince años, había aprendido el oficio de cantería durante cinco años en Logroño y Navarra, para pasar con veinte años a tierras de Cuenca. Su llegada había acaecido hacia 1511, en compañía del mencionado Juan de Iraola, cantero paisano de Errezil.

La salida de los primeros canteros de Errezil había abierto el camino a sus habitantes hacia la provincia de Cuenca. Martín de Aguirre, de treinta y cinco años, andaba por el convento de Uclés a mediados de la década de los treinta; desde hacía una veintena de años andaba de pueblo en pueblo por las tierras conquenses del Marquesado de Villena ejerciendo de cantero. En Barchín del Hoyo había pasado medio año trabajando con Domingo de Arregil y coincidiendo con el momento de su matrimonio con Juana Gómez. Aunque para Martín de Aguirre, su paso por Barchín era una de tantos trabajos en su obrar itinerante, los viejos lazos del lugar de origen, movieron a llevarse consigo a Uclés al hijo mayor de Domingo Arregil, una vez muerto, para enseñarle el oficio de cantero; al parecer sirvió de intermediario para acoger el mancebo de manos de su madre, otro cantero pariente de la familia y llamado Rafael de Regil. Al igual que su padre y que Martín de Aguirre, Domingo Arregil, hijo, o Gómez (pues los hijos tomarían el oficio de la madre), se iniciaba con quince años como cantero; dos años despúes, ya ejercía de tal en Buendía.

Desconocemos qué edificio levantaban los vascos en Barchín, pero no cabe duda que allá por el año 1517 coincidieron varios de ellos durante unos meses. Los vascos formaban cuadrillas familiares o convecinos de un mismo lugar e itinerantes que trabajaban a iguala, a destajo diríamos hoy. Domingo de Arregil formaba compañía con Pedro de Loyde; Martín de Iraola formaba compañía propia con su hermano Juanes de Iraola, ambos había estado también en Barchín ese año de 1517 por espacio de cuatro meses, labrando la piedra y presentes en las bodas de su paisano Domingo Arregil.

Domingo de Arregil tomó residencia definitiva en Barchín del Hoyo, al parecer por un matrimonio forzado, tras el embarazo de Juana Gómez. Hizo valer su condición de hidalgo para no ser enrolado, cuando la villa tuvo que destinar doce o trece peones para la guerra de Navarra de 1521, aunque no lo consiguió y tuvo que marchar hacia la guerra en mayo de aquel año. Sí que aprovechó el guipuzcoano la aventura militar para recalar en su tierra y allí hacer cierta probanza de testigos que diera fe de su hidalguía.


La sentencia reconociendo la hidalguía a los hijos de Domingo Arregil: Domingo, Pedro y Juan Martín es de 17 de noviembre de 1535. La ejecutoria de hidalguía es de 17 de agosto de 1537.



Probanza de 1535

Maestre Pedro de Hereceta, vizcaíno, cantero, vecino de Errezil en la provincia de Guipúzcoa, 64 o 65 años
Pedro de Loyde, vecino de Errezil, hidalgo de 50 años
Martín de Iraola, vecino de Errezil, hidalgo de 46 años
Juanes de Iraola, vecino de Errezil, hidalgo de 52 años
Martín Jiménez, vecino de Barchín, pechero de 38 años
Juan Martínez, vecino de Barchín, pechero de 25 o 26 años
Rafael de Regil, vecino de Errezil, hidalgo de cuarenta años


AChGr. HIDALGUÍAS. Juana Gómez y sus hijos menores. 1537

domingo, 19 de mayo de 2019

La pobreza de un cantero llamado Juanes de Chavarría


No todos los canteros vascos acababan su días acumulando grandes fortunas, ni sus familias daban el paso de canteros a terratenientes. Sabemos del caso de Juanes de Chavarría, confundido en el parecido de apellidos con maese Pedro de Chavarrieta. Hacia 1537 tenía establecida su casa en la villa de Almagro, donde seguía ejerciendo el oficio de cantero. Esta vez, por un salario de dos reales diarios por su trabajo para el hospital de la villa. No se le conocían propiedades raíces ni muebles, tan solo los vestidos que llevaba puestos. El hecho de emplearse a jornal era un oprobio para un cantero vasco, que solían trabajar en régimen de iguala. Juanes de Chavarría vivía por entonces de alquiler en casa de Diego Hernández.



Pero la pobreza era la propia del cantero que cambiaba de lugar en busca de trabajo con qué ocupar su oficio. El sabía de su ascendencia vasca, que pretendía hidalga, pero para sus convecinos de Almagro era un cantero llegado hacía poco tiempo a vsar de su ofiçio y no saben quién es ny de dónde. Más que su pobreza, su problema era la falta de adaptación de un recién llegado a Almagro, rechazado por el concejo para ser avecindado como hidalgo y que despertaba el recelo de otros canteros como Bastián Lucas. Recursos debía tener, aunque no viviera sus mejores momentos, pues su causa de hidalguía la defendía en Granada su procurador Miguel Carrillo un seis de abril de 1538 conseguía una primera sentencia de la Chancillería de Granada., confirmada el trece de julio de 1540. Juanes de Chavarría lo tenía en su mano, pero fue incapaz de pagar la ejecutoria de hidalguía por falta de recursos.

ARCHIVO DE CHANCILLERÍA DE GRANADA, HIDALGUÍAS, Sig. antigua, 303-352-19

sábado, 11 de mayo de 2019

Pedro de Albiz, procedencia del cantero conquense



PEDRO DE ALBIZ MARTÍNEZ DE BOLUCUA BEASCOECHEA


Juanes de Zulaeta, cantero vasco de más de sesenta años en 1540, conocía desde 1510 a Pedro Albiz. Habían trabajado juntos en La Roda y Alarcón, hasta que Pedro de Albiz, en 1524, se mudó a la ciudad de Cuenca, donde casó con Catalina López. Pedro de Albiz era el hermano menor de la familia, condenado a abandonar la casa solar de Albiz, en la merindad de Busturia, que heredó su hermano Martín. Era nieto de Pedro Martínez de Bulucua, de la casa solar de este nombre, casado con Elvira de Albiz, que aportó la casa solar de Beascoechea en la anteiglesia de Magdalena de Albiz, que pasaría al hijo Martín Martínez, casado con Elvira de Olabe y padre de nuestro protagonista. En la casa de Vizcaya estaban puestas las insignias de las armas de Albiz, que eran unas bandas a manera de barras, en número de cuatro o cinco, a decir del cura de Mendata.

Pedro Albiz había llegado a la Mancha con la cuadrilla de canteros de su tío, apenas si tenía dieciséis años y ejercía de aprendiz en la cuadrilla familiar. Aún regresó a su tierra, pero marcharía de nuevo a Cuenca para no volver jamás. La ejecutoria de hidalguía es de 20 de agosto de 1540. De su actividad como cantero en Alarcón y La Roda poco sabemos; en el tránsito del seiscientos los Albiz nos aparecen como escribanos.

La llegada de Pedro a La Mancha fue de mano de su tío, cuyo nombre desconocemos, y de otro hermano llamado Juan de Albiz, según Rokiski. Aunque es posible que ROKISKI  yerre y este Juan que toma por hermano sea el tío, pues los testigos en Vizcaya, no mencionan a hermano alguno en su llegada a La Mancha. Juan se estableció en La Roda, primero y luego en Minaya, casando con Cecilia Cabañero, vecina de esa villa. Su hijo Martín, que continuó con el oficio de cantero se establecería en El Provencio, donde casó con Isabel Carnicero, vecina de esa villa. A estos Albiz, a diferencia de los conquenses, se les negó la hidalguía.

Sobre la actividad cantera de estos vascos contamos con el estudio de ROKISKI, especialmente para el caso de Pedro, y su intervención, entre otras, en el convento de San Pablo de Cuenca ciudad, y la sugerencia de TALAVERA SOTOCA, a falta de pruebas documentales, de la intervención de Juan como maestro y Pedro como aprendiz en la iglesia de El Salvador de La Roda, tras su llegada de Vascongandas hacia 1510. Pero los inicios de estos canteros vascos se nos queda en la penumbra, así como su intervención en los edificios de Alarcón y la intervención de Juan y su hijo Martín en la iglesia de El Provencio, en sus inicios. Otro tanto, ocurre con las citadas influencias de de Pedro Albiz en la obra de Juan de Andute y su intervención en la iglesia de San Clemente. ¿O deberíamos hablar de Juan de Mendata (y no de Andute; San Miguel de Mendata era la iglesia de la que dependía el lugar de Albiz), en cuyo caso estaríamos ante un miembro más de la familia, que no sería otro que Juan de Albiz.



AChGr. HIDALGUÍAS, signatura antigua: 301-14-12 y 303-349-50
ROKISKI LAZARO, Mª Luz: Arquitectura del siglo XVI en Cuenca. Diputación de Cuenca. 1985. pp. 96 y ss.
TALAVERA SOTOCA, José: La iglesia de El Salvador de La Roda de Albacete. IEA. 2015

domingo, 3 de junio de 2018

Pedro López de Chavarrieta, cantero e hidalgo



Armas de los Chavarrieta  en la calle Don Andrés 4,  de Motilla del Palancar.
Y en la primer foja (de la ejecutoria de hidalguía) las armas de los dichos que son un escudo con su zelada y en él en campo azul un árbol y al pie dél en campo berde dos lobos con dos corderos en las bocas ensangrentadas y seis leones por orla en campo leonado
Foto de Sebastián Hernández de Luján

(Mi agradecimiento a Sebastián Hernández de Luján y a Santi Granero, por sus sugerencias y aportaciones)




Juan Pérez de Chabarrieta, vecino de El Peral, era hijo de Pedro López de Chavarrieta, nieto de Sancho López de Chavarrieta y biznieto de Sancho López de Elejalde. La procedencia de su linaje, en  la casa solariega de Elejalde, en la anteiglesia de Izpazter (o Ispaster), en la merindad de Busturia.
de la casa de Elexalde que es una casa solar antigua ynfazonazgo
Los vecinos de Vizcaya se dividían entre los que vivían en casas solariegas infazonadas, hidalgos, y aquellos otros de las casas labradoriegas, y los advenedizos (o benedizos), venidos de fuera. Estos dos últimos grupos tenían la condición de pecheros. Lo de solar infanzonado no era cosa baladí, pues la diferencia entre solares infanzonados y no infanzonados venía porque antiguamente en los llamamientos de los reyes para la guerra, a los miembros de las casas solares que no habían acudido a los llamamientos se les obligó a pagar un tributo, a pesar de su condición hidalga

Sancho López de Elejalde estaba casado con María Ortín. Su hijo Sancho Pérez de Chavarrieta casó con Marina Pérez de Chavarrieta. Sancho, hijo, murió en circunstancias desconocidas camino de Bretaña, antes de que lo hiciera su padre, Sancho de Elejalde, que le sobrevivió hasta 1500. La temprana muerte de Sancho hijo marcaría el devenir de la familia. Por los testimonios se deduce el papel protagonista de Marina Pérez de Chavarrieta en mantener la cohesión del hogar familiar y la aportación del apellido a la familia. Este cambio de apellido de la familia, respondía a una tradición vasca, que recogía el testigo Pedro de Aguirre, un anciano de 85 años
que muchos hijos de casas ynfançonadas semejantes que la de Elexalde han casado con otras casas tanbién ynfançonadas e prinçopales e luego que se casan e pasan a las tales casas que ansí les dan en el dicho casamiento toman el nonbre de la tal casa donde hansí han casado e dexan el nonbre de la casa donde dependen como lo hizo Sancho de Echebarrrieta abuelo del que litiga que dependiendo de la casa de Elexalde en casando en la casa de Echebarrieta tomó el dicho nonbre y dexó el de Elxalde donde dependía

Las probanzas de testigos se llevaron a cabo en Lequeitio, en marzo de 1564. Los testigos nos muestran que estamos ante una familia de canteros que se desplazaron hasta tierras de la Mancha. El que dio el paso fue Pedro López de Chavarrieta, que hacia 1501 abandonó su tierra natal y junto a un hermano de Martín Abad de Elejalde se dirigió a Aragón (del paso por estas tierras no sabemos nada) a ejercer el oficio de cantero y desde allí pasó a Mota del Cuervo en la Mancha. Un testigo, Ochoa de Irezagui, localiza a nuestro protagonista en 1501 en la localidad de Ocaña, reconociendo ya su vecindad en Mota. En la casa solar se quedó el hermano mayor, Juan. Pedro casaría en Mota del Cuervo con Elvira Sánchez de Manjavacas, con sus hijos formaría cuadrilla de canteros; a la familia se sumarían otros canteros de la anteiglesia y comarca de Izpaster. Pedro López Chavarrieta murió hacia 1534, fecha tomada desde la imprecisión de los testimonios orales. Había llegado a Mota del Cuervo treinta años antes. Una vez asentado en Mota del Cuervo, otros vascos acudieron a su taller a aprender el oficio de cantería; entre ellos, un sobrino, hijo de su hermano Juan,  y un vecino de Izpazter llamado Juan Pérez de Solate.

Lo que es evidente es que con el cambio de siglo hubo una diáspora de canteros vascos hacia la Mancha por las nuevas posibilidades que ofrecía una tierra en expansión
conoçió agora sesenta e çinco años siendo moço en la anteyglesia de Yzpazter en casa de Marina de Chebarrieta su madre e después se ausentó o fue para Castilla donde a muchos vezinos canteros de la dicha anteyglesia que yban a trabajar a la Mancha

Iglesia de San Miguel Arcángel de Mota del Cuervo

Estos canteros, vecinos de Izpazter, se reunieron en torno a Pedro López de Chavarrieta, en Mota del Cuervo, que por entonces tenía fama que hera uno de los mejores ofiçiales de la comarca. Pedro López de Chavarrieta era reconocido maestro de cantería, que reunió en torno a sí a muchos de sus paisanos de Izpazter. Su labor constructiva se desarrolló entre Mota del Cuervo y Albacete. En Mota del Cuervo intervino en la construcción de varias de las capillas de la iglesia parroquial de Mota del Cuervo desde 1507 y posteriormente, veinte años después, continuaría su actividad como maestro mayor en la fábrica de la iglesia de San Juan de Albacete. Ese maese Pedro, que algunos otros han interpretado como maese Pérez (tal vez, porque este sea Hortín Pérez, ¿el hermano del clérigo Martín Abad de Elejalde?), es sin duda el maese Pedro, que nos aparece en la información de testigos de la probanza de su hidalguía. Así nos lo resumía Pedro de Caicedo, un vecino de Mota del Cuervo en 1563
que el susdicho estuvo en la dicha villa de la Mota travajando en su ofiçio de cantero en hazer çiertas capyllas de la yglesia de la dicha villa de la Mota travajando en su ofiçio que aqueste testigo le enpeçó a conoçer tienpo de çinquenta e seys años poco más o menos e lo conoçió del dicho tienpo que dicho tiene a esta parte bibir e morar en la dicha villa de la Mota donde el susodicho se casó con su muger Elvira Sánchez de Manjavacas y casado con la susodicha y con su casa poblada y bienes y hazienda con el el dicho Pero López de Chavarrieta en la villa de la Mota hasta tanto que el susodicho se fue a bibir a la villa de Albaçete porque tomó allí a hazer çierta obra en la yglesia della donde el susodicho murió y aunque el susodicho se fue a la dicha villa de Albaçete dexó sus bienes e hazienda en la dicha villa de la Mota donde casó y después de muerto el dicho Pero López de Chavarrieta la dicha Elvira Sánchez de Manjavacas su muger se volvió a bibir a la dicha villa de la Mota donde tenía su casa e bienes e hazienda

Pedro López de Chavarrieta casaría con Elvira Sánchez de Manjavacas. El oficiante de la ceremonia fue un clérigo llamado Tristán el feo.  Entre sus vecinos de Mota del Cuervo era conocido como maese Pedro de Chavarrieta, porque hera maeso de cantería. Maese Pedro tuvo una muerte desgraciada, tal como nos contaba Alonso Hernández de Santa María, vecino de Mota del Cuervo, al sufrir una caída en altura durante la construcción de la iglesia de San Juan de Albacete: que el dicho Pero López de Chavarrieta cayó de la obra que hazía en la dicha villa de Albaçete e que allí murió.  Tal vez el año de la muerte se puede retrasar hasta 1537, fecha en la que un testigo llamado Cristóbal López el viejo nos dice que el matrimonio Chavarrieta vivía en Albacete (hace veintisiete años, nos dice). El mismo testimonio nos dice que Pedro López de Chavarrieta vivió por tiempo de veinte años en Mota del Cuervo. Es decir, entre 1525 y 1530, maese Pedro marchó a Albacete a la obra de la iglesia de San Juan. Si hay que dar veracidad a los testimonios estaríamos hablando de las proximidades de los años 1526 o 1527. Así durante siete o diez años maese Pedro participó en la construcción de la iglesia albaceteña. Las fechas las ponemos en cuarentena, pues aunque el expediente es muy ilegible por haber traspasado el papel las tintas ferrogálicas, leemos bien la fecha de los testimonios, pero tenemos dudas con la precisión de los testigos. En cualquier caso las probanzas comenzaron el once de diciembre de 1563 en El Peral y luego continuaron en Mota del Cuervo el día quince. Los estudios de Aurelio PRETEL sobre la iglesia de San Juan de Albacete nos ayudan a concretar las fechas de la presencia del maestro Pedro Chavarrieta, a la par que a despejar sus dudas (1). PRETEL da por buena para la muerte de Pedro López Chavarrieta (apellido que creemos que confunde con el de Chavarría) la fecha de 1537, de acuerdo con los libramientos hechos a la mujer y herederos de maese Pedro por los concejos de Albacete y Mota del Cuervo (este última aportado por ROKISKI), aunque el libramiento que se aporta de 1536, y que parece finiquitar el trabajo de los años 1533 y 1534, nos hace dudar si la fecha de la muerte es este último año. Las dudas nacen de las divergencias entre los testigos, aunque el que parece hablar con más seguridad es Cristóbal el viejo, que fija la fecha en 1537. Sí es así, 1537 sería el año en el que la viuda María Sánchez de Manjavacas, decide volver a su pueblo natal y finiquitar las cantidades adeudadas a su marido difunto. En cuanto a la llegada de Pedro Chavarrieta a Albacete, PRETEL quiere ver su presencia antes del año 1524, para reconocer la ausencia del maestro en el año siguiente, consideramos que es más acertado el año 1526 como año de la presencia de Pedro López de Chavarrieta (que no Chavarría) en Albacete como maestro mayor de obras. Allí, establecerá su casa durante una década, a decir de los testigos, de forma continuada

Catedral de San Juan de Albacete
Foto: Miguel Ángel Clemente


La llegada de Pedro López de Chavarrieta a Mota de Cuervo fue vista con recelo. Desconfianza que aumentó, cuando casó con su mujer. En el pueblo se vio mal que la moza fuera dada en matrimonio a un forastero, en el que la hidalguía por aquel entonces debía pesar poco en su buen nombre
que al tienpo que el dicho Pero López de Chavarrieta se casó con la dicha Elvira Sánchez de Manjavacas su muger se dezía entre los vezinos de la dicha villa que cómo syendo honbre tan onrrado Pero Sánchez de Manjavacas padre de la dicha Elvira Sánchez de Manjavacas avía casado su hija con honbre forastero pudiendo casalla con los honbres más onrrados de la villa
El hijo mayor fue Pedro López de Chavarrieta, del mismo nombre que su padre; el menor, Juan Pérez de Chavarrieta, que nació y se crió, al igual que el mayor, en Mota de Cuervo. Debió nacer entre 1520 y 1525. Hacia finales de la década de 1550 marchó a El Peral. Moriría en El Peral en 1579. Aunque los Chavarrieta obtuvieron sentencia favorable de hidalguía de la Chancillería de Granada el 27 de mayo de 1569, el pleito seguía latente a su muerte y fue continuado por su hijo Pedro Chavarrieta. Por la nueva probanza de su hijo Pedro en 1597, conocemos algunos datos de la vida de Juan Pérez Chavarrieta. Antes de llegar a El Peral, había pasado por La Roda, donde había casado con María Alarcón de la Serna, hija de Juan de la Serna. Uno de los testigos más fiables era Domingo de Luján, pariente de los Chavarrieta por parte de María de la Serna, que reconocía cómo el matrimonio había vivido veinte años en El Peral y daba fe del enterramiento de Juan Pérez de Chavarrieta en la iglesia de Nuestra Señora de El Peral. Su hijo Pedro obtendría nueva sentencia de hidalguía de 24 de octubre de 1603, confirmada el 25 de mayo de 1604. La definitiva carta ejecutoria tiene fecha de 17 de septiembre de 1604.

Sentencia de hidalguía de Juan Pérez Chavarrieta, 27 mayo 1569. AChGr. Hidalguías. Signatura antigua: 304-546-7. 



Probanza de 1 de marzo de 1564 en Izpazter


Martín Abad de Elejalde, clerigo de Lequeitio, hidalgo 78 años
Juan Pérez de Solate, vecino de la anteiglesia de Izpazter , hidalgo 68 años
Juan Martínez de Larrinaga, de Izpazter, hidalgo de 82 años
Pedro de Aguirre de Izpazter, 85 años
Juan de Cortazar, Mayor de Días, de Izpazter, hidalgo de 78 años
Juan Pérez de Arana de Izpazter, 80 años
Ochoa de Irezagui de Izpazter, hidalgo de 60 años
Hernando de Aboytiz, Izpazter, hidalgo de más de setenta años

(1) PRETEL MARÍN Aurelio: Arquitectura y sociedad en el Renacimiento. Documentos inéditos sobre la construcción y ruina de San Juan de Albacete (1515-1545). Ed. COACM y Ateneo albacetense. Albacete. 2015


ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Probanzas en Izpazter y Lequeitio, marzo de 1564.   Signatura antigua: 303-376-12
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Signatura antigua: 304-546-7. Continuación del pleito por Pedro, hijo de Juan Pérez Chavarrieta, 1597-1603
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Autos en la Chancilería de Valladolid para las probanzas en el señorío de Vizcaya.  Signatura antigua, 303-378-13
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Probanzas en El Peral y en Mota del Cuervo, diciembre de 1563. Signatura antigua: 303-347-6.
ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA. Ejecutoria a favor de Pedro Chavarrieta de 1604,  Signatura antigua: 301-97-32. Incluye probanzas de El Peral de 1597

miércoles, 23 de agosto de 2017

Los Oma, canteros vascos, y el San Clemente de comienzos del quinientos

Casa palacio de Oma
No fue don Pedro de Oma quien inició el pleito un 28 de febrero de 1531 ante la Chancillería de Granada por ver reconocida su hidalguía, fue el propio concejo de San Clemente quien se presentó ante el alto tribunal, cansado de ver cómo un conjunto de hidalgos venidos de tierras lejanas de la villa, a comienzos del quinientos, había dejado de pechar rentas reales o concejiles, se negaban a alojar soldados en sus casas y se presentaban con cédulas de refacción en las carnicerías para librarse del pago de la sisa.

Eran los llamados hidalgos en posesión, su nobleza les venía de tiempo inmemorial, la habían disfrutado sus padres y abuelos, pero el concejo sanclementino parecía dispuesto a molestar el derecho libre y quito de estos hidalgos al disfrute de su condición. Ahora, desde 1526, en tiempo de señorío sobre la villa de la emperatriz Isabel, los hidalgos habían sacado pecho. Ya no se trataba de aquellos hidalgos de la vecina Vara de Rey o los caballeros de la fortaleza de Alarcón que pelearon su hidalguía con el concejo sanclementino nada más acabar las guerras del Marquesado; a la altura de de la década de los veinte y los treinta, los que exigían su hidalguía era un nuevo estrato social que, llegados a la villa a comienzos del siglo en busca de las oportunidades que les negaban sus tierras de origen, habían hecho fortuna. Esa fortuna la habían conseguido ejerciendo trabajos viles y mecánicos; pero conseguida, sus propietarios exigían el correspondiente reconocimiento social. Entre esos extranjeros a aspirantes a hidalgos estaban los Herreros, procedentes de Segovia, los de la Fuente, de Zamora, los Ruiz de Villamediana, de Tierra de Campos, y sobre todo, los vizcaínos. Los vascos eran hombres habilidosos en el trabajo de los metales y de la piedra e imprescindibles en una villa que levantaba sus edificios civiles y religiosos, embelleciendo lo que hasta ahora era simple pueblo de labriegos. Los primeros apellidos vascos, Oma o Garnica, un maestro cantero y un soldado, comenzaron a aparecer a comienzos de siglo, pero pronto les siguieron otros en una sucesión sin fin: Orbea de Mondragón, Meztraitua, Legarra, Andute, Orzollo, Zalbide, ... y otros maestros de cantería que darían continuidad a la presencia vasca en estas tierras.

No tardó en responder don Pedro de Oma a la demanda del concejo de San Clemente de 1531, mandando procurador a la Chancillería de Granada a defender sus derechos. Su razonamiento era simple: estaba en posesión de hidalgo, como su padre y su abuelo, desde hacía veinte, treinta, cuarenta, cincuenta años y más, disfrutando las franquezas y preeminencias de tal hidalguía, siempre habían sido exentos de pechar y su familia había servido al rey en las guerras. Pidió ser considerado como hidalgo notorio e devengar quinientos sueldos según fuero de España, e que le fuesen guardadas las preuinencias e ecepciones que a los hombres hijosdalgo de los nuestros reynos se guardauan.

Aparte de su palabra, don Pedro de Oma aportó el testimonio personas ancianas que ratificaban su declaración, tanto en la villa de San Clemente como en tierras vascas. Eso implicaba que entenderían en el litigio dos tribunales. La Chancillería de Granada para el examen de testigos de aquende los puertos, enviándose al escribano Alonso de Cáceres a la villa de San Clemente a recibir los testimonios, y la Chancillería de Valladolid, para recibir testimonios de allende los puertos, allá en Vizcaya. Desgraciadamente, la villa de San Clemente no presentó probanzas de testigos contrarios, quedándonos oculto el pasado de don Pedro de Oma como cantero, que para nosotros tiene más interés que su naturaleza hidalga.

De los testimonios presentados por don Pedro de Oma en la villa de San Clemente, la ejecutoria sólo recoge dos: el del escribano Ruiz del Castillo y el del hidalgo Antonio Rosillo. Quizás el valor de ambos testimonios radica en que emanan de dos apellidos que habían mantenido fuertes diferencias a comienzos de siglo. En 1500, Juan López Rosillo, el reductor del Marquesado y posiblemente padre de Antonio, se opuso infructuosamente a que se concediera una escribanía del número de la villa de San Clemente a Alvar Ruiz del Castillo, que ya venía ejerciendo como escribano del ayuntamiento, aunque a decir de Juan Rosillo, actuando como un tirano y llevando derechos superiores a los fijados por el arancel. Juan Rosillo se quedó solo en las acusaciones al escribano, que contó con el apoyo del resto de oficiales y obtuvo del Consejo Real el título escribano del número el 27 de octubre.

Traemos a colación a estos dos personajes porque son un ejemplo de San Clemente a principios de siglo, cuando el vizcaíno Pedro de Oma llegó a la villa. Un pueblo que apenas si llegaba a los doscientos vecinos y se quedaba lejos de los mil habitantes, incapaz todavía de dar ese salto cualitativo que dará en el cambio de la centuria. Pero San Clemente no es sólo la villa sino también sus aldeas, la principal Vara de Rey, pero asimismo Sisante, Pozoamargo, Perona o Villar de Cantos. Salvo Vara de Rey son núcleos de escasa población, pero caso de la propia Vara, Perona o Villar de Cantos tienen sus concejos propios. Pero el control de San Clemente es abrumador y la relación que mantiene con sus aldeas es de señorío. Sería injusto hablar de relación feudal y menos en una villa que, como San Clemente, era víctima de los Castillo y los señores de Minaya. Tal vez sería acertado hablar de una sensación de desgobierno en la que participaban las aldeas. Las rivalidades por el poder se tradujeron en la formación de ligas y monipodios en lucha por el control del poder local. Contribuía a esta situación las cartas de seguro otorgadas desde los años ochenta y las correspondientes licencias de armas otorgadas. La sociedad sanclementina era una sociedad armada, fundada en la fuerza. Esa estructura mafiosa de poder se hacía extensible a las aldeas, tratadas tiránicamente como simples vasallos. La situación llegó a oídos de la Corte
que vos los dichos rregidores e caualleros de la dicha villa tenéys por allegados a muchos ofiçiales e veçinos della los quales vos aguardan los días de fiestas e vos acuden en vuestras quistiones e diferençias que unos tenéys con otros e que vosotros los ayudays e favoreçéis en las suyas lo qual diz que es cabsa de muchos rruydos e escándalos e males e diferençias en la dicha villa e que muchos dexan sus ofiçios e lavores por andarse vagamundos e faziendo muchos males e que aún no contento desto diz que tenedes por allegados conçejos de la tierra de la dicha villa porque vos sirvan e presenten como sy fuesen vuestros vasallos en lo qual la dicha villa e su tierra e veçinos e moradores della son muy fatigados e dello se pueden rrecreçer muchos ynconvinientes
San Clemente parecía tener poco futuro. Ahogado en disputas internas, luchando por el reparto de la riqueza ya existente y con el único horizonte de implementar sus recursos a costa del despojo de sus aldeas sometidas a exacciones disfrazadas de dádivas y presentes. La reacción del Consejo Real fue enérgica. Se impuso el destierro de los alborotadores y se cortó de raíz el expolio de las aldeas
mandamos... que no biuieren de continua biuienda con vos como vuestros familiares e contino comensales que no sean vuestros allegados ni vos aconpañen para tal diferençias ni salgan con armas ni syn ellas a los rroydos que en la dicha villa houieren e vengan a vuestras casas a vos aconpañar en tienpo de los dichos rruydos so pena seays desterrados de la dicha villa e su tierra por un año... e paguedes cada uno tres mill mrs. por cada vez que seays desterrado de la dicha villa e su tierra por seys meses e sy no tuuiere la tal persona de pagar los dichos tres mill mrs. que le sean dados çinquenta açotes públicamente por las plaças e mercados de la dicha villa; otrosy no tengades por allegados a los dichos conçejos de la dicha tierra ni alguno dellos ni reçibáys dádivas ni presentes por las fiestas ni en otro tienpo ni de otras personas por los dichos conçejos directa ni yndirecta so las dichas penas
No sabemos si la decisión del Consejo Real dio sus frutos, pues ya llevaba varios años intentando democratizar el gobierno municipal con la creación de procuradores del común y síndicos que evitaran el gobierno monopolizado por quince familias de ricos. No hemos de negar las acciones reales en pro del bien común, pero esos años los vecinos comienzan a  adquirir una identidad grupal que les une como pueblo. Esa identidad grupal nació en primer lugar de la unidad frente a los intentos de dominio de la nobleza regional. Se defendieron los términos; en los tribunales, frente a los Pacheco de Minaya, o con las armas en la mano, frente al señor de El Provencio, don Alonso de Calatayud. Pero la villa también se sometió, hipotecando su futuro con un préstamo de 600 fanegas de trigo, bajo condiciones draconianas, otorgado por don Alonso del Castillo. La sumisión de una villa hambrienta por las malas cosechas de 1502 fue el revulsivo que actuó como acicate de unos vecinos humillados. La llegada de los observantes franciscanos un año después y la construcción del convento de Nuestra Señora de Gracia, el elemento cohesionador de esa sociedad rota y doblegada. Los proyectos comunes exigen participación en las decisiones. El pórtico sur de la iglesia de Santiago se queda pequeños para la celebración de unos concejos que son abiertos y cuentan con la participación de todos los vecinos. Ya desde comienzo de siglo se abandona el espacio sacro por otro civil para las reuniones. El abandono del lugar es simbólico, dándose la espalda a un pórtico que aparece flanqueado en su lado oeste por las tumbas de los antepasados en el cementerio y en el oeste por la casa fortificada del fundador de la villa. Parece como si la villa se liberara de las ataduras del pasado para iniciar un nuevo proyecto común, que acogerá tanto a los naturales de la villa como a los venidos de fuera, tal como se ha acogido a los franciscanos.

Es en este contexto de integración, cuando llega a la villa don Pedro de Oma, tal como lo hacen otros extraños. Era un hombre mayor, un treintañero, cuando decide residir, que no tomar vecindad, en la villa de San Clemente. Su llegada a la villa había ocurrido, a decir de los testigos que declararon en 1531, hacía veinticinco o treinta años, o sea, hacia 1505. La presencia de este vasco se dejó notar en el pueblo; según el escribano Alvar Ruiz, hablaba habla de vizcaíno, mala lengua castellana y peor vizcaína, nos dirá Cervantes, cien años después. Pedro de Oma había nacido alrededor de 1469 en las casas solares llamadas de Oma, pertenecientes a la anteiglesia de Cortézubi. Era hijo de Juan Pérez de Oma y una tal doña Gracia (tal vez apellidada Loyola) y nieto de Juan Pérez Balza y María Martínez. Todos ellos hijodalgos notorios y por tales eran tenidos, que en sus tiempos se vengaran los quinientos sueldos, que ellos e cada uno de ellos los vengaran como todos los otros fijosdalgo aunque a sus personas pusieran a todo peligro por no reciuir vergüença. Los dos hijos varones, Juan y el propio Pedro, habían abandonado la casa solar paterna en Oma. Allí había quedado una hermana, que mantenía el linaje familiar
que el dicho solar de Oma era e se llamaua solar ynfançonado e conosçido e señalado de omes fijodalgo notorio esento de pagar qualquier tributo o pecho que los otros solares que no eran ynfançonados pagauan
La diferencia entre solares infanzonados y no infanzonados venía porque antiguamente en los llamamientos de los reyes para la guerra, a los miembros de las casas solares que no habían acudido a los llamamientos se les obligó a pagar un tributo, a pesar de su condición hidalga. No ha mucho tiempo, en la última guerra de Granada, que dio fin a la Reconquista peninsular, los hermanos Oma, Juan y Pedro, habían estado presentes. Aunque para otros testigos el que había estado presente era el padre. Cosa que nosotros damos por más creíble. Pero a partir de su llegada a la Mancha se conoce muy poco de Pedro de Oma, las declaraciones de Alvar Ruiz del Castillo y de Antonio Rosillo son interesadas, su insistencia en que no pagaba pechos es continua, Alvar Ruiz fue escribano del secreto del concejo, o sea, del ayuntamiento, en el periodo que va de 1500 a 1511, y decía que por sus papeles no había pasado asiento alguno de Pedro de Oma en repartimiento alguno. Pero por noticias que tenemos de otros expedientes Pedro de Oma, aunque con residencia en la villa, donde está casado prácticamente desde su llegada, no aparece como vecino en sus inicios. En cualquier caso, sí que posteriormente procuró estar allí donde había juntamiento de hidalgos, tal era la elección de dos hidalgos para el control de los cogedores de la alcabala y sobre todo interviniendo en los años veinte en el colegio de electores de alcalde de la hermandad por los hijosdalgo, llegando a ser alcalde de la hermandad el año de 1529. A partir de aquí todo son conjeturas, que podemos asentar bien es verdad sobre datos fidedignos.

Los hermanos Pedro y Juan debieron llegar a la Mancha juntos, pero mientras Juan se asentó en Belmonte, Pedro lo hizo en San Clemente, donde casó con  Juana de Valderrama. Ambos eran maestros canteros y esa es la verdadera razón de su presencia en la Mancha. Pero antes de llegar a tierras conquenses han estado en Jumilla, villa murciana. A partir de aquí las noticias son muy aisladas. En 1514, Pedro de Oma aparece como maestro de obras de las casas de los molinos del concejo, que se están construyendo en la ribera del Júcar, lleva consigo una cuadrilla de veinte hombres. Por su declaración sabemos que es un hombre de 45 años, ocupado en la obra de los molinos en régimen de iguala con el concejo de la villa, es decir, predeterminando un precio único y fijando los periodos de pagos y finalización de los trabajos. En 1520, su hermano Juan de Oma, entonces en Belmonte, donde acaba de construir la capilla de la Inmaculada de la Colegiata, es llamado para las proseguir las obras inacabadas desde 1500 de la Iglesia de Santiago en Jumilla, y hacia 1530 aparece acompañado por su sobrino Pedro, les vemos allí los hasta el año 1537, año que muere Juan, continuando Pedro.

Hay quien quiere ver la presencia de los hermanos en Jumilla desde finales del siglo XV (2), lo cual parece bastante plausible por las citas de autores antiguos y la existencia de documentos. La presencia de los Oma se quiere ver en otros templos, pero hemos de pensar en ellos como maestros canteros sin que nunca alcanzarán un nivel superior de teóricos o tracistas, aunque Pedro de Oma nos aparece dirigiendo las obras de la nave única de la iglesia de Santiago de la villa de Jumilla, hasta que las obras se interrumpen en el cambio de centuria. La finalización de los trabajos en Murcia le obligarían a desplazarse y buscar trabajo en la villa de San Clemente. Pero todo se nos queda en la penumbra, pudiendo únicamente afirmar que la llegada y asentamiento de Pedro de Oma en San Clemente coincide con el levantamiento de la Iglesia franciscana de Nuestra Señora de Gracia, y poco más que aseverar, pues de momento tenemos un vacío documental en el período que recoge los tres primeras décadas del siglo.

Iglesia Santiago de Jumilla
Iglesia de los franciscanos San Clemente
Aunque nos movemos en el plano de las conjeturas, podemos plantear la posibilidad de que Pedro de Oma, con la experiencia adquirida en Jumilla, pudo construir la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, también de planta única, con capillas laterales o nervaduras cromadas, y que presenta similitudes con la iglesia de Santiago de Jumilla, modificada brutalmente en su planta original por la cúpula y testero ideados por Jerónimo Quijano. Pero no deja de ser una hipótesis. Otra hipótesis es si Pedro de Oma se movió únicamente en las trazas góticas o fue capaz de evolucionar como lo hizo en su estilo la iglesia franciscana.

Pedro de Oma, pudo alternar el trabajo de la iglesia franciscana con otros encargos del concejo, tenemos constatada la presencia, ya mencionada, con su cuadrilla de veinte hombres construyendo los molinos del concejo de San Clemente en el campo del Picazo, término de Sisante, desde  febrero o marzo de 1514. La villa había recaudado previamente entre sus vecinos mil escudos de oro. La construcción de la iglesia y convento de los frailes se hizo gracias a las aportaciones, limosnas, de los sanclementinos, sobre un terreno aportado por Alonso del Castillo. En 1523, se funda un nuevo convento de clarisas. Desde comienzos de siglo los oficiales del ayuntamiento se reúnen en unas casas, que aparecen ya descritas de dos plantas y con una galería superior en 1526, al llegar el representante de la Emperatriz Isabel. Intentamos decir que no hay que esperar a mediados de siglo para escuchar esa saga de canteros vascos que parecen renovar el espacio urbano que, eso sí, imponen su voluntad y tendencias al gran Vandelvira. Ya desde comienzos de siglo los Oma, Juan, en Belmonte, y Pedro, en San Clemente, y luego sus hijos, son protagonistas de una actividad edificadora, que prepara la explosión de mediados de siglo.

La apuesta de Pedro de Oma como un cantero capaz de construir algo más que molinos y complementar esta actividad con obras de mayor consideración nos viene reafirmada por documentos que nos hablan de su presencia en tierras de Villanueva de la Jara (3). Recordemos que, en 1514, San Clemente construirá los molinos llamados del Concejo (construcción que se prolongará todavía en 1525), siendo maestro de obras el cantero vasco Pedro de Oma, pero ya unos años antes, hacia 1510, después de una riada del río Júcar, había dirigido la reconstrucción de los molinos Nuevos, como el mismo reconocía en su declaración:
este testigo hizo las dichas dos paradas de molinos y sabe que la una parada está a la parte de Villanueva de la Xara tiene seys rruedas
La labor constructora de Pedro de Oma fue frenética, interviniendo también en los molinos del Batanejo, propiedad de Rodrigo Pacheco
estando este testigo haziéndoles una casa (a Rodrigo Pacheco y su mujer Mencía) una casa de cantería en el Batanejo 
Claro que Pedro de Oma, analfabeto, pues no sabía firmar, sigue siendo una incógnita. A pesar de todo, su participación en la construcción de los edificios religiosos o civiles de la comarca es una apuesta segura, tal como él nos reconoce en su declaración con motivo de un pleito entre Alonso Pacheco y la villa de Villanueva de la Jara:
dixo este testigo oyo dezir a los alcaldes y rregidores de la villa de Villanueva de la Xara estando este testigo obrando en la torre de la dicha villa que los dichos molinos rrentaban en cada un año más de seys çientas hanegas
Ayuntamiento de Villanueva de la Jara
A la izquierda, Torre del Reloj
Así, vemos  al cantero vasco edificando la Torre del Reloj que hoy flanquea por uno de sus lados al edificio renacentista del ayuntamiento. Con un basamento tal vez de una época anterior, la sobriedad de la torre quizás choca con el purismo del ayuntamiento civil, pero en la sencillez de las líneas y su tosquedad le acompaña sin desentonar. Es arriesgado adelantar el Renacimiento en estas tierras a comienzos de siglo y por supuesto erróneo intentar implicar a los vascos, muy apegados a lo antiguo, en estas nuevas formas arquitectónicas, pero que la Mancha de Montearagón vivió en los comienzos de siglo una renovación edilicia, anterior a esa otra constatada de mediados de siglo, nos es cada vez más evidente, y que los autores, aparte de autores vascos como los Oma, está por descubrir.

De lo que sí tenemos constancia, por las declaraciones de Alvar Ruiz del Castillo y Antonio Rosillo, es que Pedro de Oma se asentó y vivió regularmente en San Clemente hasta su muerte, aunque parece que volvió a Jumilla para la construcción del crucero y la cabecera de la Iglesia de Santiago, pero el concejo jumillano claudicaría ante la ruptura estilística de Quijano.

Pedro de Oma, obtendría sentencia favorable de 17 de junio de 1532, reconociendo su hidalguía, confirmada por carta ejecutoria de 3 de julio de 1535. La saga familiar de los Oma, la continuó Martín de Oma, hijo de Pedro, que casó con Juana de la Fuente. Su hijo, de nombre Antonio de Oma Zapata cambio su residencia a Belmonte, siendo reconocido como hidalgo un 19 de diciembre de 1575, como mayordomo del marqués de Escalona. Con Antonio se pierde la tradición de canteros de la familia. En Belmonte, nacería Pedro de Oma Arteaga, nacido en 1598 y que en 1626 volvió a San Clemente para dar de nuevo continuidad a la familia en esta villa.




(1) Archivo General de Simancas, RGS, LEG,  150010, 179. Prohibición a los regidores de San Clemente de tener allegados entre los vecinos y oficiales de la villa y su tierra. 1500.

(2) De Pedro de Oma, se nos dice: Arquitecto director de la fábrica de la iglesia de Santiago, de Jumilla, a fines del siglo XV.  Consta, del padrón del concejo de Jumilla, el cual lo registra, determinando de ese modo su personalidad. Y hasta consigna su salario: dos reales y medio. "Pedía tres (añade) y se le ofrecieron dos. Oma era vizcaíno, lo mismo que un hermano suyo Juan, que también figura en el padrón como "maestro de cantería" (BAQUERO ALMANSA, A. : Los profesores de las Bellas Artes murcianos. Imprenta sucesores de Nogués. Murcia. 1913
Ya en 1800, el canónigo Juan Lozano Santa sitúa a Pedro de Oma como arquitecto de la obra a fines del siglo XV y a Juan de Oma como maestro de cantería a sus órdenes (LOZANO SANTA, J.: Historia antigua y moderna de Jumilla. Manuel Muñiz. Impresor de la Marina. Murcia. 1800)

Véase un resumen de la bibliografía sobre la iglesia de Santiago de Jumilla en: 
DELICADO MARTÍNEZ, Francisco Javier: "La Iglesia mayor de Santiago apóstol, de Jumilla (Murcia)espacio arquitectónico, patrimonio artístico y liturgia (I)", Archivo de arte valenciano, nº 90, 2009, pp. 103-128

(3) ARCHIVO DE LA CHANCILLERÍA DE GRANADA (AChGr). 01RACH/ CAJA 5390, PIEZA 5. Pleito entre Alonso Pacheco y la villa de Villanueva de la Jara por la propiedad de la rueda de un molino en los Nuevos. 1525-1530

BNE, Mss. 11727, papeles genealógicos. Ejecutoria de hidalguía de Pedro de Oma, vecino de San Clemente, 1627 (h. 110-140v)


Testimonios favorables a Pedro de Oma en 1631

Marco Terléguiz, vecino de la anteiglesia de Cortézubi, 75 años
Juan Manuel de Itunendo, vecino de la anteiglesia de Gautiguiz, 85 años
Martín de Iturrieta, vecino de la anteiglesia de Santiago de Cortézubi, 77años
Juan Ochoa de Gaceaga, vecino de la anteiglesia de Santa María de Gautiguiz, 85 años
Alvar Ruiz del Castillo, escribano del concejo y del número, vecino de San Clemente, 75 años
Antonio Rosillo, natural y vecino de San Clemente, hidalgo, 67 años